La aparición de la primera regulación tarifaria de la correspondencia pública aplicable a toda la nación en 1716, supuso un avance primordial en el desarrollo y conocimiento de las carreras de postas de todo el territorio español, pues era la primera vez que se establecía el cobro de los porteos según la distancia y el peso de las cartas.
Por su parte, cartógrafos flamencos, franceses e italianos del siglo XVII, ya habían publicado mapas con los itinerarios y caminos de las regiones españolas, que darían lugar a los primeros mapas de postas de nuestro territorio lo que indudablemente facilitaría la comunicación postal.
Al buscar en los orígenes del correo moderno valenciano del siglo XVII y XVIII y referirnos concretamente a la comarca de la Marina Alta, la cosa se vuelve realmente difícil a la hora de encontrar referencias gráficas de caminos y carreras de postas o de correo circulado por estos singulares parajes.
Buscando entre la bibliografía encontramos la primera referencia en la que se especifican los itinerarios principales, caminos de comunicación entre las ciudades, villas y ventas de todo el territorio español, que fue publicado en Medina del Campo por el valenciano por D. Pedro Juan Villuga en 1546 en su “Reportorio de todos los caminos de España; hasta agora nunca visto, en el cual hallarán cualquier viaje que convendrá andar, provechoso para todos los caminantes”. En él puede apreciarse el camino que discurre siguiendo el litoral de la zona norte de la provincia de Alicante entre Villajoyosa y Denia.
La escarpada orografía del territorio entre Valencia y Alicante debido a la presencia de las sierras de Mariola y Aitana dificultó siempre la comunicación directa entre ambas ciudades y entre éstas y la capital de España.
Así pues, si Juan de Villuga es el primero en enumerar las poblaciones por las que discurre el Camino Llano por la Marina, casi dos siglos después es Pieter Van der Aa en su obra «Nouvelle carte du Valence avec les grands chemins» el primero en incluir esta vía de comunicación en un mapa extranjero, del que reproducimos el detalle de un ejemplar iluminado.
Pero si se hace difícil encontrar referencias bibliográficas en estos periodos de la historia postal, más difícil todavía es hallar correspondencia particular circulada por estas localidades y en estas carreras de postas valencianas.
Aún siendo muy raro hallar documentos circulados por la camino llano de la Marina durante el XVII y XVIII, hemos podido encontrar algún ejemplo que seguidamente pasamos a mostrar.
Esta carta está fechada en Benidorm el 18 de octubre de 1696 y dirigida a Villajoyosa por la carrera de postas a pie de Alicante a Valencia, es decir, el antes mencionado Camino llano de la Marina.
En ella D. Vicente Tous reclama parte de su salario que por diversas razones se le debe, a D. Asensio Ibáñez que en ese momento es el Baile de la Alcaldía de Villajoyosa.
La carta, lógicamente, carece de marcas de salida o de llegada por ser anterior a la aparición de las primeras marcas postales, pero tampoco muestra ninguna porteo manuscrito que sí era habitual en esas fechas.
Mientras, algunas poblaciones de la costa norte alicantina adaptan sus puertos a las necesidades del comercio marítimo y con el tiempo pasan a tener una mayor importancia dentro del Reino de Valencia.
Este es el caso de la administración agregada de Denia, que en el listado que se muestra en la obra de Blas Alonso Arce de 1736 ya despachaba su correo por la Administración Principal de Valencia.
Las cartas se dirigían a Valencia por tres carreras de postas: Denia-Gandía, Gandía-Cullera y Cullera-Valencia, como aparece en el «Itinerario Real de Postas» de Rodríguez de Campomanes de 1761.
Con el desarrollo y mejoría de los caminos y las estafetas, tras la aparición de las primeras marcas prefilatélicas de origen, administraciones agregadas del quince por ciento como la de Denia pasan a tener mayor trascendencia y a ser las depositarias de la gran mayoría del correo salido de las poblaciones más importantes de toda la comarca de la Marina Alta como Jávea, Calpe, Benissa, Pego, Ondara, Vergel y La Xara con objeto de ser distribuido tanto por vía de tierra como por vía de mar, hacia otros puertos españoles y también y de la Europa mediterránea.
La carta adjunta mostrada es un ejemplo del escaso correo marítimo circulado desde puertos alicantinos con una manuscripción mencionando que va circulada con el capitán de la embarcación hacia otro puerto extranjero del mediterráneo.
La primera marca conocida estampada en esta comarca alicantina data del 1781 y muestra el nombre de «DENIA» en mayúsculas recercada por un rectángulo sin dentar, como puede verse en las imágenes, en contradicción a su actual catalogación en la que se representa con rectángulo dentado, aunque sí guarda características muy parecidas a algunas de las primeras marcas de las administraciones del Reino como Valencia, Alicante, Albatera, Alcoy, Elche, Benicarló, Carcagente, San Felipe, Onteniente, San Mateo y Villarreal.
Estas marcas de Denia se hallan siempre estampadas con tinta de escribir negra y el pronto desgaste del cuño por su mala elaboración, en ocasiones no muestra claramente el nombre de la ciudad.
Al tiempo que el correo sigue desarrollándose y aparece un mayor número de marcas prefilatelicas en todo el territorio nacional, se hace necesario añadir a estas marcas el nombre de la administración principal, de manera que en los últimos años del siglo XVIII muchas de ellas indican a veces en una línea el nombre de la administración principal o en dos líneas, con la inicial o iniciales de la población encima y debajo el nombre de la administración principal, como sucede con las siguientes.
En muchas ocasiones el transporte de las cartas no se produce por los cauces legales establecidos por la ley con el fin de disminuir los costes por el peso y la distancia decretados al enviarlas por el correo oficial o con la intención de reducir el tiempo de entrega al destinatario.
En algunos casos y en contra de las Ordenanzas de Correos, las cartas se transportaban por particulares, sirviéndose de estos hacia lugares próximos a los destinos de las misivas, donde de forma manual eran depositadas en esas estafetas próximas a su destino.
La siguiente carta es un ejemplo del caso anteriormente expuesto, en el cual dicha carta datada en La Xara, en lugar de ser depositada en la administración de Denia, es transportada de forma particular hasta Requena, bien sea por intentar producir un fraude al Correo, pues de haber sido depositada en Denia, su coste hubiera sido de «6» cuartos en lugar de «5» o bien por razones de urgencia en su entrega.
Si bien en los primeros años del siglo XVI los caminos de postas estaban siempre al servicio de los empleados del Rey, con el tiempo facilitaron los viajes a personajes de la realeza y a altos funcionarios.
Posteriormente pasaron a ser de uso público, lo cual llevó a un aumento del volumen del correo y una mejoría importante del servicio de distribución por todo el Reino. Esta circunstancia facilitó la inclusión de un mayor número de mensajeros y maestros de postas, que con el desarrollo del sistema conllevó una reducción del coste de los porteos en relación al volumen del correo distribuido.
Este nuevo sistema de reparto abarcaba varias circunstancias a tener en cuenta, el coste reducido y proporcionado al objeto enviado, la rapidez y los lugares de paso que se englobaban en una extensa red de caminos para su distribución.
Hoy en día esa red de distribución creada hace más de cuatro siglos, sigue siendo la estructura básica en la que posteriormente se creó nuestra red nacional de carreteras.
En cualquier caso, el interés de la Historia Postal no radica sólo en el estudio de las marcas postales y los porteos o en el conocimiento de las estafetas, los caminos y las carreras de postas, sino en una simple y básica razón, la necesidad imperiosa que desde siempre ha tenido el Ser Humano en comunicarse con los demás.