Entre el absurdo y el ridículo
El título de “Cartero Honorario” data de 1880. Fue creado a la medida del Dr. Thebussem.
Es innecesario enumerar ahora los méritos del célebre doctor, pues son de sobra conocidos. Los numerosos escritos sobre temas postales y las propuestas de mejora de los servicios de correos había creado un general sentimiento de gratitud hacia él.
Queriendo ofrecerle una muestra de ese agradecimiento, fueron los propios funcionarios quienes acabaron por dar forma la figura del Cartero Honorario, a favor de Mariano Pardo de Figueroa por su especial dedicación a dignificar la figura del correo. Su enorme y merecida popularidad entre los empleados de la Administración Postal convirtió la designación casi en un acto de aclamación. El título de Cartero Honorario se ajustaba al Dr. Thebussem como una horma a su zapato porque fue específicamente diseñado para él.
¿Podemos decir de los posteriores “Carteros Honorarios de España” que acreditaron semejantes méritos para gozar de ese título? Antes de contestar debemos hacer dos precisiones:
Primera puntualización: El Dr. Thebussem nunca recibió el nombramiento de “Cartero Honorario de España”.
Su primer título fue el de “Cartero Principal Honorario de Madrid” concedido por la Dirección General el 20 de marzo de 1880[1]. A continuación se le nombró “Cartero Principal Honorario”, “Cartero Mayor Honorario” o simplemente, “Cartero Honorario”, según los casos. Las nominaciones recibidas por las diferentes Administraciones postales fueron en total 36, que se relacionan el cuadro 1 ordenadas por su fecha de concesión:
¿Cuál es origen del calificativo “de España” en su título de “Cartero Honorario”? Él mismo se lo autoatribuyó. Así le cuenta sus intenciones a su hermano Rafael en una carta. Tras explicarle que el Administrador general de Correos de Cuba solicitaba aceptara el nombramiento de “Cartero Principal Honorario de La Habana”, añade:
“acepto con el mayor júbilo y agradecimiento. Igual respuesta doy a los señores Jefes de varias
Administraciones principales de Correos de la Península, que, por conducto de terceras personas, se han dignado ofrecerme los honores de Cartero en sus respectivas dependencias. De este modo podrá llegar un día en que tenga la honra de intitularme Cartero honorario de España y de las Indias”.
Por eso la primera marca de franquicia del Dr. Thebussem es la de “Cartero Honorario de Madrid” que utilizó a partir del día 24 de mayo de 1880. Los cuños para estampar las marcas de “Cartero de España y de sus Indias” y “Cartero de España” los encargó mucho después, y le serían entregados los días 15 de mayo y 18 de julio de 1882 respectivamente.
Segunda aclaración: Correos se equivoca cuando cita únicamente a 5 carteros honorarios olvidando a Evaristo Acevedo Guerra
El 28 de mayo de 1972 el entonces director general de Correos, don León Herrera, nombró Cartero de Honor al célebre escritor y humorista Evaristo Acevedo, autor de la novela de humor “Cartero sin uniforme”. El acto en el que le fue entregado el diploma acreditativo de dicha distinción tuvo lugar en la Casa de Postas de la Feria del Campo. En esa misma ceremonia se nombró repartidor honorario de telegramas a Perico Chicote. Ambos, Acevedo y Chicote, habían pertenecido los respectivos cuerpos de Correos y Telégrafos. Sin en la Dirección General de Correos no les consta dicho acto básteles consultar en la página 55 del ABC del 25 de mayo de 1972 la noticia difundida por Europa Press, o el recuerdo que le dedicaba Juan de Linares en el artículo “Carteros Honorarios y sus marcas de franquicia” publicado en mayo de 1983 por la revista RF de Edifil.
Hechas estas dos precisiones, vayamos a la pregunta formulada al principio. Los méritos “postales” de los Carteros Honorarios de España han sido muy dispares.
Había elaborado mi cntestación; pero como dicen que las comparaciones son odiosas, dejo al lector la respuesta. Es evidente, sin embargo, que la vinculación con los servicios postales fueron más estrechas y directas en los casos de Álvarez Sereix y de Acevedo que en los posteriores de Camilo José Cela, Ramón Carande y Antonio Mingote.
Lo que resulta entre absurdo y ridículo es el nombramiento de la Reina Sofía como Cartera Honoraria y entre ese calificativo y el de ridículo.
Según la Real Academia absurdo equivale a extravagante, arbitrario, que no tiene sentido y ridículo es lo que por su rareza o extravagancia mueve o puede mover a risa
En el comunicado oficial de correos anunciando el nominación de la Reina como cartera podemos leer:
El nombramiento de “Cartero Honorario” es un título honorífico que CORREOS concede a personas que han prestigiado con su colaboración a la entidad. Ese es el caso de la Familia Real que, en diversas ocasiones, han reconocido la labor desarrollada por CORREOS.
Un ejemplo de ello fue la audiencia que concedió S. M. el Rey Don Juan Carlos en 2006 para celebrar el 250 aniversario del nombramiento del primer cartero. Por su parte, en 2009, SS.AA.RR. los Príncipes de Asturias recibieron a una delegación de carteras para conmemorar los 30 años de la incorporación de la mujer a esta profesión y, en 2012, coincidiendo con la entrega de los Premios Príncipes de Asturias y con la concesión a los carteros rurales de la medalla de plata del Gobierno del Principado de Asturias, recibieron en audiencia a trabajadores del ámbito rural asturiano.
Lo que viene a significar que, no habiendo hallado razón alguna en la Reina para concederle ese título, se ha recurrido a dos audiencias (una del D. Juan Carlos y otra de los Príncipes de Asturias) y la entrega de unas medallas de plata concedidas por el gobierno autonómico asturiano a unos carteros rurales.
Es lamentable que vaciemos de contenido una distinción tan valorada desde que la disfrutara el Dr. Thebussem. Pero es más penoso instrumentalizar la imagen de Doña Sofía una reina tan querida por todos los españoles.
[1] Sin embargo en el diploma que se le entregó, fechado el 2 de marzo de 1880, la redacción exacta es: “cargo honorario de Cartero Principal de Madrid”