Nuevo récord
El sello más caro de la historia
El pasado día 17 de este mes la casa de subastas Sotheby’s de Nueva York vendió por 9 millones cuatrocientos ochenta mil dólares el célebre sello de 1 centavo magenta de la Guayana Británica. La prensa de todo el mundo (tanto la especializada como la generalista) se ha hecho eco de la noticia por tratarse de un nuevo récord. Jamás se había pagado una cantidad semejante por un sello de correos. Para los no iniciados en el mundo del coleccionismo supone un auténtico escándalo pagar nueve millones y medio de dólares por una trocito de papel de un miserable peso de 0,04 gramos.
Entre los coleccionistas, como sucede en todos colectivos, los optimistas y los pesimistas ven la realidad con una óptica diferente. Los primeros, en el caso más extremo, niegan los aspectos más negativos y sólo admiten lo que resulta favorable a sus intereses. Por el contrario los más pesimistas pierden la objetividad al priorizar lo adverso o nocivo.
Un juicio ecuánime; una valoración objetiva.
NI esa venta es una excepción de no se corresponde con un período difícil del mercado de objetos de colección en general y de la filatelia en particular, ni tampoco significa que la crisis no sea cierta. Los propios expertos habían estimado el sello en un valor que podía rondar los 15 millones de dólares y si se adjudicó por menos es precisamente debido a esa crisis que alcanza a las economías de la mayor parte de los países más desarrollados.
El centavo de la Guayana Inglesa no sólo ha confirmado la norma histórica de superar su valor cada vez que a lo largo de toda la historia se ha puesto a la venta, sino que ha superado a cualquier otro ejemplar. Hasta ahora el récord lo tenía el error «treskilling» amarillo de Suecia que David Feldman adjudicó en 1996 en 2,3 millones de dólares lo que no llega siquiera a la cuarta parte del valor ahora alcanzado por el centavo magenta.
Para quienes les resulta más fácil establecer las comparaciones en otras monedas esos 9.480.000 dólares son aproximadamente 6.971.000 euros, equivalentes a unos mil ciento sesenta millones de nuestras antiguas pesetas. Resulta por lo tanto evidente que pese a la coyuntura económica internacional la filatelia sigue mostrando su solidez. El anónimo nuevo poseedor del centavo magenta, parece haber sabido aprovechar un momento en el que, pese a la cuantía de la operación, el sello le ha salido «barato».
NOTA
El lector interesado en la historia y otros detalles de esta joya de la filatelia internacional, puede leer el artículo que publicará Edifil en su Revista de Filatelia en el ejemplar correspondiente a al próximos meses de julio-agosto.