2001, Fue noticia — 30 de diciembre de 2001

«Rarezas» de la Filatelia Española.

por

«RAREZAS» de la FILATELIA ESPAÑOLA

Autor: José María Sempere
Fecha: diciembre 2001

A vueltas con la política española de emisiones filatélicas

Del 2 reales azul de 1851 a un matasellos oficial sobre un sello no emitido

Cuando hablamos de rarezas, solemos referirnos a objetos muy difíciles de encontrar por conocerse la existencia de muy pocos ejemplares cuando no por tratarse de piezas únicas.


Cuando hablamos de rarezas, en la mente de todo filatélico español aparece inmediatamente la imagen del que se produjo por un error en el proceso de fabricación de los sellos de la emisión de 1851. En efecto, al introducir en la plancha del valor de 6 reales un cliché del dos reales tuvo lugar la impresión del sello más carismático de nuestra filatelia: un 2 reales que resultaba ser azul en lugar de bermellón por ser de ese color la hoja del 6 reales en la que se había incluido.

Las rarezas siempre han despertado un especial interés, ya que uno de los alicientes de todo coleccionista es la posesión de aquellos ejemplares que otros no poseen. Por otro lado las rarezas también han sido objeto de interés por parte del inversor que ha visto en su escasez una garantía para su fácil revalorización.

Imbuidos en esos dos principios tenemos la experiencia, tanto en nuestro país como en otros muchos, del intento de fabricar “errores” y “rarezas”.

España regularizó a partir de 1950 la fabricación de sellos. A partir de ese año la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre y Correos ofrecen una gran seriedad en las emisiones filatélicas tanto en lo que se refiere a la producción, como al volumen de sus tiradas y su distribución (salvo alguna que otra excepción). Pero las cosas empezaron a cambiar en los años 90, cuando se produce un giro radical de Correos en la búsqueda de la mayor facturación posible de sellos hacia el mercado del coleccionismo en detrimento de la venta de sellos con destino al franqueo de la correspondencia, para el cual se ofrecen todos los medios alternativos posibles (franqueo mecánico, sobres prepagados, etiquetas, etc.)

Cuando el coleccionista se va hastiando de la política de emisiones, que primero multiplica el número de sellos para posteriormente multiplicar el valor de los faciales, cuando el comerciante empieza a dejar de hacer stock de las nuevas emisiones de sellos (por su elevado coste por un lado y porque en el mercado va encontrando el material de los últimos años por debajo de su valor facial) surge en los rectores de nuestro correo la idea de que, para despertar el ánimo de compra de sello contemporáneo, se puede recurrir a emisiones especulativas.

Se realizan los primeros intentos con las llamadas “pruebas de lujo”, ya en los años 80. En realidad no se trata de pruebas, aunque un folleto promocional de Correos con las nº 7, 8 y 9 nos diga que están “realizadas a partir de una muestra elaborada, antes de su impresión, por el grabador del sello, con los medios artesanales que utiliza habitualmente para el desarrollo de su trabajo. Esta obra gráfica –continúa- tiene el carácter limitado lógico en todo proceso manual”. Otro intento de engaño por parte de Correos, ya que si ello fuera verdad, ¡Pobre grabador! Imagínense lo que sería tener que imprimir y numerar manualmente, una a una, las 55.000 pruebas de que consta cada tirada.

Convencidos de que un estímulo a la compra de sellos puede ser la especulación de alguna emisión con tirada reducida, se pone a la venta el 5 de diciembre de 1997 el sello dedicado al “Gol de Zarra”, frente a las tiradas más reducidas de 2,5 millones de ejemplares de éste sólo se imprime un millón con un facial de 32 pesetas. Los aprendices a especulador que asesoraban la operación consiguen que este sello se llegue a vender a 350 pesetas. Los pobres compradores que pagaron esa cantidad atraídos por falsas expectativas, hoy pueden adquirirlo bajo valor facial (“sólo” pierden 325 de las 350 pesetas que les costó). Nótese que lo que en 1997 se consideró una tirada especulativa (un millón de ejemplares) ahora, sólo cuatro años después, es lo normal y sobran sellos (emisiones de 1.200.000 ejemplares del año 2001)

Pero Correos sigue en sus trece. A Correos le preocupa el resultado económico de su cuenta de resultados en el momento presente. El futuro es problema de los que vengan después. Lo que interesa hoy es recaudar el máximo posible; no importan otras consecuencias.

Por ello no han valorado que el número de sellos vendidos a los abonados de nuevas emisiones bajara estrepitosamente en los últimos diez años. El objetivo es mantener el volumen facturado. Y ahora, cuando el descenso de la facturación de sellos vendidos no puede compensarse ni con el aumento del número de emisiones ni tampoco con el incremento de los valores faciales, ¿creen que Correos se ha planteado una política de promoción filatélica? No, ni así. Para cubrir esos resultados negativos la solución la ha encontrado en una práctica monopolística.

Los pretendidos sellos de franquicia del Servicio Filatélico, un engaño que no coló.

El primer intento en este sentido fue la emisión de una viñetas que pretendían hacernos creer que eran sellos de franquicia del servicio filatélico (cuando las franquicias postales ya no existen) y que sólo estarían al alcance de los propios abonados y no dispondrían de ellos los que recibieran las novedades por otro servicio (Logista, comercio filatélico, ventanillas de correos,…). El coleccionista no creyó en esta estrategia, no se interesó por esas viñetas y los catálogos no las incorporaron como emisiones filatélicas.

Posteriormente, la emisión de Silos fue sustraída a Logista y reservada su venta prácticamente en exclusiva a los abonados del Servicio Filatélico de Correos.

Últimamente para la hojita de la emisión de Navidad, conjunta con Alemania, Correos tiene dos precios: la vende a sus abonados a 115 pesetas (importe de los sellos españoles y regalo de los alemanes) mientras que aplica el precio de 293 pesetas (¡el 255%!) cuando vende a las asociaciones de comerciantes. Por su parte Logista también se ve obligada por Correos a hacerlo a 293 pts. para que sus abonados comprendan que deben adquirir las nuevas emisiones en el Servicio Filatélico.

¿Resistirían estas prácticas una denuncia formal ante el Tribunal de Defensa de la Competencia? ¿Es lógico que esa hojita tenga, ya de partida, tres precios diferentes según se adquiera a través del Servicio Filatélico (facial de los sellos de españoles y los alemanes de regalo), de un estanco (valor facial de los sellos españoles más los alemanes, aunque sin la sobretasa de estos últimos) o del Correo alemán (facial con sobretasa de los sellos alemanes y los españoles de regalo)?

 

“Rarezas” para acallar las voces discrepantes

Para acallar las voces de los filatelistas que pudieran discrepar de esa política filatélica de Correos se han inventado otras “rarezas” son los productos con numeración roja que son calificados como de “protocolo”. Un eufemismo. Más bien parecen ser productos cuyo objetivo sea el comprar voluntades. En todas las resoluciones del Ministerio de Fomento que regulan las emisiones de sellos se destinan 3.500 unidades a disposición de Correos “para atender los compromisos internacionales derivados de la pertenencia a la Unión Postal Internacional y de los intercambios con otras Administraciones Postales, así como para su incorporación a los fondos filatélicos del Museo Postal y Telegráfico y para la promoción del sello español”, además “otras 2000 unidades de cada uno de esos efectos (dicen los textos legislativos de cada emisión) será reservados a la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre Real Casa de la Moneda, para atenciones de intercambio con los Organismos emisores de otros países, integración en los fondos filatélicos del Museo de dicha Fábrica y promoción filatélica nacional e internacional”.

En muchos, el recibir estos “regalos de protocolo” que han sido cotizados unitariamente en subastas hasta en 300.000 pesetas, provocan una decida e incondicional aprobación al proceder de Correos.

 

El último invento: un matasellos oficial para unos sellos no emitidos.

El pasado día 17 de este mes se presentó la primera emisión de sellos con facial exclusivamente en euros y que se emitirá el próximo mes de enero de 2002 con motivo de la presidencia española de la Comunidad Económica Europea.

Para dicho acto, que fue presidido por don José María Aznar, presidente de gobierno, se imprimieron unos sobres con los dos sellos que compondrán la emisión anulados con un matasellos oficialmente creado al efecto.

¡Fíjense en la novedad filatélica! Se trata de unos sellos que no ha sido expendidos todavía. Bueno, no sólo no han sido expendidos, ni emitidos, si no que aún no se ha aprobado la correspondiente normativa legal que ordene una tirada que ya ha sido efectuada. Estamos ante unos sellos no emitidos, pero oficialmente matasellados con una cancelación diseñada por Correos para la ocasión.

El ejemplar que reproducimos lleva la firma autógrafa del ministro de Fomento (departamento ministerial del que depende Correos) don Francisco Álvarez-Cascos Fernández que, pese a su condición de coleccionista filatélico, no ha reparado (mal aconsejado por sus colaboradores) en el bodrio filatélico en el que participa.

Nótese que el sobre editado por el Servicio Filatélico lleva en su parte superior la leyenda «Primer Día de Circulación». ¡Fantástico! Primer día de circulación y todavía no se ha aprobado su emisión.

 

Cunde el mal ejemplo.

El desbarajuste y la irregularidad se han generalizado y puesto evidentemente de manifiesto. El coleccionista de historia postal gustaba de encontrar variedades en el uso postal: sellos circulados fuera del plazo de validez, matasellos inusuales, etc. Eso ya ha quedado en el olvido: lo raro hoy es la utilización postal correcta de una emisión de sellos actual. Ahora, en general, son más los sellos antiguos utilizados en las cartas por defraudados inversionistas, que los de las emisiones actuales, tan difíciles de encontrar en una oficina postal para el franqueo de la correspondencia.

Y, claro está, el mal ejemplo se propaga. Los esfuerzos que Correos desarrolla para que el usuario de los servicios postales no franquee con sellos alcanza hasta las instituciones que deberían ser ejemplo de ortodoxia filatélica. De esta forma la última convocatoria remitida por la Academia Hispánica de Filatelia tampoco la recibimos en carta franqueada con sellos, sino con etiquetas.

El Servicio Filatélico de Correos ha visto menguar con estrépito la cantidad de sus abonos a las nuevas emisiones durante los últimos años. Gran cantidad de coleccionistas cerraron sus colecciones con motivo de la llegada del nuevo siglo XXI. La desaparición de la peseta y la entrada en vigencia del euro es la nueva excusa para poner punto y final a la colección de sellos de España. Me decía un cliente: “a mí me han gustado siempre los sellos, y siempre los coleccionaré, pero esto de ahora me parece más cercano a una tomadura de pelo al coleccionista, que un efecto postal”

 

Reclamaciones al maestro armero.

En el número de noviembre de la revista El Eco Filatélico fue publicada una entrevista a don Segundo Mesado, subdirector de Comercialización de Correos y Telégrafos y, teóricamente, máximo responsable de “filatelia” en esa empresa pública. La última pregunta que se le formulaba era “Y ahora, algo más personal ¿Qué respondería usted a un reciente artículo que aparece en Internet y que se refiere a su ‘política equivocada’ de emisiones y al afán recaudatorio del departamento que usted dirige?”, a la que sorprendentemente contesta: “Creo que la mejor respuesta es la que deben dar mis superiores” lo que no deja de parecerse mucho a “Mire usted: para reclamaciones, el maestro armero”. Pues acudiremos al «maestro», al superior, al jefe.

Según sus propias palabras no se trata de que la “mejor respuesta” la “puedan” dar sus superiores, si no que parece es “deber” propio de sus superiores el darla.

De acuerdo, haré caso. Remitiré, por correo certificado, este artículo a don Alberto Núñez Feijoo, Presidente de la Sociedad Estatal Correos y Telégrafos.