Fruslerías, Otras zarandajas — 14 de marzo de 2015

Análisis grafológico del Dr. Thebussem

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Thebussem webLa grafología es una técnica de estudio de la escritura para conocer el carácter y la personalidad de un sujeto. Ese conocimiento puede extenderse a su salud y equilibrio mental, su inteligencia y sus capacidades profesionales.

Existen múltiples citas que revelan cómo desde la Antigüedad se intuía la vinculación de la escritura con la forma de ser de la persona. Pero todas esas noticias no dejan de ser más que precedentes de una técnica cuyo nacimiento se atribuye hoy a los trabajos de Michon.

En el segundo cuarto del siglo XIX nació en Francia lo que podríamos considerar una escuela precursora de la grafología integrada por diversos clérigos y eclesiásticos entre los que se encontraban Boudinet (obispo de Amiens), el cardenal Regnier (arzobispo de Cambrai) y sobre todo el abate Jean Hippolyte Michon que hoy es tenido por padre de la grafología tras la publicación de su obra «Les mysteres de l’escriture» poco después de que fundara la Societé de Graphologie de París en 1871. Al propio tiempo es el fundador de la revista «La Graphologie», que se sigue publicando en la actualidad.

Precisamente fue Michon quien bautizó con el término «Grafología« a esa técnica, formando la palabra a partir de los vocablos griegos graphe (γραφή) que significa escritura y logos (λóγος), que significa estudio, ciencia.

En este artículo presentaré una curiosidad: un análisis grafológico de la escritura de Thebussem realizado cuando el ilustre doctor contaba poco más de sesenta años. Hay que destacar la fecha del examen (1889); estamos en los albores de la grafología, una técnica que recibirá su impulso definitivo y se consolidará en el siglo XX. Constataremos, así, que nuestro personaje ciertamente estaba en comunicación con la vanguardia de la intelectualidad de su época.

Análisis grafológico

«Retrato Moral del Dr. Th.

Está dotado de un gran corazón y de una bondad extrema, rayana en la dulzura. Esto le consta hasta el punto que tiene sus medidas para no dejarse arrastrar de sus inclinaciones naturales.

La escritura revela sensibilidad contenida o sea lucha entre el corazón y la cabeza. De ahí que siendo instintivamente impulsado a la confianza, a la franqueza, a la expansión, a la indulgencia, se muestra también precavido, cauto, desconfiado, prudente y posea la generosidad con orden, la franqueza con tacto y la expansión según con quien.

Es una naturaleza noble, leal, enemigo de la pretensión y del pedantismo. Sabe lo que vale, tiene el sentimiento de su fuerza pero por su carácter sin egoísmo y modesto es siempre simpático, afable sociable. Si no hubiese en él esta ponderación, si no se contuviese tanto, sería más decidor, más alegre todavía, pero parece aborrecer o temer toda clase de excesos y sujeta su imaginación, su vivacidad, etc. como si hubiese tomado para sí el lema antiguo «In medio stat virtus» [1]

Nota: la carta examinada es del año 1888. En el año que ha transcurrido el carácter puede haberse modificado en algo.

Retrato intelectual del Dr. Th.

Tiene una inteligencia enciclopédica es decir. sabe a la vez concebir y razonar.

Dotado por igual de intuición, de idealismo y de deducción, de lógica puede abrazar todos los conocimientos humanos. Esto le conduce tal vez a ser erudito y superficial a menos que durante algún tiempo pueda prescindir de los mil conocimientos variados que posee para hacerse especialista en uno de ellos.

Su espíritu está cultivado y secunda poderosamente la inteligencia pues tiene gran lucidez, buen golpe de vista, se fija bien, afecciona el orden y odia a la par el estilo afectado y los sutiles distingos. Sus disposiciones le llevan a indagar, a buscar la verdad, al género didáctico o filosófico pero sin sequedad, sin abstracción, dando siempre la preferencia a todo lo que encierra en sí cierta poesía.

Posee el sentimiento marcado del arte aunque éste no sea aún bastante acrisolado.

En fin si para diplomático se necesita saber mentir, el Dr. T. no vale paro ello;  más si se puede conciliar la diplomacia y la verdad este Señor tiene un talento especial para las negociaciones con su carácter bondadoso y moderado, con su talento sabe avanzar, retroceder, plegarse y salirse con la suya.

 

            Firma:

Segundo Sabio del Valle [2]«

Hasta aquí el examen grafológico  de Sabio del Valle que envió por correo a su amigo Lorda, adjuntando la carta siguiente:

«Zaragoza
Quinta del Valle
Arrabal
23-III-1889

Sr. Dn. Juan M. Lorda

Apreciado amigo:
Conforme le prometí he tenido el gusto de examinar la escritura del Dr. Th. Por Vd. presentada. Hubiese deseado contar con más cartas y sobre todo que estuviesen escritas en papel sin rayar. Como convenimos no le digo todo lo que veo, cosa que sólo hago cuando trato directamente con los interesados.  He aquí el juicio que me ha merecido, juicio basado constantemente en los signos que constituyen su grafismo. Si alguna vez le fuese posible someter este estudio rápido al Dr. Th. le agradeceré me dijese el juicio o la opinión que le ha merecido.

Suyo affmo.

 

Firma:
Segundo Sabio del Valle

Al dorso de esta última carta figura el siguiente texto manuscrito de puño y letra del propio Dr. Thebussem:

«En el año que ha transcurrido desde la carta que examiné, noto en su escritura la energía más pronunciada (ligeramente) algo de obstinación, cierta tendencia al mando, a la autoridad, al hábito (de Santiago con los moros) de vencer resistencias y obstáculos; pero casi, casi al estado de deseo pocas veces realizado. Su despotismo, si a tal llegase, sería irregular, débil, bondadoso.»

Thebussem no era reacio a recibir elogios de personajes reconocidos del mundo de las letras, la ciencia y la cultura en general. Por ello es lógico que no le faltaría entusiasmo para copiar esas líneas.

La grafología estaba en sus inicios y no podía popularizarse destacando defectos de los individuos socialmente acomodados y de contrastada valía intelectual. Era, por consiguiente, políticamente más adecuado cantar las excelsas virtudes de quienes desempeñaran importantes papeles en la vida social, dejando los dictámenes grafológicos que destacaran defectos, vicios y carencias a los delincuentes.

La verdad es que este «análisis grafológico» no nos aporta nada nuevo a lo que conocemos de la personalidad y carácter del Dr. Thebussem. Sin embargo constituye una curiosa anécdota y pone de manifiesto su contacto con los intelectuales de vanguardia.

 

Notas

[1]  «In medio stat virtus quando extrema sunt vitiosa» (En medio está la virtud cuando los extremos son viciosos),  Horacio, Epístolas, 1,18,9

[2]  Segundo Sabio del Valle era un pastor protestante de Zaragoza a donde había llegado en 1880 procedente de Suiza. Como predicador fue ayudante del secretario de la Alianza Evangélica Española. Posteriormente abrió su propia iglesia (Iglesia de la Salvación Gratuita en la calle Tejedores de la capital aragonesa).
Sabio del Valle era miembro de la Logia masónica Caballeros de la Noche de Zaragoza. Participó activamente como socio en el Ateneo de Zaragoza del que fue vicepresidente el curso de 1884. Sus múltiples intervenciones se refirieron a temas muy diversos, como la grafología, el determinismo, el socialismo, el abolicionismo, los homenajes que la institución tributó a Zorrilla en 1883 y a Víctor Hugo en 1885, etc.
Como abolicionista convencido divulgó en España el pensamiento de Josephine Butler, autora de un manifiesto de condena de la legislación inglesa publicado en el Daily News de Londres en 1870 que fue firmado por 250 mujeres pertenecientes a la Ladie’s National Association for the Repeal of the Contagious Diseases Acts. El abolicionismo es la doctrina que propugna la anulación de leyes, preceptos o costumbres que se consideran atentatorios a principios humanos y morales (la aplicación más generalizada del término se ha hecho respecto a la esclavitud).
Obtuvo el primer premio en un concurso científico literario sobre la prostitución y los medios para combatirla convocado por el Gran Oriente de España. Ese trabajo se publicaría años después omitiendo el nombre de su autor.
Al igual que hicieran los pastores protestantes Federico Fliedner en Madrid y Alexandre Louis Empaytaz encabezaba  el movimiento abolicionista (cf. La Prostitución en la España Contemporánea, Jean Luis Guereña, Madrid 2003).