Buceando..., Fruslerías — 2 de septiembre de 2012

Un tesoro filatélico en Cuba.

por

Buceando en la Historia de la Filatelia 004

Publicado en Revista de Filatelia (nº 351, junio 1999)

Hallazgo de un inmenso tesoro filatélico

 

En esta sección, el mes pasado decíamos que  en el presente número trataríamos de la goma en los sellos, pero la lectura de un artículo sorprendente en “El Curioso Americano” me ha inducido a  aparcar de momento ese tema para desarrollarlo en mejor ocasión y comentar hoy tan apasionante contenido.

La revista “EL CURIOSO AMERICANO” vio la luz en La Habana en 1899. Se trata de una rarísima publicación filatélica que en el número 3 del año de 1901 reproducía el siguiente texto, el cual, por su importancia, debería haber tenido mayor resonancia en nuestro país:

“MAGNIFICO ARCHIVO”

 “Hace un año apareció en esta Ciudad un gran archivo de sellos usados de España de los años 1850, 51, 52, 53 y 54, todos ellos de 2, 5, 6  y 10 reales poco más o menos en esta cantidad:

1850—650 de 5 r.–350 de 6r.—1850 de 10 r.
1851—40 de 2 r.–350 de 5 r.–200 de 6 r.–350 de 10 r.
1852—25 de 2 r.—1200 de 5 r.—450 de 6 r.
1853—10 de 2 r. –100 de 5 r.—22 de 6 r.
1854—40 de 1 r.—60 de 2 r.—60 de 5 r.

Y unos 2.000 más, surtidos, en mal estado.

Una vez más vemos que en los catálogos no se les pone el verdadero valor a los sellos; según dice Fernández Duro, se han usado casi tantos de los 2 reales del 53 como del 52 y sin embargo el primero aparece tasado en todos los catálogos en la mitad del precio que el segundo.

Casi todos los sellos que dejamos detallados, han sido adquiridos por el administrador de esta revista; la mayor parte los vendió en Londres, Barcelona y New York y el resto en pequeñas partidas, en Madrid, París y Bruselas.

Entre dichos sellos había 3 blocs de 4 y tiras de 2, 4 y 6 de 2 reales del 51, sobres que tenían  hasta 400 y 600 reales en sellos de 5, 6 y 10 r.; de 6 y 12 cuartos había muy pocos.

 Los sobres que contenían dichos sellos, estaban unidos a los expedientes formados en la Aduana, a  la entrada de los buques, los cuales pertenecían a las facturas de exportación correspondientes al cargamento que de España  traían, los que—según creemos—se unían al expediente, como justificante de haberse pagado los derechos de salida de los puertos de que procedían.”

De su contenido podemos extraer jugosas consecuencias:

1.- A finales del pasado siglo y principios del XX las cartas carecen de mayor interés. Los documentos postales si algún valor tenían es porque llevaran adherido un sello más o menos raro. Es por esa razón por la que el articulista no habla de que haya aparecido un “archivo de cartas”, sino un “archivo de sellos”. Nos confirman este hecho las subastas de las primeras décadas de este siglo, que, cuando reproducen una carta, sólo fotografiaban el ángulo o el pequeño fragmento en el que se encuentra el sello (pues es lo único que realmente importaba y a lo que ciertamente de daba valor).

2.- La lectura de este artículo también nos confirma que a principios de siglo los comercios más importantes del mundo para el sello clásico español están en Londres, Barcelona y Nueva York. En un segundo escalón aparecen Madrid, París y Bruselas. Y ahí es a donde acude a vender el preciado tesoro el director de la revista.

3.- El articulista se equivoca al equiparar la rareza de los sellos de 2 reales de 1852 y 1853. Se usaron más sellos del dos reales en 1853 que en 1852, aunque la verdad es que no tantos como para que la rareza de este último sea el doble que la del primero. Pero la rareza actual de los sellos no está exclusivamente en el número de los mismos que se emitieron o que se pudieran vender, sino también en los que han logrado conservarse en el transcurso de los años.

4.- De los sellos de 1850, 1851 y 1852 hay una gran cantidad de ejemplares de los valores altos de 5, 6 y 10 reales. Por el contrario de los valores de 6 y 12 cuartos, a modo de sorpresa, se dice que “había pocos”. En cambio en las emisiones de 1853 y 1854 las cantidades que se encuentran de esos valores, baja en picado: por ejemplo, del 5 reales 1200 de 1852 y sólo 100 del 53 y 60 del 54. Luego veremos que la explicación es fácil y viene determinada por las tarifas de correos vigentes esos años.

5.- El último párrafo es extraordinariamente ilustrativo. El archivo del que se está hablando es el de la Real Aduana de La Habana. Allí llegaban los buques españoles cuyo cargamento debía llevar los registros de embarque franqueados con sellos según la Real Orden del 12 de enero de 1850. Sin embargo a partir del 1 de enero de 1853 esa obligatoriedad cesó. De ahí que, aunque tenemos constancia de que algunos navíos seguían franqueando sus registros, éstos fueron la excepción

Además la correspondencia ordinaria bajó sus tarifas a Cuba el día 1 de noviembre de 1854 desde 5 reales a 1 real por carta sencilla.

6.- Los registros de embarque debían franquearse con la tarifa de la correspondencia ordinaria, por lo que, dado el peso de la documentación que llevaban y que el porte sencillo a Cuba era de 5 reales para 8 adarmes, en ocasiones alcanzaba importes muy elevados; ello explica el comentario del articulista cuando nos dice que se encontraron cartas que tenían “hasta 400 y 600 reales” de franqueo en sellos de correos. Desgraciadamente ninguna de esas grandes piezas ha sobrevivido hasta nuestros días. También con ello explicamos el escaso uso para ese destino de los sellos de 6 y 12 cuartos.

7.- En una época en la que sólo importaba el sello, fácilmente comprenderemos que las cartas de ese archivo fueran mayoritariamente al agua para desprenderlos y que los bloques se cortaran individualmente para darles salida comercial. Esta era una práctica habitual en aquellos momentos.

Si el director de “El Curioso Americano” hubiese intuido el futuro de la filatelia y hubiera conservado alguna de esas piezas para  legar a sus descendientes, ¿qué precio podrían valer hoy en día, si tenemos en cuenta que un registro con “solamente” dieciseis sellos de 5 reales de 1853 se ha vendido recientemente en una subasta pública de Barcelona en algo más de catorce millones de pesetas?.

8.- Por último, comentar que si no hubiera sido por este archivo de la Aduana de La Habana, actualmente veríamos reducido a la mitad, por lo menos, el número conocido de registros de embarque circulados con sellos desde la España peninsular a las Antillas. En efecto, de los 22 que se conservan, 11 están dirigidos a La Habana, nueve a otros destinos, ignorándose el destino de dos de ellos por conservarse incompletos. Que de los tres bloques de cuatro del dos reales de 1851, hoy sólo tenemos constancia de la existencia de uno, y que tampoco se conservan las tiras citadas de 4 y seis sellos de ese mismo valor.

Por otra parte recordar que el registro de embarque de mayor franqueo conocido es el dirigido desde Cádiz a La Habana el 4 de enero de 1850 con una tira de siete y otra de diez sellos de 6 reales de 1850, considerada unánimemente como la más valiosa y bella pieza de la historia postal de España. Sin embargo ese franqueo de 102 reales está muy lejos de los 400 y 600 reales que cita el articulista y que actualmente sólo podemos contemplar en nuestra imaginación.