Fruslerías, Otras zarandajas — 30 de abril de 2004

10 causas de muerte de un filatelista

por

cementerio

Los pesimistas calculan una cantidad de deserciones entre los filatelistas superior al número de nuevos coleccionistas. Los más optimistas niegan tal proporción. En cualquiera de los casos resultará positivo analizar las principales causas que pueden acabar con la muerte del filatelista. Para no extendernos demasiado señalaremos las diez que estadísticamente producen un número mayor de bajas.

1. MUERTE NATURAL.

blason de la muerte. HolbeinLa vida del filatelista no es eterna. La muerte natural de una colección suele producirse con el fallecimiento de su autor, aunque en algunos casos sobreviva a través de los herederos. Pero este caso no es frecuente, tras la muerte del individuo los herederos unas veces se apresuran a vender unas colecciones que nunca llegaron a entender, otras las guardan con cariño un tiempo por ser el objeto querido por la persona amada y sólo raras veces un hijo o familiar recoge la antorcha de la filatelia para continuar la colección.

2. ACCIDENTE O CIRCUNSTANCIAS SOBREVENIDAS

Existen circunstancias extraordinarias que obligan al individuo a cambios de comportamiento como, porguantánamoejemplo, el dejar de coleccionar. Son avatares de la vida que sobrevienen sin que podamos culpabilizar de la muerte del filatelista a nadie en concreto.
Un ejemplo de ello podría ser un traslado profesional a un lugar desde el que le sea imposible coleccionar, una exigencia absoluta de dedicación de recursos a un problema familiar, en casos extremos de guerra etc.
Estos accidentes son, en principio, mortales. De hecho el individuo abandona la afición a la filatelia sin pensar en poderla reanudar. Sin embargo si cesa esa circunstancia fatal, el coleccionista puede resurgir de sus cenizas cual ave fénix y, partiendo de cero, comenzar una nueva vida.

Ciencia y Caridad. Picasso 1897

3. GRAVE ENFERMEDAD

El Coleccionista es un ser vivo que precisa una correcta nutrición para estar debidamente alimentado, una cuidada higiene que le preserve de infecciones importantes y una asistencia sanitaria que le prevenga o sane posibles enfermedades. La mala nutrición, la falta de higiene y el abandono de la medicina preventiva facilitan el desarrollo de enfermedades.
Destacaremos sólo alguna de las enfermedades que pueden llegar a ser mortales llegando, en ocasiones, a diezmar la población de coleccionistas.

• Medallitis. Se trata de una inflamación del ego producida por una infección grave cuyo origen está en los virus de la egolatría y el egocentrismo. En realidad es una consecuencia del auto enamoramiento. El sujeto llega a convencerse a sí mismo de las propias virtudes hasta el punto de sentir la necesidad imperiosa de que los demás le reconozcan igual valoración, por eso ansía obtener medallas y condecoraciones. Cuantas más mejor. Participa en el mayor número de exposiciones y congresos sólo para alcanzar los mejores premios y las medallas de oro.
Esta enfermedad puede ser contagiosa cuando existe una convivencia intensa con coleccionistas infectados por este tipo de virus.
Es sintomático ver este tipo de pacientes buscar los puestos más relevantes en cualquier acto filatélico. Lo mismo que las medallas y premios a sus colecciones buscan sin el más mínimo rubor cargos directivos, figurar en las mesas presidenciales o de honor, ser tratados como invitados especiales. Se consideran personas VIP por lo que, en una exposición o acto filatélico cualquiera, les produce un insoportable escozor en todo el cuerpo recibir el mismo trato que un participante cualquiera un escozor que pronto se convierte en dolores insufribles
Tratamiento: Humildad administrada en pequeñas dosis. La administración de una dosis alta en una sola toma puede provocar un rechazo mortal, el paciente no tiene capacidad para asimilar lecciones de humildad si no es en cantidades muy reducidas).
Algunos sujetos sobrellevan la enfermedad largos años, e incluso acaban por fallecer por causas diferentes a la “medallitas”, pero se trata de individuos con una gran capacidad económica para sufragar los gastos que les ocasiona vivir sólo para cosechar medallas y premios, o personajes mediocres que se conforman con pequeñas migajas.

• Avaricia. Se trata de la infección producida por una bacteria, la ambición, con una extraordinaria resistencia a la mayoría de los fármacos. En los órganos que invade, causa unos efectos devastadores. Curiosamente se reproduce en un medio con alta concentración de éxito. La ambición crece proporcionalmente a los triunfos económicos conseguidos: cuanto más se posee más se quiere; cuanto más se gana más se necesita.
Suele ser de muy difícil cura ya que altera sustancialmente la escala de valores colocando el dinero y la riqueza en lo más alto. La cura de la enfermedad exige recomponer esa escala de valores; pero el paciente ofrece una resistencia enorme a introducir cualquier cambio.
Se trata de una enfermedad muy contagiosa debido a lo seductor que resulta el dinero y sobre todo las ganancias fáciles, de forma que individuos sanos se ven atraídos irresistiblemente por los avariciosos mientras viven momentos de éxito.
Sólo existe un remedio eficaz: educar al enfermo haciéndole ver que existen valores más importantes que la riqueza económica e intentar que los halle en la filatelia entendida como coleccionismo, estudio, arte, cultura, etc. Sin embargo se trata de un arduo y lento proceso que, por lo general, requiere un período de tiempo muy largo para completarse.
Para estos enfermos la filatelia sólo tiene una medida, el beneficio económico que les pueda reportar la adquisición y posterior venta de piezas filatélicas o colecciones. Cambiarles esa perspectiva no es fácil y precisa de un tratamiento riguroso, prolongado y constante.
El punto crítico de la enfermedad se alcanza cuando el enfermo experimenta una pérdida económica o simplemente, cuando no alcanza el beneficio económico esperado en una determinada operación. La decepción que experimenta le produce un colapso que no puede superar y que acaba conduciéndole a la muerte como coleccionista.

• Implotencia. Se trata de una enfermedad vírica generalmente contraída en el momento de nacer. Su agente es el poderoso y destructor virus de la impaciencia.
El comerciante, que debiera actuar como doctor, en este caso es el responsable de que el enfermo, en lugar de sanar acabe por fallecer. Al coleccionista que accede a la filatelia queriendo obtener una supercolección de la noche a la mañana, hay que enseñarle que “no se conquista Zamora en una hora”.
Los únicos fármacos eficaces son la paciencia y la constancia pero sólo en dosis muy bien medidas en función de cada caso concreto. El proceso de curación es lento y en él se experimentan momentos de crisis en los que parece haberse perdido todo el camino adelantado. Con constancia la curación es segura, pero requiere que en el proceso de cura se le aplique al paciente un régimen de alimentación reforzado. Una deficiente aportación de contenidos a su colección multiplicaría el efecto de su impotencia.
Si el paciente de impotencia se viera afectado por una infección como la “medallitis”, la combinación de ambos males constituye una sentencia de muerte segura y muy rápida. Se tienen noticias de algún enfermo que ha logrado sobrevivir en estas circunstancias, pero nosotros nunca hemos podido comprobarlo. En cualquier caso de confirmarse alguno de estos casos de supervivencia, se trataría de fenómenos excepcionales.

• Artrosis degenerativa. Es la degradación progresiva causada por una ingesta de alimentos de mala calidad o en cantidades excesivas. Son muchos los coleccionistas de base que han visto como sus colecciones iban derivando a una mera acumulación de cromos sin gran significación postal. El desmedido interés de las Administraciones postales en multiplicar la facturación a coleccionistas por venta de sellos, les ha conducido al olvido de que el sello debe tener una finalidad primera y primordial: el franqueo de la correspondencia. Olvidado ese principio se han cometido abusos y aberraciones que han llevado al filatelista a ver como su colección degeneraba hasta convertirse en un esperpento del que mejor era desprenderse para olvidarla y concentrarse en otra actividad coleccionista o de ocio.
La primera manifestación del proceso consiste en una cierta apatía en la afición. En una primera fase, el enfermo deja de montar en álbumes sus colecciones y guarda los sellos clasificadores. La enfermedad avanza lenta pero inexorablemente. En un segundo estadio el enfermo acumula los sobres con las nuevas emisiones en una caja o en un cajón primero tras abrirlos para curiosear su contenido y más adelante arrinconándolos directamente sin ni siquiera abrirlos. La acumulación de sellos y sobres hastía al coleccionista que pierde todo apetito para la adquisición de sellos antiguos. Finalmente después de un tiempo de vida inerte, meramente vegetativa, se produce el desenlace final con la venta de todo el material acumulado. El filatelista ha dejado de existir.suicidio

4. SUICIDIO 

En ocasiones es el propio coleccionista el que se quita la vida fruto del desengaño. Pero el suicidio sólo puede entenderse como una alteración psicológica grave del paciente. El suicida es una persona inmadura y sin capacidad de oponer resistencia a los ataques destructores del desengaño.
Un estudio estadístico de los diferentes orígenes del desengaño vendrá a confirmarnos lo que ya intuitivamente podemos considerar como la causa más generalizada: una creencia sobre lo que es el coleccionismo, sobre lo que son los comerciantes, sobre lo que será la convivencia con los otros coleccionistas, que choca frontalmente con lo que el sujeto se encuentra en la vida real, cuando inicia su andadura coleccionista.
Caracteres débiles pueden experimentar una crisis que les lleve a renunciar a seguir viviendo como coleccionistas ante el desengaño de una experiencia negativa que no son capaces de superar.
Se requiere un tratamiento siquiátrico que sólo le puede proporcionar un comerciante de gran profesionalidad. En el mundo de la medicina siquiátrica existen muchos falsos especialistas que son vividores advenedizos que sólo sirven para que el paciente gaste el diero sin que se logre mejora alguna en su alteración síquica.amanita muscaria

5. ENVENENAMIENTO 

Existen productos no son digeribles que producen intoxicaciones graves puediendo llegar a ser mortales. Entre ellos podemos citar, en el mundo del coleccionismo, las falsificaciones y los trucajes. El organismo del coleccionista tiene recursos para enfrentarse a una intoxicación producida por la ingesta de estos productos venenosos expulsándolos, el estómago se convulsiona y el veneno es vomitado, el cuerpo restablece su normalidad y genera tal aversión a esos productos tóxicos que difícilmente vuelve a ingerirlos en un futuro, tomando medidas preventivas en la selección de sus alimentos.
Desde luego no todos tienen la misma capacidad de resistencia. Además, cuando la cantidad de veneno ingerida es muy grande, no hay defensa posible. La bebida emponzoñada atacará los órganos vitales y el sujeto morirá irremisiblemente.
Muchos son los coleccionistas que han sufrido en sus carnes los zarpazos del falsificador, del reengomador o del estafador que con trucajes abusa de su buena fe. Y en algunos casos la herida abierta ha sido de tal calibre que indefectiblemente ha producido el fallecimiento de la víctima.

sobredosisENF6. SOBREDOSIS. 

Para el filatelista el sello tiene, de alguna manera, el mismo comportamiento que una droga. Si el coleccionista no adquiere sellos para su colección experimenta los trastornos típicos del síndrome de abstinencia. Malestar generalizado, nerviosismo que le lleva a un mal carácter con manifestaciones violentas, etc. Todo ello cesa y el sujeto regresa a una normalidad pacífica en el momento en que consigue adquirir piezas para su colección.
Pero ¿qué ocurre si se le administra una dosis excesiva?
En casos de dosis mayores a las que el organismo tolera el efecto no es el de un empacho. Ello sería el trastorno pasajero producido por un alimento. No estamos ante un alimento, sino una droga. Una sobredosis no la soporta el organismo. El coleccionista anhela y quiere la dosis que se le ofrece, pero no está en el ámbito de sus posibilidades, es superior a su capacidad de compra. Quiere pero no puede. Muere en un trágico estertor final.

7. MUERTE POR INANICIÓN.

Ya hemos señalado la necesidad de una correcta alimentación. Correcta en cantidad y en calidad. También hemos reseñado los efectos de una mala calidad o un exceso de cantidad. Pero otro de los males puede consistir en lo contrario a cantidades excesivas, es decir a una alimentación deficiente que, en último extremo produciría la muerte por inanición. Los dos responsables más importantes que generan este tipo de muertes son:
• El comerciante negligente. Estamos ante un agente externo que impide comer al filatelista. Cuando el coleccionista deposita en un comerciante su confianza y le confía sus necesidades, pero el profesional se despreocupa y no le sirve, primero generará deficiencias que producirán diversos trastornos orgánicos. Cuando el proceso avance esos trastornos se harán crónicos y sin capacidad de que los órganos dañados puedan curarse. Finalmente se producirá la defunción.
• La falta de tiempo. Por el contrario este es un factor endógeno, propio del coleccionista, sobre el que recae toda la responsabilidad. Habitualmente la falta de tiempo no es un obstáculo en sí mismo. El problema está en que el individuo no sabe organizarse para hallar ese mínimo necesario para dedicarse al coleccionismo.

depredador8. VÍCTIMA DE DEPREDADORES

Pese a la racionalidad y sociabilidad que se le supone al ser humano, existen numerosos casos de comportamiento anormal. Uno de los más significativos y peligrosos es el de aquellos que actúan como auténticos depredadores.
En el caso que nos ocupa debemos señalar a los comerciantes desalmados y a los intrusos sin escrúpulos. Denominamos comerciante desalmado al que antepone el beneficio por encima de cualquier principio o valor. Intrusismo es el ejercicio de actividades profesionales por persona no autorizada legalmente para ello, en nuestro caso el comercio de filatelia. Son muchos los intrusos que precisamente por su carencia de profesionalidad actúan como verdaderos atracadores.
Experiencias negativas con estos personajes pueden ser la causa del abandono de la afición y con ello la muerte del coleccionista. Sin negar la responsabilidad de esos agentes, resulta meridianamente clara la culpabilidad del propio sujeto por no acudir a profesionales reconocidos, la mayor parte de las veces por creer que les van a resultar más baratos.asesinas

9. CRIMEN PASIONAL 

Los celos son la principal causa de la violencia de género. Algo que en último término acaba en lo que viene en denominarse crimen pasional.
La víctima de los crímenes pasionales en el mundo del coleccionismo son en su mayoría hombres. Los coleccionistas pertenecen en mucho mayor número al sexo masculino que al femenino. Además el hombre no se muestra tan celoso cuando es la mujer quien colecciona.
Ya sea por uno u otro motivo es notable el número de coleccionistas que ante los duros ataques de su cónyuge se ven obligados a efectuar en secreto los gastos de su colección e incluso tenerle que ocultar que sigue siendo coleccionista. En situaciones de acoso persistentes y acentuadas la víctima acaba por agotar todas sus fuerzas de resistencia y muere. Es una muerte por agotamiento, una muerte que suele producirse de forma lenta a la que preceden diversas crisis en las que el sujeto sufre violentas convulsiones avivadas por vehementes discusiones.
Aunque se ha pretendido adoptar medidas para combatir la violencia de género, todos los esfuerzos han resultado vanos, las asociaciones de coleccionistas no han logrado ser eficaces y el hombre, en la gran mayoría de los casos ha sido la víctima de quien tiene mayor fuerza en la casa.

infidelidad10. INFIDELIDAD 

No todos aceptan que la poligamia sea el comportamiento normal del coleccionista. Resulta algo natural compartir amores con diferentes especies de coleccionismo (numismática, filatelia, cartofilia, notafilia, etc.).
Sin embargo existen, y con más frecuencia de lo que pueda parecer, desviaciones aberrantes como es el caso de los sujetos con tendencias monógamas. Este tipo de individuos, cuando encuentran “otra” más atractiva y se enamoran de ella, consideran una infidelidad compartir ambos amores. Eso les arrastra de forma errefrenable al abandono y divorcio de “la primera”. El divorcio no se produce de inmediato; en un primer momento se manifiesta como si el primer amor, el primer coleccionismo, quedara paralizado en un estado de hibernación. Mas tarde, tras un lapso de tiempo en el que la vida se ha conservado latente sobreviene la crisis final en la que el enfermo se ve incapaz para mantener ambas aficiones y fallece como filatelista para vivir en exclusiva para su nuevo amor, su nuevo coleccionismo. Ese período intermedio en el que no ha muerto la afición filatélica pero sólo se mantiene hibernada en estado de semiinconsciencia, puede ser muy prolongado y durar varios años.