Filatelia, General — 30 de junio de 2015

Análisis del mercado filatélico (II)

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Artículo publicado en la sección Políticamente incorrecto en la revista RF de diciembre de 2013 con el título: 

 

Las 7 etapas de la burbuja filatélica

 

En el artículo del mes pasado señalábamos la necesidad de examinar el mercado español. Pero antes de entrar en el estudio de su situación y de las proyecciones que se puedan hacer, debemos considerar la evolución que nos ha conducido a la coyuntura actual. Ese proceso es el que se conoce como una “burbuja económica”.

 Burbuja filatélica web

¿Qué es una burbuja económica?

Una burbuja económica o financiera es una sucesión continuada de fases en  las que se experimenta un incremento prolongado de los precios hasta alcanzar niveles absurdos, muy por encima de los reales. Su naturaleza tiene una carácter pronunciadamente especulativo y su última fase es un “crash” o estallido que bruscamente hace bajar los precios a niveles incluso inferiores a los normales.

El problema mayor para reconocer la existencia de una burbuja estriba en la dificultad de saber el valor intrínseco de las cosas en el mercado rea. Eso es particularmente relevante cuando nos referimos a ciertas clases de bienes como los objetos de colección y, entre ellos, la filatelia en los que los precios no se pueden determinar por una objetiva referencia a sus costes de producción. Esa es la razón por la que, en muchos casos, las burbujas sólo se identifican cuando ya han estallado, en el momento en el que los precios caen de forma súbita.

Las burbujas financieras son en sí mismas negativas porque implican un destino inadecuado de los recursos pues el destino de una gran parte de ellos es la alimentación de la propia burbuja, en lo que podríamos considerar como un círculo vicioso. Pero, además, también son dañinas por las consecuencias que acarrean. El  “crash” de una burbuja deja detrás de si un reguero de deudas y quiebras que pueden suponer una gran destrucción de riqueza; para comprobarlo basta con echar un vistazo a alguna de las más famosas de la historia, como la Gran Depresión, que afectó a toda la economía mundial durante la década de los 30 como consecuencia del crack del 29.

A otra escala esos resultamos los hemos visto también en la reciente burbuja inmobiliaria española: su evolución a partir de 1997 y hasta 2007 acabó con su estallido en 2008. Ese desenlace generó la grave crisis económica y financiera a la que se sumaría la crisis financiera internacional. Hoy todavía nos vemos inmersos en ella sufriendo las secuelas de una ingente cantidad de empresas en quiebra, en suspensión de pagos o simplemente cerradas, con millones de parados y una depresión económica de la que hemos necesitado 5 años, no para superarla, sino simplemente para vislumbrar la posibilidad de que podremos salir de ella próximamente,

Podríamos distinguir entre “burbujas” y “burbujitas”. En las primeras el actor principal es un sector de la economía. El sector en su conjunto se ve plenamente implicado y aunque será él quien principalmente sufra los efectos posteriores al estallido final, también afectará, en mayor o menor manera, a otros ámbitos de la economía nacional o mundial. Por el contrario, lo que pudieran denominarse “burbujitas financieras”, no van más allá de ser un mero fenómeno especulativo protagonizado por alguna parte de un sector económico o simplemente por unos determinados activos, sin una incidencia significativa en el conjunto, ni del propio de sector ni de la economía general.

Fases de la burbuja filatélica:

1.- El fuego que prende la mecha.

A veces resulta fácil determinar quién o qué es lo que enciende la mecha de ese proceso abocado a un final explosivo; pero en otras ocasiones es difícil atribuir el origen a una causa única. En cualquier caso no se debe atribuir únicamente a ese primer autor la responsabilidad de la burbuja y de sus funestas consecuencias finales. El fenómeno es complejo y con múltiples actores.

Con la Exposición Internacional de Barcelona celebrada el año 1960 España inició un período de progresivo aumento del número de coleccionistas. ¿Fue ese certamen la espoleta que iniciara el proceso? Yo creo que no.

Hasta ese momento la filatelia era una afición minoritaria y a aquel certamen la popularizó multiplicando el número de sus seguidores. Sin embargo, el factor más importante del cambio experimentado en la década 1960-1970 fue la evolución general de la economía nacional. Con el Plan de Estabilización de 1959 nuestro país abandonaba el régimen de autarquía que mantenía desde el final de la Guerra Civil y abría las puertas a una etapa de expansión regida por los dos primeros Planes de Desarrollo.

Paralelamente toda Europa vivía también una época de bonanza económica tras rehacerse de los efectos de la II Guerra Mundial. En esos años el índice de crecimiento del producto interior bruto español era superior al resto de Europa, algo lógico partiendo desde más abajo.

La expansión industrial y el aumento del turismo fueron los motores que alimentaron un rápido aumento de la renta de las personas físicas. Desde 1940 a 1960 el consumo en actividades de ocio había permanecido completamente estrangulado por la falta de capacidad de compra de los particulares; ahora el escenario empezaba a ser distinto. La filatelia se instaló en todas las clases sociales, aumentó el número de coleccionistas y con ellos también la demanda, por lo cual los precios experimentaron importantes incrementos. Ese aumento de las cotizaciones fueron una tentación para los especuladores, que no desaprovecharon la oportunidad y con su acción algunos valores filatélicos alcanzaron alzas espectaculares.

Esa evolución alcista no podía mantenerse por mucho tiempo. En los años 70 se derrumbaron los precios de las emisiones más vinculadas a la inversión especulativa. Habían empezado a estallar algunas “burbujitas”. Sin embargo la actividad de los coleccionistas no se vio significativamente afectado y por ello el bajón de precios sólo afectó a determinados sellos con precios exageradamente inflados (como el 80 céntimos del Cristo de los  Faroles por poner un ejemplo). Lo único significativo que sucedió fue la huida del los inversores ávidos de lucrarse con los rápidos beneficios de la especulación, pero el grueso del coleccionismo se mantuvo más o menos estable.

Tras la quiebra de Cafisa en 1984 se generalizaba aquella crisis la filatelia. Cafisa fue la primera empresa de naturaleza piramidal que comercializó el sello a gran escala. Los efectos de su caída se sumaron a los excesos especulativos cometidos por los inversionistas, a las distorsiones causadas en el mercado por el intrusismo comercial que operaba con toda impunidad, y a las deficiencias de un comercio profesional que se había relajado, descuidando su preparación y la previsión del futuro, ante la facilidad con la que había estado obteniendo beneficios durante los quince o veinte años anteriores.

A todas estas, en 1980 nacía una sociedad que al cabo de los años sería determinante en el panorama filatélico español: Afinsa (su nombre inicial fue Ahorro Filatélico Internacional S.A.). Se trataba de una pequeña sociedad formada por cuatro socios a la que cada uno aportó 3.125.000 (18.781 €). En los dos años siguientes aportaron en dos ocasiones 937.500 pesetas (5.033 €). Después de ese momento nunca más hubo aportaciones de efectivo ya que la pujante sociedad primero acabó de desembolsar el capital social y más tarde lo fue aumentando hasta alcanzar los 45.000.000 € (casi 7.500 millones de pesetas) exclusivamente cargo de beneficios o por aumento del nominal de las acciones: algo parecido al milagro de la multiplicación de los panes y los peces.

Un año antes, en 1979 se había constituido el Fondo Filatélico Financiero que con el tiempo pasaría a denominarse Fórum Filatélico con el mismo capital social de Afinsa. El hecho de que comerciara sólo con las emisiones relativas al tema Europa C.E.P.T. supuso una menor incidencia en el mercado de filatelia tradicional que Afinsa pues la estrategia de ésta última fue utilizar la imagen general de la filatelia cuando Fórum sólo hacía referencia a las emisiones C.E.P.T.

En la década de los 90 se inició la burbuja filatélica. El crecimiento llegaría a ser vertiginoso. Los volúmenes de ventas de esas dos empresas son elocuentes. El último informe contable expuesto en su web por Afinsa, cifra en 542 millones de euros su facturación en 2004, generando unos beneficios de 51 millones. Sólo entre 2002 y 2004 había multiplicado por dos su facturación y triplicado sus beneficios. De igual forma, Fórum fue progresando hasta figurar en 2005 entre la 100 empresas españolas de mayor volumen de facturación según la revista Actualidad Económica.

Semejantes datos eran desorbitados para las dimensiones del mercado filatélico.

2.- El incremento de los precios.

Toda burbuja financiera tiene su eje central en una subida de los precios. En la filatelia española esa subida tuvo su motor central en el enorme volumen de compras de esas dos empresas. Semejante incremento de la demanda frenó inicialmente la crisis filatélica post Cafisa para iniciar en años posteriores un incremento de la actividad comercial y un suave aumento de los precios.

En España solemos tenerlo claro: “el culpable de todo no es de los nuestros: está enfrente”. Para la oposición el gobierno es el responsable de todo y para el gobierno la oposición que no colabora o que ocupó antes el poder. Para los empresarios, la causa de los males reside en la baja productividad de los trabajadores y para éstos, la mala gestión de las empresas, y así sucesivamente. En un proceso social complejo como puedan ser las crisis económicas, es falso que la culpa la tenga sólo alguien en concreto y, en consecuencia, es injusto atribuir las responsabilidades de forma unívoca. No nos engañemos cargando las culpas exclusivamente a Fórum Filatélico y Afinsa pensando que fueron ellas quienes iniciaron ese camino ascendente de los precios.

Todos colaboramos al sentirnos beneficiados. Poderoso caballero es don dinero . Cuando  los coleccionistas celebraban que sus sellos subían de valor, cuando los representantes de los coleccionistas recibían importantes ayudas para sufragar exposiciones y demás actividades, cuando los comerciantes constataban encantados la reactivación del sector, cualquier voz crítica fue acallada con facilidad.

 3.- La rentabilidad atrae a los inversores.

Nada favorece más el dinamismo de la economía que la generación de beneficios. Cuando hablamos de una actividad comercial como la filatelia el incremento de precios es consustancial con el crecimiento de las ganancias.

Afinsa y Fórum se encargaron de publicitar esa imagen de rentabilidad de la filatelia. Era necesario para seguir captando capitales en una actividad financiera en el fondo, con el sello como excusa para aparentar que se trataba de un comercio de bienes tangibles. Los inversores ajenos al mundo del coleccionismo fueron atraídos irresistiblemente.

También la revalorización de los sellos incentivó la demanda en el mercado coleccionista. El gasto de los filatelistas en sus colecciones se hacía con mayor alegría en un ambiente que no hacía más que publicitar la rentabilidad del sello.

 4.- La espiral se acelera. El mercado se recalienta.

En una cuarta fase la moderada subida de los precios se acelera fruto de los resultados positivos. Quienes experimentaron con éxito la rentabilidad de sus inversiones repiten de nuevo con mayores aportaciones. Los que se quedaron al margen se ven impulsados a hacerlo ahora al ver que los más espabilados han recogido excelentes beneficios; pese a que perdieron el primer tren, y los precios ya son altos, deciden entrar en el circuito. Es difícil mantenerse al margen y navegar contra corriente.

En estos momentos surgen algunas voces prudentes alertando de la peligrosa evolución de los precios, pero rápidamente son apagadas por la algarabía de quienes celebran su éxito.

 5.- Borrachera y desmadre.

El proceso entra de esta forma en una espiral enloquecida, aparentemente imparable y sin fin. En esencia es un círculo vicioso que se retroalimentaba a si mismo.

A medida que el volumen comercial de una empresa alcanza sus cotas más elevadas, lo normal es que su crecimiento porcentual se modere. En una burbuja ocurre a la inversa. Un ejemplo nos lo ofrece Afinsa, cuyas ventas no llegaron a los 197 millones de euros en 2002 y ascendía hasta casi 453 millones en 2004. ¡En sólo dos años las multiplicaron por 2,3! Ciertamente inaudito. Quienes invierten en Afinsa y en Fórum reinvierten sus participaciones al vencer sus depósitos incluyendo los beneficios y aumentando el capital si les es posible: no hay nadie que ofrezca mejores perspectivas de rentabilidad en la economía nacional. Los inversores de Afinsa y Fórum atraen a familiares y amigos ante la boyante experiencia vivida.

El coleccionista, en una atmósfera de euforia colectiva, ve lógico pagar cada día más caras las piezas filatélicas porque la subida de su valor seguirá adelante. El comerciante no prevé una posible falta de liquidez en su negocio puesto que todo su stock es realizable ante una demanda que, no sólo no desfallece, sino que se mantiene pese a que los precios sigan una tónica alcista.

 6.- Tonto el último.

Alcanzado el momento álgido, cuando se llega al apogeo alcista, quienes mejor conocen el ámbito en el que se desenvuelve la burbuja comienzan a realizar sus activos.

No obstante, en la burbuja filatélica de 2006, esta fase no fue demasiado significativa porque el proceso estaba liderado por un agente ajeno a la filatelia tradicional. Fue característica propia de esta crisis su bipolaridad. Por un lado se encontraban los individuos ajenos a la filatelia, que ni la entendían ni les interesaba entender nada acerca del sello, porque su único y ciego objetivo eran los intereses percibidos por sus aportaciones en esas empresas por beneficios. Esos personajes vivieron engañados y completamente ciegos a la realidad hasta el último instante, absolutamente incapaces de prever lo que habr En este ambiento un pajarista entre los clientes de Forum o Afinsalidad hasta el nadie que ofrezca mejores perspectivas de rentía de pasar.

Por otra parte estaban los profesionales de la filatelia y los coleccionistas. Nosotros nunca creímos en la llamada “inversión en bienes tangibles” . Es notable observar a este respecto que es más difícil encontrar un coleccionista entre los inversores de Fórum o Afinsa, que una aguja en un pajar. En este ámbito vimos cómo en los años 2004 y 2005 fueron vendidas en trato privado o en subasta colecciones de importancia y los más avispados comerciantes liquidaron buena parte de sus stocks relativos al material más inconsistente o vinculado a la actuación de aquellas empresas como eran, por ejemplo, los sellos del tema Europa.

7.- Pinchazo y estallido.

El día 9 de mayo de 2006 se produjo el pinchazo de la burbuja. La policía irrumpía simultáneamente en las sedes de Afinsa y Fórum. Su actividad quedó paralizada de forma súbita y definitiva.

Para sus 350.000 o 400.000 inversores el estallido fue sinónimo de la pérdida prácticamente total de las aportaciones suscritas.

La Filatelia tradicional se vio afectada de forma colateral. Sólo media docena de comerciantes han sufrido graves daños por estar implicados en la actividad de esas entidades, bien como proveedores o como colaboradores de la naturaleza que sea. Pero, por lo que pudo observarse a lo largo del ejercicio 2007-2008, para el coleccionismo filatélico en general, no habrían sido muy importantes las consecuencias del cierre de Fórum y Afinsa sino fuera porque a continuación nos veíamos envueltos en el crash de la burbuja inmobiliaria.

Lo más grave para el mercado filatélico no lo han generado Fórum y Afinsa, sino el estallido de la burbuja inmobiliaria el año 2008; y esa sí nos ha conducido a una crisis generalizada y a una depresión que será el tema que abordaremos en los dos próximos meses observando la situación presente y las perspectivas futuras de la oferta y la demanda en el mercado filatélico español.