Fruslerías, Otras zarandajas — 30 de octubre de 2014

Gremi de Filatèlia y Generalitat de Catalunya aprueban su ingreso en el Club de los Majaderos

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 Como hay talentos refinados por el estudio,
hay tontos entontecidos por desuso.
Santiago Ramón y Cajal

Reunido el pleno del Alto Tribunal Imaginario de la Filatelia de España, el día veintisiete de octubre de dos mil catorce en procedimiento seguido de oficio contra el Gremi de Filatelia i Numismática de Barcelona (antes Gremio de Filatelia de Barcelona) y la Generalitat de Catalunya, ha aprobado por unanimidad su ingreso en el “Club de los Majaderos” en función de los méritos contraídos.

El Gremio de Filatelia de Barcelona era una asociación sin ánimo de lucro integrada por comerciantes de Filatelia de Cataluña y Baleares creado para la defensa de los intereses profesionales de sus miembros. Buscando el amparo de las entidades políticas autonómicas hace unos años catalanizó el nombre y ante la drástica reducción del número de asociados admitió sin mucho éxito el ingreso de profesionales numismáticos. En la actualidad es una asociación marginal integrada por los miembros de su Junta Directiva y un escaso número de comerciantes que por inercia o sentimentalismo se resisten a causar baja. En los últimos tiempos no se le conocen acciones significativas acordes con la defensa de la profesión tal como rezan sus estatutos.

Rompiendo su escasa actividad, el Gremi ha puesto a la venta una “Emisión conjunta de la Comisión para el TRICENTENARIO y el GREMI DE FILATELIA, para conmemorar los 300 años de los hechos del 11 de Septiembre de 1714, habiendo emitido ([1]) unas hojitas de 8 sellos históricos y una serie de monedas de prueba 1, 2, 5, 10, 20, 50 céntimos, 1 y 2€.”

Fig. 1 Cartel anunciador con los precios tachados por ser erróneos

Fig. 1 Cartel anunciador con los precios tachados por ser erróneos

Antecedentes históricos:

El 30 de septiembre de 1701 el rey Felipe V llegaba a Barcelona. Cerca de San Feliu de Llobregat le salía al encuentro para recibirle y darle la bienvenida, “una nutrida representación de la Universidad de Barcelona, encabezada por el rector y el claustro, todos los doctores con los colores de su Facultad, acompañados por maceros, clarines y chirimías” ([2]) Próximo a la ciudad recibió se acercaron los diputados y oidores del General de Cataluña, presididos por el diputado eclesiástico, fray Antoni de Planella y de Cruilles, abad del monasterio de Besalú que le rindió “su más humilde y obsequiosa sumisión”. Tras la Diputación General fue el Consell de Cent quien a través de conceller en Cap, el Doctor Josep Company, se expresó igualmente: “La Ciutat de Barcelona se postra humil als Reals peus de V.M. en protestació de son verdader rendiment, y ab expressió del imponderable jubilo ab que celebra lo feliz arribo de V.M.” ([3])

Como resume María de los Ángeles Pérez Samper “Los testimonios de la época hablan del «innumerable concurso», de los «esforzados aplausos», del «extraordinario voceo, envuelto en alaridos, con que aclamaba el concurso, Viva, viva nuestro Rey», del «infinito concurso», de las «afectuosas universales aclamaciones» y del «acentuoso júbilo de la muchedumbre…” ([4])

El día 4 de octubre tuvo lugar en el salón del Tinell el doble juramento. Primero fueron los representantes de los tres estamentos (el eclesiástico, representado por el arzobispo de Tarragona, el estamento militar, por el marqués de Anglesola y conde de Perelada y por último el conseller en cap en nombre del estamento real). A continuación Felipe V juró las Constituciones de Cataluña y todos los demás fueros y privilegios del Principado con la mano sobre el misal y el lignum crucis. Tras ello Felipe V se trasladó a la catedral para tomar posesión del canonicato, que según la tradición estaba reservado al rey. La campana Tomasa([5]) se encargó de comunicarlo a toda la ciudad con sus graves tañidos.

¿Cambio de opinión o traición y perjurio?

Apenas tres años después de concluir aquellas Cortes catalanas de 1701-1702 muchos catalanes, por supuesto no todos, cambiaron de bando. Barcelona en 1705 reconoció al archiduque Carlos como rey de España con el nombre de Carlos III contra Felipe V.

Algunos podremos pensar que las clases dirigentes de Barcelona cometieron perjurio, siendo unos traidores al renegar del juramento de fidelidad hecho a Felipe V. Pero si hacemos caso a Josep Maria Vallès i Casadevall conseller de Justicia de Cataluña entre 2003 y 2006, estamos equivocados: ni perjurio ni nada por el estilo, se trata de un mero cambio de rumbo.

Cuando el Parlamento y la Generalitat de Cataluña publicaron las “Constitucions, Capìtols i Actes de Cort, 1701-1702, 1705-1706, Josep M. Valles, escribía que “publicarlas conjuntamente en este volumen permite ver cómo en pocos años habían evolucionado las aspiraciones políticas y económicas de los dirigentes de Cataluña y en qué sentido.” ([6])

Pero al margen de la interpretación histórica hay unos hechos concretos que no admiten la más mínima discusión.

Fig. 1 Cartel anunciador con los precios tachados por ser erróneos

Fig. 1 Cartel anunciador con los precios tachados por ser erróneos

Sellos que no son sellos y monedas que no lo son

Es una majadería llamar sellos a una viñetas (figura 1) impresas por un ente privado, ajeno a cualquier organismo postal que no son aptas para su uso en la correspondencia, ni pretenden serlo.

Es una majadería denominar “pruebas” a una tirada de varias decenas de ejemplares.

Fig. 3  “Las trial-prova-essai catalano-chinas.”

Fig. 3 “Las trial-prova-essai catalano-chinas.”

Es una majadería denominar monedas a unas medallas acuñadas en China que no pueden circular como indica una pequeña etiqueta que reza: “estas piezas no son de curso legal, su puesta en circulación no está permitida”.

Es una majadería decir que son pruebas de una monedas que no existen de un territorio que carece de unidad monetaria propia.

Si Antonio Teixeira, que firmaba un artículo de tres páginas completas en el periódico Mundo el pasado domingo 26 de octubre se hubiera tomado la molestia de preguntar a cualquier iniciado en el mundo de la filatelia o del coleccionismo filatélico le abrían evitado el error de afirmar por activa y por pasiva que esos sellos y monedas son falsos. No es cierto. No son falsos. Lo que es falso es que sean sellos y monedas.

Cabe preguntarse ¿Son éstos los dirigentes de un gremio que ha de actuar en defensa de la autenticidad de los sellos y monedas coleccionables?

Fig. 4  Convenio suscrito por el Gremi de Filat`lia con la Generalitat de Catalunya (ver texto completo)

Fig. 4 Convenio suscrito por el Gremi de Filat`lia con la Generalitat de Catalunya (ver texto completo)

Si tan elementales conceptos de l que son los sellos y las monedas los conociesen los promotores de estas ediciones, su mala fe al inducir al engaño sería evidente.Sin embargo debemos creer que se trata de mera ignorancia, eso sí, en un grado inaudito. Semejante falta de conocimientos merece como mínimo ser valorada como propia de un solemne majadero. Un calificativo aplicable a las dos partes del convenio suscrito para la fabricación y distribución de estos engendros: el Gremi y la Generalitat de Catalunya (fig. 3).

Por semejante actividad tanto el uno (el Gremi) como la otra (al menos su secretario general de la Presidencia) se han hecho plenamente acreedores a ingresar en el “Club de los Majaderos de la la Filatelia”.

 

 

Notas:

([1]) Con estos términos son definidos tales efectos por la propaganda del Gremi de Filatèlia i Numismàtica de Barcelona.
([2]) Felipe V en Barcelona: un futuro sin futuro”. María de los Ángeles Pérez Samper. Ediciones Universidad de Salamanca, 2000. Documentado estudio de los testimonios de la época sobre la visita de Felipe V a Cataluña, cómo fue recibido en Barcelona, su juramento de las Constituciones de Cataluña, el juramento de fidelidad al rey por parte de todos los representantes del Principado y la inauguración de las Cortes catalanas.
([3]) Op. cit.
([4]) Op. cit.
([5]) Tomasa es la famosa campana mayor de la catedral barcelonesa en 1539. Es la más grande de España entre las que dan la vuelta completa. En un primer momento fue llamada Franca porque fue el tributo del canónigo Francesc Franc, pero él mismo pidió que su nombre fuera Tomasa en honor de San Tomás Becket, obispo de Canterbury († 1171) de quien era devoto.
([6]) “Publicar-les conjuntament en aquest volum permet de comparar com en pocs anys havien evolucionar les aspiracions polítiques i economiques dels dirigents de Catalunya i en quin sentit”.