2014, Fue noticia — 4 de junio de 2014

Correos rebaja sus tarifas hasta un 50%

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Las vicisitudes por las que ha atravesado el sello de correos a lo largo de la historia han sido muy diversos; pero a partir de la conversión de los organismos encargados de los servicios postales en sociedades privadas, se han ido imponiendo criterios de organización no siempre acordes con lo que se había entendido como un servicio público que el Estado debía garantizar a todos sus súbditos. Ello ha multiplicado el número acciones y actitudes que han dañado la imagen del sello como objeto de un coleccionismo serio tal como se había concebido. Desde el 1 de enero 1850 el sello ha sido un medio de pago de las tarifas postales en España. Considerado el servicio postal como algo casi sagrado por su importancia en la vida social y mercantil de la nación al sello se le otorgaba una dignidad que hicieron de su coleccionismo el rey de los hobbies. Los tiempos han cambiado. Para el actual conjunto de empresas que forman el “Grupo Correos” el sello parece no tener otro interés que el meramente mercantil. Quizá bajo ese prima hemos de contemplar la última maniobra de la empresa estatal privatizada.

Figura 1

Figura 1

Rebaja de tarifas.
Suponemos que Correos no está legitimado para modificar a su antojo las tarifas postales. Sin embargo ha encontrado la fórmula para que, sin necesidad de variarlas, el usuario de sus servicios pueda pagar las tarifas vigentes con unos descuentos importantes de hasta el 50%. ¿Cuál ha sido el truco? Vender los sellos con descuento. No baja la tarifa; pero vende por debajo de su valor los sellos con los cuales se ha de pagar. La figura 1 reproduce la parte frontal de un tríptico promocionando la venta de una serie de productos entre ellos los libros con las emisiones de sellos de diversos años. Durante la Ferie de las Plaza Mayor se efectuó a los comerciantes también un aoferta similar que luego se extendió a todos los profesionales miembros de Anfil en el que se incluían los libros con las emisiones de de España y Andorra de los años 2011 a 2013. Se podrá argumentar que la venta era de todo un conjunto (sellos de España, de Andorra y un libro); pero detallémoslo:

Figura 2

Figura 2

El facial de los timbres españoles del año 2013 incluidos en él suma 83,90 € y los de Andorra unos 12 € en este este “outlet de filatelia” se pueden adquirir por 49,95 €. Lo que significa que suponiendo se puedan vender los sellos de Andorra con el libro por únicamente 8 €. El coste final de los sellos españoles resultaría de 41,95 € ¡Exactamente la mitad de su valor de franqueo! Pero vayamos al peor de los supuestos y no sabiendo qué hacer con los libros y los sellos de Andorra, los arrojemos a la basura. En ese caso los de España, con un facial de 83,90 €, nos resultarían con algo más de un 40 por ciento de descuento. La figura 2 muestra el irónico calificativo que atribuye Correos a sus sellos: “Valores en el tiempo”, falta precisar: valores decrecientes con el tiempo. ¿No es lógica la indignación tanto de los comerciantes como los coleccionistas? Nuestra institución postal parece querer en ahondar en la dicotomía sello moderno – sello antiguo. Por el camino conducirá a la filatelia a centrarse en el sello de hace unas décadas, cuando su finalidad principal todavía era postal. Las emisiones actuales cada vez se aproximan más a la categoría de meras viñetas o cromos comercializados por una empresa que quiere “hacer caja” a costa del coleccionista.