2005, Fue noticia — 28 de febrero de 2005

I Seminario de Cartografía. 8ª conferencia: Luis Miguel Aparisi

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Primer SEMINARIO DE CARTOGRAFÍA E HISTORIA POSTAL

El pasado 21 de febrero, en el magnífico auditorio del Museo de la Real Casa de la Moneda, dentro del Ciclo organizado por la Academia Hispánica de Filatelia para conmemorar su XXV Aniversario, Luis Miguel Aparisi Laporta, miembro del Instituto de Estudios Madrileños, impartió su programada conferencia bajo el título La organización postal en Roma, embrión de los servicios de Carterías.

Abrió el acto el director del Museo de la Real Casa de la Moneda, Juan V. Teodoro que, con sentidas palabras, agradeció la presencia de los asistentes —unos sesenta— pasando, a continuación, la palabra al coordinador del ciclo, Alfonso de Mora Palazón, para que éste presentara —con verdadero cariño— al orador.

Aparisi Laporta comenzó su disertación situándonos en el siglo XVI, con la llegada a España de Felipe el Hermoso y con él, Francisco de Tassis al que entrega la organización del correo,dentro de una línea ya establecida de no asumir desde el Estado determinadas funciones y convertir los servicios públicos en prebendas, remitiéndonos al Archivo General de Simancas, y a su abundante documentación al respecto, en espera de que alguien la estudie detenidamente, y sea publicada , según el orador.

Mencionó el afán innovador de Felipe II, la creación de las estafetas, el litigio correspondiente… y lamentó que en Bruselas, en 2001 se celebrase a bombo y platillo el 500 aniversario del correo europeo, olvidándose de que éste ya existía desde el siglo XII en Cataluña, haciendo un encendido elogio de los troters y la consabida Capilla de la Virgen de la Guía y, citando a Majó Tocabéns, dijo que: Barcelona conserva en pie el monumento más importante que existe en el mundo, que va unido maravillosamente a la historia del correo: la capilla de Marcús.

Justificó que, con el título propuesto, pretendía unir los servicios de correos de Roma con Madrid y que, aunque no se tratara de un traslado administrativo, lo establecido aquí reflejaba lo que en los albores del siglo XVIII se había establecido en la Ciudad Eterna, remitiendo a los presentes al último número de la revista Academvs , donde se publica un documentado estudio sobre La chiusura della Posta di Spagna in Roma.

Hizo una elogiosa defensa del cartero y de la extravagante costumbre de que estos tuviesen la obligación de pagarse el uniforme — menos mal que esto no se aplicó a los tranviarios y el tranvía lo ponía la compañía , apostilló con humor— finalizando con una cuidada descripción de la toponimia madrileña referida a los servicios postales: calles de los Carteros, del Correo, de la Estafeta, de Postas…

Después de los merecidos aplausos, se abrió el ya habitual y animado coloquio con el que finalizan estos actos. A una pregunta de una de las asistentes, Aparisi Laporta lanzó un guante a la Academia Hispánica de Filatelia, solicitar un monumento al sufrido cartero que, podía estar —caso de lograrlo— delante del actual edificio de Correos, futuro Ayuntamiento de Madrid.