Dependencias postales, Historia Postal — 12 de mayo de 2014

El Primer correo aéreo en Cuba

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Publicado en The Cuban Philatelist. Vol. XXV, No. 70, January-April 2014, pp. 14-18.

Publicado en The Cuban Philatelist (nº 70, Enero-Abril 2014) 

Según el catálogo especializado de sellos de Cuba EDIFIL[1] el primer correo aéreo en Cuba fue transportado en 1914, pero en realidad eso ocurrió más de una década y media antes, en el siglo XIX.

Durante la Guerra Hispano-Cubano/Americana, los únicos medios aéreos de transporte de correspondencia para largas distancias eran los globos más ligeros que el aire y las palomas mensajeras. Las fuerzas armadas americanas utilizaron ambos métodos en Cuba y sus alrededores, aunque de forma limitada.

El ejército americano usó un globo de observación durante la campaña de Santiago. Era un globo estacionario, es decir, fijado a tierra por una larga soga. Los hombres a bordo del globo, los Tenientes Coroneles Maxwell y Derby, enviaban mensajes a los soldados en tierra informando sobre la posición de las tropas españolas, así como de los caminos de la zona de combate[2]. Sin embargo, esto no puede ser considerado, en sentido estricto, correo aéreo.

Era necesario comunicarse con los barcos, tanto mercantes como militares, cuando se encontraban lejos de la costa. Las primeras estaciones para transmitir ondasde radio fueron construidas a finales de los 90. Era una tecnología que se hallaba en pañales y no estaría perfeccionada hasta principios del siglo XX. El primer equipo de radio fue instalado a bordo de buques a mediados de la década de 1910, pero no se generalizaría su uso hasta una década después. Con anterioridad, hacia finales del siglo XIX, la Marina de Guerra de los Estados Unidos recurrió a un elaborado sistema de palomas mensajeras para enviar mensajes desde los barcos hasta la costa.

La historia del correo por palomas

Hay evidencias de que las palomas ya fueron utilizadas hacia el año 1198 AC en el antiguo Egipto para enviar avisos. Otras civilizaciones antiguas, como Grecia, Etruria, Roma, Persia, el imperio de Gengis Kahn y China, emplearon también este método de comunicación.

En la época medieval, tanto los cristianos durante las Cruzadas como los árabes, hicieron uso de palomas mensajeras y contaban con rutas bien determinadas en Egipto y Siria. Se cree que algunos de los participantes en las cruzadas volvieron con este método al regresar a Europa, aunque los musulmanes ya habían estado utilizando en España palomas mensajeras varios siglos antes, tanto con fines militares como civiles.

En 1881 el gobierno americano construyó un centro en Cayo Hueso, donde se entrenaban las palomas para volar distancias de varios cientos de millas[3]. En 1882 las fuerzas armadas de los Estados Unidos se valieron de palomas para comunicarse entre estaciones de señales en el Pacífico y en las guerras contra los indios. Al margen del entorno militar, fueron periodistas quienes por primera vez en el siglo XIX utilizaron las palomas mensajeras en los Estados Unidos.

El correo por paloma en la Guerra Hispano Americana

El Servicio Naval de Palomas Mensajeras de la Marina fue creado para facilitar un sistema de comunicaciones rápidas entre las embarcaciones y buques de patrulla y una serie de palomares distribuidos a lo largo de la costa este y en los puertos del Golfo. Su superintendente, Howard Carter, organizó una compañía de aficionados a la colombofilia que viajaban con sus palomas a bordo de los barcos. Los mensajes se enviaban por duplicado o triplicado desde una distancia de hasta 150 millas del puerto y podían recibirse en la costa aproximadamente tres horas y media más tarde, mucho más rápido de la velocidad a la que cualquier buque pudiera viajar[4]. Las palomas mensajeras entrenadas por la marina americana se pusieron a prueba entre la de señales de Montauk Point, Nueva York y la de Newport, Rhode Island. Los pájaros tardaron alrededor de dos horas en cubrir esa distancia de 40 millas, aunque la paloma más rápida llegó a su base en sólo una hora y cinco minutos. Los dueños de palomas en los Estados Unidos pusieron 60,000 palomas a disposición del gobierno sin pedir ninguna remuneración.

El mapa de la figura 1 muestra las cinco bases en la costa más próxima a Cuba, todas en Florida. El Capitán Goodrich de la Marina de Guerra americana, estableció palomares en San Agustín, Júpiter  Inlet, Cayo Hueso, Tampa y Pensacola. Cayo Hueso fue designado como el centro de información para este servicio bajo el control del Teniente Harlow, teniente de bandera y oficial de señales en la flota del Almirante Sicard. Varias palomas de cada una de estas bases se llevaban a bordo de botes de alta velocidad que patrullaban las áreas señaladas en el mapa. Estos barcos formaban parte de una división de vigilancia de la Marina y desempeñaban sus misiones por parejas. Dependiendo de la distancia y de las condiciones del tiempo, una paloma mensajera no tardaba más de cuatro o cinco horas en llegar a su destino[5].

Figura 1. Mapa de las estaciones de palomas a lo largo de la costa de la Florida con el área que cubrían y varios de los buques inicialmente asignados a patrullar aquellas aguas.

Figura 1. Mapa de las bases con palomaes a lo largo de la costa de la Florida con el área que cubrían y varios de los buques inicialmente asignados a patrullar aquellas aguas.

Además de las bases de La Florida descritas anteriormente, hubo otras bases a lo largo de la costa este, para ser usadas por los botes patrullas en esa zona. Se ubicaron en Bar Harbor, Portsmouth, Chatham, Newport, Nueva York, Delaware Bay, Norfolk, Beaufort (Carolina del Norte) y Port Royal. Y también otras dos bases en el Golfo, en Port Eads y Galveston.

Los mensajes se introducían en anillos de aluminio y se fijaban a las patas de las palomas. Se dictaron las siguientes instrucciones a seguir por los miembros de la milicia naval que tenían a su cargo el cuidado y despacho de las palomas:

Al decidir el momento adecuado para soltar a los pájaros, los oficiales deben guiarse por los siguientes hechos bien establecidos: – Los pájaros no vuelan de noche, en la lluvia, neblina, llovizna, ni se puede esperar que vuelen en contra de vientos muy fuertes. Por lo tanto nunca deben de soltarse en dichas ocasiones, ni después de las cuatro o cinco de la tarde si están a una distancia mayor de cincuenta millas de su corral. Se debe calcular en base a una distancia de veinticinco millas por hora la hora de la llegada del pájaro a su corral antes de ponerse el sol, si las condiciones del tiempo son favorables. La comida es uno de los factores que se utilizan para desarrollar las cualidades de los pájaros mensajeros. Se estima que un pájaro vuela a su corral más rápido si está hambriento. Por lo tanto debe de retirársele la comida unas tres horas antes de volar. El agua nunca debe de negárseles.

También se publicaron otras instrucciones de sentido común, como la forma correcta de sujetar a los pájaros al fijárseles los mensajes en las patas. Se recomendaba que los pájaros no se soltaran a una distancia mayor de 150 millas de sus bases para optimizar las probabilidades de éxito. Los mensajes se escribían en pequeños formularios preparados con el tamaño adecuado que permitiera ponerlos en los anillos de aluminio una vez correctamente doblados.

Figura 2. Correo por paloma mensajera enviado del U.S.S. St. Louis, a las afueras de La Habana, a su base en Cayo Hueso. Fue puesta en el correo hasta Portsmouth, New Hampshire (Colección de James Leonard Diamond).

Figura 2. Correo por paloma mensajera enviado del U.S.S. St. Louis, a las afueras de La Habana, a su base en Cayo Hueso. Fue puesta en el correo hasta Portsmouth, New Hampshire (Colección de James Leonard Diamond).

En la figura 2 se reproduce un fascinante ejemplar de correo por paloma circulado durante la Guerra Hispano-Cubano/Americana; es el único conocido hoy en día en manos privadas. Está fechado el 13 de julio de 1898, por una paloma mensajera desde el U.S.S. St. Louis que patrullaba la costa norte de Cuba, a las afueras de La Habana. Fue enviado por el comandante del barco, Capitán Caspar F. Goodrich, al Almirante Charles C. Carpenter, dándole las gracias por haberle prestado un pequeño transporte a vapor y solicitaba el retorno de sus hombres. El Almirante Carpenter, a cargo de la Base Naval de la Marina americana en Portsmouth, New Hampshire, se encontraba de viaje entre Cayo Hueso, Tampa y Jacksonville cuando se envió este mensaje. La misiva fue abierta por un oficial de comunicaciones en Cayo Hueso, el cual, tras leer su contenido y reconocer que no se trataba de un asunto urgente, lo envió por correo ordinario hasta Portsmouth.

El texto impreso en la parte superior del mensaje detalla el nombre del barco, hora, fecha, posición, número de pájaros liberados y número del mensaje, con espacio para completar esta información. También dice “Si el pájaro se captura en el mar, por favor darle alimento y agua y permítasele volar; si en tierra, mándelo por expreso, a pagar por el destinatario, al Comandante de la Base Naval más cercana.” El mensaje también tiene un cuño violeta de muy débil estampación en el que se lee: PROPIEDAD DE LA MARINA DE GUERRA AMERICANA / BASE NAVAL DE PORTSMOUTH N.H.

No está claro hasta que punto tuvo éxito este sistema y tampoco si su uso fue muy frecuente. Algunos informes indicaron que cerca del 50% de las palomas enviadas desde barcos en las proximidades de Cuba se perdieron[6]. El New York Journal, y probablemente otros periódicos también, tuvieron su propio servicio de palomas mensajeras despachadas desde su barco[7].

El autor agradece la valiosa ayuda provista por James Leonard Diamond quien generosamente compartió conmigo esta pieza de su extensa colección la cual hizo este artículo posible.

 

 

 

 

Figura 2. Correo por paloma mensajera enviado del U.S.S. St. Louis, a las afueras de La Habana, a su base en Cayo Hueso. Fue puesta en el correo hasta Portsmouth, New Hampshire (Colección de James Leonard Diamond).


[1] Catálogo Especializado de Sellos de Cuba. Tomo I, 1855-1958, EDIFIL, Segunda Edición, 2002, p.232.

[2] O’Toole, George J.A. The Spanish War, An American Epic 1898. W.W. Norton & Co., New York, 1984, pp. 309-312.

[3] Bofarull, Salvador. Pigeon Mail Through History, Stuart Rossiter Trust Fund, UK, 2001.

[4] “Homing Pigeon Volunteers,” The New York Herald, Friday, April 22, 1898, p. 9; “Quick Time Made by Pigeons,” The New York Journal and Advertiser, Friday, May 27, 1898, p. 7; and “Pigeons as War Messengers,” New Zealand Herald, Volume XXXVIII, Issue 11543, 5 Jan. 1901, p. 5.

[5] “Messengers of War – Not Peace,” The New York Herald, Sunday, April 10, 1898, Fifth Section, p. 3.

[6] Denninghoff, Bernard. “Pigeon Post in the Army and Navy,” Public Opinion of the Press Around the World, Vol. XXVI, No. 16, January-June 1899, p. 600.

[7] “Sending the News of the Fleet by Bird,” The New York Journal, Saturday, April 30, 1898, p. 7.