Dependencias postales, Filatelia — 2 de diciembre de 2015

El matasellos “CORREUS / ANDORRA”

por

La cuestión de su origen

 

Introducción

 Fig. 1 Un matasellos de origen controvertido.

Fig. 1 – El debatido matasellos

En los últimos años las investigaciones de la historia postal y filatélica andorrana han conseguido arrojar nueva luz sobre algunos aspectos que se creían aclarados y  otros más o menos controvertidos u oscuros.[1] Uno de los casos más enigmáticos era el origen del matasellos “CORREUS ANDORRA”. Las opiniones ofrecidas eran divergentes con explicaciones que se solían basar en suposiciones, más o menos lógicas, en lugar de hechos y datos históricos probados. Este artículo pretende demostrar que tales explicaciones no son plausibles y, bien estudiadas, carecen de consistencia. En un segundo paso descubriremos el verdadero origen de esta estampilla.

El punto de partida

El año 1913 se halló en un cajón del zapatero de la capital andorrana, que también estaba encargado de ocuparse de la recogida y distribución de la correspondencia, un matasellos de correos olvidado, cuyo uso y orígenes había caído en el olvido. En un principio, salvo el reparto postal interno gratuito, Andorra no tuvo ningún servicio de correo propio ni con Francia ni con España y no siendo necesario, tampoco existió ningún matasellos. Hasta el siglo XVIII la mayor parte del correo dirigido a los Valles o que salía de allí, lo transportaban los llamados traginers. Eran muleros que junto con su carga llevaban correspondencia para entregarla en mano o en una oficina de Correos que encontraran a su paso. Desde mediados del siglo XVIII España se ocupaba de la entrega y recogida del correo andorrano, relevando poco a poco a esos arrieros o traginers. Los sellos franceses o españoles, según su destino, con los que se franqueaban las cartas a partir de la segunda mitad del siglo XIX, se compraban en la primera oficina de su país de destino o tránsito, y se cancelaban allí mismo también, aunque hubiesen sido adquiridos con anterioridad y adheridos a los envíos en la misma Andorra.

Tarjeta circulada web

Fig. 2 – 1917 Tarjeta postal circulada a Estados Unidos con la marca a un lado del sello.

Tras el hallazgo de este matasellos fue utilizado en reiteradas ocasiones hasta que en 1928, en tiempos de Primo de Rivera se estableció la administración postal española. En muchos casos aparece como marca de complacencia en cartas y tarjetas postales franqueadas a modo de recuerdo para turistas o piezas especiales para coleccionistas que, sin embargo, no circularon por el correo. Pero también fue aplicado en piezas que realmente usaron la vía postal. En estos casos la cancelación no solía tocar el sello y se colocaba a un lado dejando sitio para el matasellos español o francés, según el caso. Cuando a una pieza le falta de esa segunda cancelación nos debiera infundir graves dudas sobre su auténtica naturaleza postal. También existen otras, sobre todo con sellos franceses, aparentemente anteriores a 1913. Sin embargo, en ninguno de esos casos se ha podido demostrar de manera fehaciente que fueran cartas realmente cursadas por el correo.

La problemática

Existen hasta cinco teorías diferentes sobre el origen de este matasellos. La primera lo coloca en el marco de un servicio postal francés, pretendidamente instalado durante la última Guerra Carlista (1873-1875). La segunda lo hace en el fracasado intento francés de 1882 de instalar una oficina postal en Andorra. Una tercera teoría  lo ubica en el contexto del finalmente fracasado y casi siempre mal fechado intento andorrano de 1896/97 de instaurar una administración postal con sellos propios, diseñados e imprimidos por Plácido Ramón de Torres. La cuarta ve sus orígenes en un encargo de una serie de sellos por parte del co-príncipe episcopal al grabador francés Henri Douchet. Se cita al obispo Casañas (1878-1901) como autor espiritual, fechando la acción, sin embargo, en 1910, durante el obispado del obispo Benlloch (1907-1919), su segundo succesor. La última lo ve en el contexto de la proyectada, pero finalmente también fracasada, inauguración de una administración de Correos hispano-andorrana en 1906. Ninguno de estos supuestos es capaz de explicar convincentemente los orígenes del matasellos. El primero, como veremos luego, se acerca más a la realidad que los otros; pero, sin embargo, no de la forma que se presenta, pues Francia ni propuso ni intentó por aquel entonces instalar un servicio postal en Andorra. Ese manifiesto desinterés galo quedó reflejado unos años más tarde al no tener reparo alguno en aceptar y reconocer en los documentos de la recién creada Unión Postal Universal de 1878, que España se estaba encargando del servicio postal de Andorra. La segunda teoría implica – igual que la primera, por cierto – que el matasellos fuera de origen francés. El intento francés de septiembre de 1882 de instalar, en contra de la voluntad de los andorranos, una oficina de correos que tuvo que ser cerrada después de dos o tres semanas de funcionamiento, forma aquí el telón de fondo. Ese escenario podría explicar, en principio, por qué el matasellos desapareció y luego volvió a aparecer años más tarde en el cajón del zapatero. Pero hay tres argumentos muy fuertes que invalidan esta teoría. Primero, el encargado del correo francés en 1882 no era la misma persona que en 1913 y, además no era andorrano, sino un ex-sargento francés. Segundo: es impensable que se fabricara un matasellos con la leyenda en catalán para una oficina francesa. Y, para colmo, ¿por qué fabricar un matasellos mudo, un tipo antiguo y anticuado, que había sido retirado de todas las oficinas francesas y sustituido por fechadores? El posible argumento de que la fabricación del matasellos fuera una contribución andorrana no es creíble, pues los andorranos se opusieron ferozmente a la imposición de un correo gestionado por un extranjero. Para las dos siguientes teorías la leyenda en catalán no es ningún problema, más bien al revés. En 1896, Francesc Plá, conocido hotelero de Escaldes, presentó para su aprobación ante el Consejo General la propuesta para la creación de una administración postal andorrana y la instalación de oficinas en cada una de las parroquias. También fue aprobada la enfocada adhesión del país a la Unión Postal Universal [UPU] que iría acompañada de la puesta en circulación de una serie de sellos andorranos, ya que ya estaban impresos. Al oponerse la administración francesa para Andorra a esta iniciativa igual que a una segunda de usar uno de los sellos presentados para el correo interior andorrano, ambas tuvieron que ser archivadas. Los sellos se convirtieron en maculatura. Y “nuestro” matasellos sería otro de los productos ahora obsoletos. Conocemos los sellos que se presentaron en París pegados en una hojita especialmente diseñada para la ocasión, amén de otros detalles de los preparativos para presentarlos a la UPU, pero en ningún documento se habla de un matasellos, del que si se hubiera fabricado deberían haber existido seis ejemplares, uno para cada parroquia ¿y todos perdidos sin dejar ningún rastro?. La existencia de una marca de propaganda del hotel, regentado por Francesc Plá, con el escudo de armas de Andorra en medio como el «nuestro“ parece apoyar la idea de su creación en aquellos años. Pero, sin embargo, esa marca apareció en los años 20 del siglo pasado, antes existía otra con la silueta del hotel como motivo central. Marca Balneari Prat webBalneari Pla - Marca web

Fig. 3 – A la izquierda un sobre circulado en 1929 con la marca  Balneari Plá, franqueado con dos ejemplares de la primera serie de sellos emitidos para Andorra.

Fig. 4 – A la derecha detalle de la marca donde se observa la sustancial diferencia entre su escudo central y el anterior.

La teoría menos convincente es la cuarta. Henri Douchet presentó al público filatélico en 1899 sus conocidos ensayos  para una serie de sellos que el obispo Casañas, copríncipe episcopal de Andorra, le había encargado. Pero no hay ninguna constancia de que esos ensayos realmente se presentaran para su aprobación por el Consejo General de Andorra, tal como estaba previsto. Tampoco se llegaron a imprimir los sellos proyectados. Quedaría, además, por explicar cómo podía haber llegado a manos del recibidor de correo andorrano un matasellos, supuestamente hecho por encargo del obispo. La última teoría se basa en los preparativos para la inauguración y puesta en marcha de una administración postal hispano-andorrana en 1906. El encargado andorrano ya había sido nombrado, había jurado su puesto ante el obispo. En Madrid incluso se había preparado un matasellos especial para el caso.[2] Lo que no había entonces era una oficina, el permiso y el consentimiento del Consejo General para su apertura que finalmente no se consiguió. Es poco creíble que se perdiera el recuerdo de ese matasellos, del que no hay constancia que nunca llegara a Andorra, en los siguientes 6 o siete años hasta su redescubrimiento. Los argumentos aducidos antes contra su leyenda en catalán resaltando además que ahora, más que nunca, era un tipo anticuado y fuera de uso, son igualmente aplicables a este caso. Tras haber visto las razones que invalidan las explicaciones sobre el origen del matasellos presentadas hasta ahora o que, al menos, las hacen bastante improbables, vamos a acercarnos a lo verdaderamente problemático desde un enfoque diferente.

Nuevo planteamiento y resolución

Al no llegar a resultados concluyentes tras este examen crítico de las explicaciones corrientes, nos debemos replantear el problema acercándonos al tema de otra forma. El análisis de las condiciones que se debieron de dar para motivar la fabricación de “nuestro” matasellos parece lo más prometedor para llegar a resultados convincentes. En este contexto sería también interesante echar un vistazo a su diseño. Cuando uno lee lo que se ha venido publicando sobre el problema, llama la atención que nadie se haya fijado realmente en los detalles del diseño del matasellos. Si lo miramos detenidamente nos damos cuenta de que no se aprecian los detalles en el dibujo del escudo de armas. Es de una malísima calidad artesanal, el motivo central es irreconocible y hasta indescifrable incluso para un especialista en heráldica. Esto no puede ser fruto de la casualidad, porque en Andorra existían otros sellos como el del Consejo General o el del Tribunal de Corts de una calidad mucho mejor y en los que se reconocía clara y fácilmente lo representado. ¿Cómo es posible, pues, que se fabricara tal dislate? La única explicación es que fuera hecho en la propia Andorra, donde no había especialistas para ese tipo de trabajos y en unas circunstancias que no permitiesen (probablemente una de ellas fuera la falta de tiempo) recurrir a un taller especializado de Barcelona o Toulouse. Este hecho nos coloca en una situación particular que, por sí sola, es incapaz de explicar la necesidad de fabricar dicha marca. El servicio postal interno andorrano no precisaba matasellos por ser gratuito. Para justificar la creación de un matasellos, tanto la (proyectada) sustitución del servicio gratuito interno por uno de pago, como la (planeada) creación de un servicio propio con Francia y/o España, sufragado por el mismo Consejo, son condiciones sine qua non. Si encontramos entonces con un espacio de tiempo en el que ambas condiciones se dan, habremos encontrado la solución a nuestro problema. Sabemos que la abolición de la gratuidad del servicio interior se planteó tan sólo en 1896 y 1906, junto con la creación paralela de una administración postal propia. Estos dos intentos se pueden entonces descartar. Las condiciones necesarias arriba señaladas se dieron únicamente en tres momentos a lo largo del siglo XIX: durante la Guerra de Independencia (1808-1814), en la Primera Guerra Carlista (1834-1840) y en la Segunda Guerra Carlista (1873-1875). Hoy sabemos también que España se encargaba del suministro postal de Andorra desde mediados del siglo XVIII, conduciendo el correo desde la Seo de Urgel hasta San Julián desde donde se repartía por la vía andorrana interna y donde también se recogía el correo saliente. Crear un matasellos para el correo entrante o saliente no tenía mucho sentido. Las marcas de porteo estaban ya estampadas al llegar la correspondencia a Andorra y para la saliente no se podía poner ninguna porque el servicio dentro de los Valles era gratuito. Esta situación no cambió cuando se puso en marcha el uso de sellos adhesivos de franqueo.

Fig. 6 - Un informe del administrador de la estafeta de la Seo de Urgel detalla cada uno de los pueblos y lugares de Andorra a los que les servía y recogía correspondencia. (Archivo Monge-Sempere)

Fig. 6 – Un informe emitido en 1830 por el administrador de la estafeta de la Seo de Urgel, detalla cada uno de los diferentes pueblos y lugares de Andorra a los que servía y recogía la correspondencia. (Archivo Monge-Sempere)

Entre 1806 y 1808, como consecuencia del restablecimiento de los derechos franceses sobre Andorra por el decreto napoleónico de 1806, a los que Francia había renunciado tras la Revolución Francesa, se designó un nuevo veguer francés con residencia en Tarascon (Ariège). A fin de garantizar una comunicación rápida y directa con Andorra, la Veguería organizó su propio servicio de correo con los Valles. Este servicio que pasó de Tarascon en línea recta por Ordino a Andorra se usaría durante la Guerra de la Independencia en la que Andorra, al contrario de la mayor parte de las provincias catalanas, no fue ocupada por tropas francesas y también se utilizó para la correspondencia comercial y privada. Tras el final de la guerra se mantuvo este servicio e incluso se amplió durante los años 20 hasta incluir la administración postal española, desembocando en un servicio transfronterizo que unía la Seo de Urgel con Tarascon pasando por los Valles de Andorra, ahora vía Soldeu y Ax. La Primera Guerra Carlista (1834-1840) interrumpió la línea que se desvió por Puigcerdá entrando en Francia por la recién abierta oficina de Bourg-Madame (1839), un camino más fiable durante el invierno.

Fig. 5 - Del la "Guia General de Corrreos..." de Cabanes Madrid, 1830)

Fig. 5 – Del la «Guia General de Correos…» de Cabanes (Madrid, 1830)

No sabemos hasta qué punto los andorranos se consideraron implicados en dicho servicio, nacido a finales de la contienda como un servicio propio e independiente, pero tan sólo durante los años 1810-1814 se dieron las condiciones antes descritas que pudieran dar origen a la fabricación de un matasellos tan “defectuoso”.  A la falta total de indicios sobre la posible creación de un servicio propio se añade la escasísima probabilidad de que en fecha tan temprana se confeccionara un matasellos redondo cuando en el ámbito postal tanto español como francés los lineares eran la regla.

Durante la Primera Guerra Carlista el suministro postal en Andorra fue muy irregular tanto por el enlace francés como por el español y finalmente se interrumpió. No hay documentos sobre un intento andorrano de mediar la situación con la instauración de un servicio propio. Parece, sin embargo, que ya anteriormente la administración postal española había buscado otro camino transfronterizo vía Puigcerdá. Esto es, al menos, lo que sugieren documentos oficiales. Ofrecía un servicio postal español para una treintena de pueblos de lo que había sido en su día la Cerdaña española, incluyendo los pueblos de Ax y Hospitalet, parte del camino antiguo a Tarascon, que pertenecían  al departamento del Ariège.

Nos queda, pues, nada más que la Segunda Guerra Carlista. Si repasamos atentamente los documentos oficiales, encontramos en junio de 1873 en las actas del Consejo General una decisión que acuerda instaurar un propio servicio de correo con Francia “…que lleva la correspondencia dos veces por semana a Hospitalet…”.[3] Los carlistas, que tenían uno de sus bastiones más importantes en la Seo de Urgel, habían interrumpido la conexión postal con Madrid e impedían el paso del correo andorrano.

Ese incidente no paralizó el servicio. Prueba evidente de que se continuó utilizando es la propuesta del Consejo General a la administración francesa, una vez terminada la guerra, para proseguir con el servicio encargándose de él. Por la falta de interés de la parte francesa se suspendió en algún momento entre 1875 y 1876. La precariedad en la que se encontraba Andorra puede suscitar dudas sobre si realmente se puso en práctica tal servicio. Pero un episodio trágico para los afectados nos confirma la existencia de este servicio e incluso nos revela el nombre de uno de sus carteros que fue detenido y encarcelado por asesinato.[4]

La situación en Andorra y su aislamiento de España durante los años de la contienda justifican la mala calidad del matasellos y también que no fuera un fechador. No cabe otra explicación razonable de la existencia de «nuestro“ matasellos. Encontrar una carta de aquellos años con esa cancelación confirmaría definitivamente nuestras conclusiones. Pero, tras lo expuesto, esto parece un último pequeño paso deseable, del que tendremos que prescindir, probablemente, porque si hasta ahora todavía no ha aparecido ninguna muestra, es improbable, aunque no imposible, encontrar tal pieza en el futuro.


Notas: [1] Gerhard Lang-Valchs [GLV]: España y el correo de Andorra, Biblio 3W, Revista bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales, vol. XVIII, nº 1026, mayo 2013, [www.ub.edu/geocrit/b3w-1026.htm; 10.12.2015, 17.25]. GLV: Henri Douchet i les seves relacions amb Andorra, Papers de Recerca Històrica 8. [2] Archives Diplomatiques de Nantes, Archives de la Veguerie d’Andorre, carton 48, nº 2728. [3] Arxiu Nacional Andorra, Llibre d’Actes, p. 29a del 16.6.1873. [4] Le Rappel del 10.7.1874, pág. 3, col. Junto con otro cómplice había asesinado a dos andorranos en su camino de vuelta de Béziers.