LOS CASOS AFINSA Y FORUM: UN TERRENO ABONADO PARA LA HIPOCRESÍA Y LA MENTIRA
“SI TE HE VISTO NO ME ACUERDO”
“¿Queréis contar a vuestros amigos?: Caed en el infortunio.”
NAPOLEÓN BONAPARTE
Hasta hace menos de un mes todos cuantos nos movemos en el mundo de la filatelia hemos contemplado el proceder rastrero de quienes adulaban a los dirigentes de Afinsa aunque pudieran criticar su actividad cobardemente por la espalda. ¡Cuántos lumbagos habrán producido las reverencias a Albertino de Figueiredo! ¡Cuánta adulación para ahora disimular que se han tenido tratos comerciales o de cualquier orden con estas empresas!
¿Tanto cuesta aceptar la realidad? Afinsa y Forum han sido empresas con las que casi todos los comerciantes hemos mantenido relaciones comerciales, directa o indirectamente, porque nos interesaba. Yo mismo estuve trabajando en el grupo Afinsa durante un año tras venderles mi stock y deshacerme de mi propio negocio. Bien es verdad que luego presentaría mi dimisión cuando pretendieron que me sometiera a las directrices de una persona que carecía de experiencia y formación filatélica.
No me duelen prendas confesar que mientras estuve trabajando en Afinsa Portugal, en el campo del coleccionismo, recibí un trato exquisito y plena libertad de acción.
Estaba hace unos días en Madrid, cuando la policía hizo una visita a los comercios filatélicos de la zona de la Plaza Mayor y preguntaban si conocían y habían tenido tratos con un personaje ahora detenido en el proceso que se sigue contra las empresas de inversión filatélica. Maravillosos alardes dialécticos para, sin llegar a mentir, negar toda relación con él.
Hace poco tiempo a ese personaje, proveedor de Afinsa, todos le poníamos una alfombra a su paso para que entrara a comprar en nuestras subastas o en nuestros establecimientos, porque se trataba de un cliente excelente que compraba a precios más altos que los demás y pagaba religiosamente. Hoy se le rehuye como quien quiere evitar a un apestado.
“ESO YA LO SABÍA TODO EL MUNDO”
“Ley de Conway:
En cualquier organización hay siempre
una persona que sabe de qué va la cosa.
Esa persona debe ser despedida.“
Anónimo
Otro fenómeno curioso que podemos constatar en medios filatélicos es la tajante afirmación de que el negocio de esas empresas era algo perfectamente conocido como una estafa, en el sentido que no podía generarse una plusvalía real como la que garantizaban por la adjudicación de los sellos que asignaban a sus clientes.
Si era de esa forma. Si era tan claro que se trataba de algo que todo el mundo sabía: ¿Por qué callaron todos hasta que ha estallado el escándalo?
Recuerdo que en la Revista de Filatelia (R.F.) del mes de octubre de 1999 (¡hace casi siete años!) terminaba un artículo sobre la vertiente que como inversión tenía hacer una colección de sellos diciendo:
“En la actualidad (…) se han creado sociedades y entidades especializadas que crean sus propios productos de ahorro-inversión, pero el análisis de las mismas es harina de otro costal. Al tratar de ellas entraríamos en el campo de la economía y, aunque sea economista, hace años renuncié a esa profesión para abrazar la de filatelista, que es en la que realmente me siento feliz. Además el objeto de esta sección es meramente filatélico.”
Ya por aquél entonces, quería establecer la diferencia entre las empresas de inversión y el coleccionismo filatélico. Fui reprendido con una severa crítica de Juan Antonio Cano (entonces vicepresidente de Afinsa) en la que me advirtió de lo negativo que podía ser para el mercado introducir dudas sobre la bondad de la inversión que canalizaban esas empresas. A partir de ese momento guardé un “prudente” silencio hasta hace tres años; un silencio del que no me siento precisamente orgulloso.
BUSCANDO UN “CABEZA DE TURCO”
“Maestro, quisiera saber cómo viven los peces en el mar.
Como los hombres en la tierra: los grandes se comen a los pequeños.-”
William SHAKESPEARE
Uno no puede por menos que sorprenderse cuando lee en la prensa determinadas noticias que no parecen tener lógica alguna a menos que existan datos que nos sean desconocidos.
Vemos, por ejemplo, y parece que es lo correcto, que se ha detenido a los principales responsables de ambas empresas: aquellos que parecen ser los máximos responsables de haber urdido, desarrollado y ejercido un negocio presuntamente ilegal. Pero, al mismo tiempo, junto a ellos, otra persona cuyos únicos pecados conocidos, por el momento, son: Primero, ser proveedor de Afinsa. Segundo, disponer de una extraordinaria suma de dinero escondida en su casa.
Respecto a lo primero, ser proveedor de una empresa como Afinsa, en sí mismo, no tiene por qué constituir un delito. En todo caso ¿qué ocurre con todos los demás proveedores que tuvo la empresa antes, durante el tiempo que actuó Francisco Guijarro y después de que él cesara en dicha actividad? Y Fórum, cuyo volumen de facturación era muy superior ¿no tenía proveedores igualmente culpables?
En cuanto al segundo aspecto, la gran suma de dinero en efectivo que escondía, aparte de la que la envidia a la que somos tan proclives los españoles haga pensar mal sobre quien tenga la fortuna de ser rico, no parece que tampoco pueda considerarse un delito, a no ser que su origen fuera ilícito, algo que nadie ha sugerido. La maldad de esconderlo ¿extraña a alguien ante la falta de seguridad en las urbanizaciones de lujo españolas? Lo que extraña es tenerlo en billetes, algo que no se le ocurriría ni al que asó a la manteca; pero nada más.
Da la sensación que para tranquilizar nuestras conciencias busquemos un culpable que apechugue con todas las responsabilidades. Y en un mundo en el que el grande abusa del pequeño y el fuerte oprime al débil, el menos importante, aunque sea menos culpable, corre el riesgo de acarrear con las culpas de todos o casi todos. Para esto un personaje de escasa relevancia social, extraído de unos orígenes humildes, falto de formación superior y que se ha enriquecido en poco tiempo, puede ser escogido como un cabeza de turco ideal.
Con todas sus deficiencias, confiamos en la Justicia. El tiempo nos reportará un equitativo reparto de culpas y responsabilidades.
“DEFENSORES DE LAS VÍCTIMAS”
“Los intereses particulares
hacen olvidar fácilmente los públicos.“
MONTESQUIEU
Leemos en la prensa económica (5 Días): “El Defensor del Pueblo, Enrique Múgica anunció ayer que ha iniciado de oficio una investigación ante la Secretaría de Estado de Economía sobre el vacío normativo existente respecto de las sociedades de inversión en bienes tangibles”.
Pero, bueno: ¿Es que este señor despierta ahora? ¿Es necesario que se produzcan casi 400.000 víctimas para que actúe?
¿Para que le sirven denuncias previas? ¿Es que los intereses del partido en el gobierno le absorben totalmente su actividad y le impiden dedicarse a estas “pequeñeces”?
Si un Defensor del Pueblo se mantiene ajeno a un problema de estas dimensiones, por ignorancia o por cualquier otra razón, ya sea culpable o no, si tuviera un mínimo de dignidad presentaría inmediatamente su dimisión. Seguramente entre inversionistas perjudicados, trabajadores de ambas empresas y sus respectivas familias son más de un millón los españoles.
25 años de actividad presuntamente delictiva con más de un millón de víctimas que sufrirán los daños directa o indirectamente. Y don Enrique Múgica sin enterarse.
De este tipo de defensores, ¡Líbrame Señor!
ADICAE: ”otros que dicen defender al pueblo”
Leemos también en la prensa digital, concretamente en Libertad Digital “Adicae interpondrá una demanda contra el Estado para que responda subsidiariamente por las pérdidas de los afectados por el caso Fórum y Afinsa por ser responsable de la situación por «graves negligencias y el anormal funcionamiento» de los servicios públicos que deberían haber controlado a ambas firmas. Retirarán la demanda si el Estado acepta crear un fondo asistencial y otro de compensación para los afectados”.
Si no fuera por la tragedia que supone para miles de familias españolas, la noticia resultaría cómica.
Adicae solicitó mi participación en el Simposium Internacional sobre “La Europeización de los Mercados Financieros y los Consumidores” que tuvo lugar en noviembre de 2004 porque consideraban totalmente irregular, cuando no fraudulenta, la actividad de Fórum y Afinsa. En ese mismo acto había de participar, defendiendo la posición contraria, el presidente de ASECI, una asociación creada por los mismos Fórum y Afinsa para bendecir sus actividades comerciales.
Posteriormente se me informaría, por parte de su vicepresidente Sr. Fernando Herrero que Adicae había recibido con satisfacción las explicaciones que le habían dado esas empresas, que estaban incluso dispuestas a “colaborar” con ellos en promover una regulación de la inversión en bienes tangibles, por lo que a partir de entonces cesaban en sus denuncias.
Y ahora, cuando estalla el escándalo, saltan de nuevo a la palestra como “Quijotes desfacedores de entuertos”.
El INC “defensor de los derechos de los ciudadanos”
“No basta saber, sino también aplicar el saber;
no basta querer, es preciso obrar.”
GOETHE
El Instituto Nacional de Consumo dependiente del Ministerio de Sanidad y Consumo publicó un pequeño folleto en el 2003 alertando de los peligros de la inversión en bienes tangibles.
Pero no basta con alertar del problema y lavarse las manos. ¿Quiénes son los responsables políticos que ante la denuncia de un problema de esas dimensiones se tomara la decisión de no ir más allá de la mera impresión de ese papelito marras cuya difusión fue escasa con nulo efecto para la defensa de los consumidores?
Obras son amores y no buenas razones. El Ministerio de Sanidad y Consumo debió ir más allá. Investíguese porque no siguió adelante.
La clase política; ”los que nunca se enteran”
“Saber es relativamente fácil.
Querer y obrar de acuerdo a lo que uno quisiera,
es siempre mas duro.”
Aldous HUXLEY
La clase política gobernante que debiera ser el primer garante de los derechos del pueblo llano, a tenor de su comportamiento, muchas veces parece no enterarse de casi nada de lo que ocurre a los gobernados.
Las denuncias de la O.C.U., las advertencias del Instituto Nacional del Consumo, las denuncias al Banco de España rechazadas por considerarse no competente en la materia, las actuaciones de la Agencia Tributaria; todo nos lleva a pensar que no es posible que nuestros gobernantes permanecieran en la ignorancia. No pueden ser ni tan ciegos ni tan sordos.
Pero lo que si han podido tener es pánico. Un pánico tremendo a las consecuencias del “affaire”. Recordemos el maremoto político que se organizó con el escándalo de Gescartera. Y en volumen económico el caso actual es 60 veces mayor. Aquello, al lado del caso Fórum y Afinsa, era un mero juego de niños. Entonces se pidió la depuración de responsabilidades políticas. ¿Ahora no?
La verdad no importa
“La verdad se corrompe tanto con la mentira
como con el silencio.“
CICERÓN
Uno, en ocasiones puede caer en el pesimismo de pensar que a nadie le importa la verdad. Desde luego es que es fácil que lo parezca, porque unos la adulteran con la mentira y muchos permiten, con su silencio cobarde y corruptor, que se extienda. Hemos podido comprobar cómo el silencio permite que lleguen a producirse daños inmensos extendidos por doquier.
Es cierto que la verdad no tiene valor alguno para quienes anteponen el beneficio material propio a la justicia. Pero siempre hay alguna voz que clama por la verdad y la hace renacer. En esta ocasión ha sido la Agencia Tributaria.
Hoy denunciar el fraude ha significado acabar con dos empresas, muchos puestos de trabajo y la pérdida de un número grandioso de inversores. Si esperáramos a mañana el daño sería todavía mayor. Si lo hubiéramos atajado sólo hace un año hubiéramos contado con 40.000 inversores menos que ven perdidos sus ahorros.