n el presente articulo se describe a través de un documento postal sobre el ferrocarril de Mataró, que no todo el mundo tenía la misma fe en los nuevos avances, y que cuando se trataba del dinero propio se buscaba una rentabilidad asegurada, huyendo de posibles especulaciones.
Bien, el documento postal citado se trata de una carta que envía un comerciante de Barcelona, conocido filatélicamente por la amplia correspondencia que ha dejado, desde un pueblecito francés al lado de Puigcerdá, que seguramente estaba de vacaciones y tenía mucho tiempo para estar «pensativo», hasta su casa en Barcelona, para ser entregada a D. Antonio Subieras.
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En realidad, la carta era una envuelta con su contenido en el interior, pero el receptor transcribió íntegramente el contenido en la envuelta, como lo demuestra la misma letra en «Contª el 17 del mismo» (contestada ).
La carta fechada el 14 de agosto de 1847, un año antes de la inauguración del FFCC. de Mataró, lleva en el frente el fechador Baeza de Puigcerdá del 16 de agosto y un 10 de porteo manuscrito, y según la anotación manuscrita del interior se contesta el día 17.
Es fascinante comprobar la gran cantidad e información que puede darse en una simple carta. Vamos a comprobarlo, pero primero hagamos una transcripción literal de la misma.
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Sr. D. Antº Subieras
Escaldas 14 Agtº 1847
Mi estimado amigo: Confirmo mi ultima 10 del corrte, y después de tener cerrada la adjunta p.a el Suegro, e meditado de nuevo sobre el dichoso camino de hierro de Mataró, y cada vez desconfio mas que pueda dar buenos resultados. Esto me tiene muy pensativo por el gran numero de acciones que tengo, y temo que segun vayan pagandose dividendos, aumente el quebranto, en terminos que a veces llego a creher se han de vender al 25 y 30 p% de quebranto. Para no estar tan pensativo sobre este negocio, y tranquilizar mi espiritu sobre la suerte que se le espera, prevengo a usted que desde luego vea a Pujet y con toda reserva le ordene usted de mi parte que procure vender cuantas acciones pueda de las 107 que poseo, al precio corrte , mirando de hacer en mi venef.º lo que sea posible. Bien de 10 en 10, ó de 20 enn 20, en el concepto que quedaré mas contento,si a buelta de correo me avisa usted haber enagenado un numero regular de ellas.
Conviene andar lijero, antes de pagar el dividendo que se á pedido ultimamente, porque luego será regular que suba el perjuicio. No repare usted en 1 p% mas ó menos, por que estoy muy temeroso de este negocio que se me á malversado por caprichos ajenos, mejor será perder ahora 600 ú 800 $ que no tener que perder luego 3 ú 4 mil. Ya sabrá usted que á mi me salen á 5 p% de descto. Por la donac. n que me hizo la junta Directiva de la comision que le compre.
Afectos a la Sra y vesos a los niños, que repito su atento.
Servidor
J. Martorell y Guitart
Posdata: Si las acciones del camino de hierro, pueden venderse con mas ventaja, dando 1,2,3, ú 4 meses de plazo, haga la venta asi, que yo cuidare de pagar los dividendos que pidan. El caso es ver de perder lo menos q. Se pueda.
Vamos a dar una serie de datos para mejor compresión.
Real orden de concesión del Camino de hierro de Barcelona a Mataró : 23 de Agosto de 1843.
Escritura de acta de Sociedad anónima 6 de junio de 1845, Real orden aprobándola: 27 de julio de 1845.
Socios fundadores:
D. Angel Villalobos en representación de D. José Mª Roca y otros cuatro accionistas ingleses.
D. Ramos Maresh y Ros.
D. Miguel Biada.
D. Francisco Viñas.
D. José Ribas y Solá
D. Rafael Sabadell.
D. José Margarit
Capital social: Veinte millones de reales vellón. Diez mil acciones a dos mil reales cada una.
Primer día de circulación: 28 de Octubre de 1848.
Análisis de la carta de Martorell y Guitart:
– Martorell tenía 107 acciones a dos mil reales, lo que representaban 214.000 reales. Una cifra nada desdeñable en la época, y que además suponía mas del 1% de la compañía.
Le llama «dichoso camino de hierro ….», expresión que denota la poca confianza en el ferrocarril, y que esto debía ser común en ciertos entornos, y que estaba dispuesto a vender todas las acciones aun perdiendo dinero.
La Junta Directiva buscó accionistas vendiendo las acciones con un descuento del 5 % basados en su propia comisión.
Martorell tenía que desembolsar próximamente una parte de la acción (dividendo) y quería vender antes de efectuar la aportación. En este tipo de sociedades, los accionistas adquirían una acción y se comprometían a efectuar el desembolso del dinero a medida que la Junta Directiva lo determinaba, tal como se indicaba en el artículo VVI de la Escritura de la Sociedad: «Los accionistas están obligados a entregar el importe de sus acciones en los plazos y en la proporción que determine la Junta Directiva. El socio que no pague en los plazos prefijados que se le exijan, perderá su acción sin derecho a reclamar la devolución de lo satisfecho anteriormente, quedando al propio tiempo la Junta Directiva facultada para exijirle el total valor de las acciones y perjuicios que cause á la empresa por su morosidad»
Estos hechos ocurrieron el 14 de Agosto de 1847, o sea catorce meses antes de la inauguración de la línea.
¿Se equivocaba o no Martorell al querer vender las acciones?. Otro día lo veremos.