Afinsa y Fórum Filatélico:
EL CINISMO DE LOS POLÍTICOS FRENTE A
LA IMPOTENCIA DE LOS INVERSORES (1)
Tras aflorar el gran escándalo de AFINSA y FÓRUM, a medida que se van desarrollando los acontecimientos, se pone en evidencia la vergonzosa degradación moral y ética de una buena parte de la sociedad española:
– AFINSA Y FÓRUM.
Los gestores de estas empresas han demostrado sin ningún género de dudas que habían construido un negocio ilegal porque era de naturaleza piramidal.
Es cierto que Fórum y Afinsa eran distintas y han actuado de forma diferente en relación al coleccionismo filatélico. Mientras Fórum mostró una indiferencia total y concentró su actividad promocional financiando y participando en regatas de vela, equipo de baloncesto etc., Afinsa (al menos mientras para ello Albertino de Figueiredo tenía capacidad de promoverlo) potenció estudios filatélicos, certámenes de Filatelia, apoyo económico a Fesofi y otras instituciones del coleccionismo de sellos. Pero en el núcleo fundamental de su actividad eran muy semejantes aunque tuvieran formas diferentes: Captaban recursos de los particulares faltando a la verdad cuando les aseguraban unos beneficios en función de la revalorización de los sellos que les vendían. Y si faltaban a la verdad era porque, en ningún caso, esa revalorización se producía realmente en el mercado. ¿Cómo va a revalorizarse un material que compraban a precios de mercado a la décima parte del valor por el que lo vendían a sus clientes? Si compraban por 10 lo que les vendían a 100 garantizándoles una revalorización del 6%, era preciso que esos sellos, originariamente valorados en 10, se pudieran vender en el mercado al transcurrir el año por, al menos, 106. Como es incuestionable eso no podía suceder. Ellos los recompraban con cargo a los nuevos recursos que aportaban los nuevos inversores. Eso se ha podido mantener así a lo largo de más de 25 años.
También es cierto que ambas empresas habían cumplido hasta el momento todos sus compromisos de pago; pero siempre sobre la base de una mentira: La revalorización de unos sellos cuyo precio de mercado era extraordinariamente más bajo del que ellos les atribuían. Y en ese engaño radica la estafa. La estafa fue cometida en el mismo momento que se firmó un contrato imposible, se pagaran o no después los compromisos adquiridos. La estafa estaba cometida desde el primer momento. El daño sólo se produciría cuando la rueda se parara. En el supuesto fraude incurrían, por igual ambas empresas.
El problema, como tantas veces sucede, era encontrar a alguien que le pusiera el cascabel al gato. Cuanto mayores eran las dimensiones de estas empresas, mayor iba a ser el número de damnificados si todo se fuera al traste, ya sea porque la propia espiral del negocio no daba para más, o porque alguien decidiera cortar su actividad. Esto último causaría grandes daños a sus clientes, pero, eso sí, evitaría que corriera el tiempo y con él creciera el número de los afectados. Tener que elegir entre esas dos opciones, ambas con aspectos tan negativos nos recuerda la frase del político inglés Christofer Morley: En política siempre debemos optar entre dos males.
Fuere como fuere se decidió cortar repentinamente la actividad mercantil de esas empresas.
Con la intervención de Afinsa y Fórum, al tiempo que se encarcelaba a sus cabezas rectoras, se produjeron dos hechos:
1.- Muerto el perro, se acabó la rabia. Se ponía en evidencia, paralizándolo, el proceso de la presunta estafa continuada que significaban esos negocios y
2.- Afloraban más de 400.000 víctimas a lo largo de toda la geografía española cuyo único pecado era el haber creído en los signos externos que, con un gran aparato propagandístico y escudados en instituciones, actividades y personajes de gran relevancia social parecían garantizar unos negocios serios y responsables.
- LA CLASE POLÍTICA
He dicho muchas veces que la política es la segunda profesión más baja y me he dado cuenta que guarda una estrecha similitud con la primera.
Ronald Reagan
(Expresidente de E.E.U.UJ
Esas dos consecuencias que hemos reseñado: el fin del fraude y una enorme masa de damnificados, han atraído a la clase política como si se trataran de buitres carroñeros fascinados por unos cadáveres de extraordinario potencial para llenar sus estómagos.
Por un lado surge la lucha por ponerse la medalla ante la opinión pública de ser los autores de una denuncia que ha frenado un mal. Por otro, hay que buscar un culpable que cargue con la responsabilidad de haber causado 400.000 damnificados, en muchas ocasiones gente sencilla. Respecto a lo primero los político olvidan que han sido los técnicos de la Inspección de Hacienda y el ministerio fiscal quienes se han hecho merecedores de la “medalla” y, en cuanto a lo segundo, los culpables reales de esos 400.000 perjudicados son esas dos empresas desarrollando una actividad fraudulenta.
El pasado día 11 de este mes, El Economista y la revista Época ponían al descubierto un documento interno del PSOE en el que el partido de los socialistas señalaba a sus dirigentes los puntos que habían de destacar sobre el asunto: Había que capitalizar políticamente los frutos del escándalo: nosotros los socialistas somos los que denunciamos porque somos quienes cortamos los casos de corrupción y el Partido Popular es el culpable de que haya tan elevado número de perjudicados.
Medios de comunicación próximos al PP hicieron una lectura sesgada y falsa del documento, afirmando que el PSOE no había dudado en producir un grave daño a 400.000 ahorradores con tal atribuir esa responsabilidad al partido de la oposición y al mismo tiempo con ello echaban una cortina de humo al escándalo de que un gobierno democrático acusara falsamente de agresión a un ministro a dos simpatizantes del partido de la oposición, algo exclusivo de las más execrables dictaduras. Esto último, desde luego, es cierto, pero lo primero es completamente falso.
Pero ¿Cuál es la realidad? En mi opinión ningún grupo político español es inocente. Estas empresas crecen vertiginosamente durante los años en los que el PSOE, con Felipe González a la cabeza, estaba en el gobierno de la nación. Se consolidan como dos enormes monstruos económicos durante el mandato del Partido Popular, con Aznar al frente.
El PSOE, con Zapatero, tarda más de un año en decidirse a actuar. Esa demora se traduce en que Fórum y Afinsa capten 40.000 nuevos ahorradores, 40.000 nuevas víctimas.
Si alguien duda de la parte de responsabilidad que afecta al PP, aunque sólo sea por la cobardía de no atreverse a actuar contra ellos, puede consultar al que fuera vicepresidente del Gobierno español: D. Francisco Álvarez Cascos. Él estaba en el poder cuando se le ofreció el premio a la Excelencia Filatélica, galardón que aceptó, pero que más tarde se negó a asistir a cualquier acto en el que se le pudiera hacer entrega del mismo, al tiempo que rehusaba recibir a los representantes de la institución que le había otorgado semejante distinción. Ese premio lo otorga anualmente la Fundación Albertino de Figueiredo para la Filatelia, cuyos recursos económicos son aportados por AFINSA. ¿Qué informes había recibido para que considerara tan peligroso verse vinculado con AFINSA, aunque sólo fuera por recibir una medalla de la Fundación Albertino de Figueiredo?
En la acción de gobierno, los dos grandes partidos han actuado negligentemente. No vengan ninguno de ellos ahora a querer ponerse ninguna medalla y tampoco pretendan culpar al contrario.
Pero. ¿Y los demás partidos españoles? Izquierda Unida no parece prestar mayor atención al caso. Hacerlo no debe reportarle mayores beneficios.
¿Y los partidos nacionalistas? Esos partidos de tan intensa actividad por conseguir mayor grado de autonomía (según dicen en beneficio de sus “naciones” o “nacionalidades” o como quieran denominar a los territorios que desean gobernar cada vez con un mayor poder) en esto han mostrado una pasividad total. Ni el Partido Nacionalista Vasco, ni el Partido Nacionalista Galego, ni Convergencia y Unió, ni Ezquerra Republicana de Catalunyadan la sensación de no tener, entre los ciudadanos sobre los que pretenden gobernar, clientes damnificados de Afinsa y Fórum por el escasísimo interés que han demostrado. Y si saben que los tienen lo único que les debe importar es medrar y pactar cuanto y con quien sea necesario para medrar en política a fin de conseguir poder al margen de los verdaderos intereses de los individuos que los han elegido..
Muy probablemente esto sea una nueva demostración de que a nuestros políticos les importa más el poder y los intereses de sus partidos que el bienestar de los ciudadanos. No se debate el fondo de la cuestión; menos los intereses de los ahorradores (ya se ha dicho que el Estado no puede ni debe declararse responsable subsidiario).
¿Veremos algún día que por actuar negligentemente, por mentir en el Parlamento o por falta de ética en cualquier aspecto del quehacer público, se atribuyan responsabilidades a nuestro políticos?
Quizá; pero no parece que por ahora haya llegado ese momento.