BUCEANDO EN LA HISTORIA (71)
Publicado en Revista de Filatelia (Octubre 2009)
Desde los inicios de la filatelia, el coleccionista ha mostrado un gran interés por las variedades. No cabe duda que a ello contribuyó de forma notable el escaso número de sellos emitidos en todo el mundo por aquellos años del siglo XIX .
Siendo tan reducido el número de ejemplares diferentes que se podían conseguir, el coleccionista se sintió más fuertemente atraído por aquellos sellos que mostraban una mayor rareza al diferenciarse del común de los ejemplares de la tirada. Como en sus inicios el sello fue emitido sin dentar, esas diferencias sólo podían buscarse en variedades o errores de impresión. La innovación de perforar los sellos para facilitar su corte individualizado de la hoja, abriría las puertas a un nuevo tipo de variedades: las variedades de dentado.
Como es bien sabido la primera emisión de sellos perforados emitida en España es la de 1865. Los españoles somos muy dados a la improvisación. A esas prisas por adoptar decisiones que no han sido tomadas con la debida antelación y una correcta programación. Aquí también dimos una nueva muestra de precipitación.
Aprobada la emisión de 1865 para su puesta en circulación el 1 de enero de aquel año fue del todo imposible que los sellos se pudieran distribuir ya dentados, al menos no había tiempo para hacerlo con la emisión completa. De ahí que se optara por perforar únicamente el valor de 4 cuartos y dejar los otros para que se dentaran las remesas que se sirvieran, según las necesidades, a partir de mediados de año.
Estudiemos este ejemplar del 4 cuartos que, por tener una doble perforación y hallarse en carta circulada el día 4 de enero (3 días después de haberse puesto a la venta) puede calificarse como la primera variedad de dentado del sello español. Una gran pieza que supone la máxima recompensa para el coleccionista que lo descubrirla.
Se trata de una pieza hasta ahora inédita en los catálogos. Señalemos que la primera variedad que vemos reflejada en el catálogo Edifil, corresponde a la emisión de Alfonso XII de 1875 y que no recoge ninguna ni en el período de Isabel II, ni durante el reinado de Amadeo I ni en las emisiones de la I República. Esa variedad está descrita como “dentado horizontal muy desplazado”, desafortunada expresión por errónea como vamos a ver.
EL DENTADO DE LOS SELLOS CLÁSICOS ESPAÑOLES
Naturalmente son diversos los tipos de dentado existentes y que han sido utilizados en la fabricación de sellos en los diferentes países y épocas. Pero ahora sólo nos interesa lo que se refiere al llamado “dentado de peine” porque es este el tipo de perforación el utilizado en España para todas las emisiones dentadas del siglo XIX.
Aunque una gran parte de los lectores tiene sobrados conocimiento de lo que es un dentado de peine, permítaseme que recordemos sus características más importantes para constatar que no todos lo tienen claro al respecto, ni siquiera los catálogos.
La denominación de este tipo de dentado proviene de la forma en que están distribuidos los punzones que han de atravesar el papel para conformar lo que será el dentado del sello.
Como se puede observar en la figura 3 la distribución de los punzones es tal que al efectuar la primera perforación de la hoja de papel parece dibujarse un peine esquemáticamente, en el que el lado largo sería la longitud del peine y los cortos las púas del mismo.
Pero esa primera perforación sólo permitirá dentar tres lados de un sello. Es necesario que el peine se desplace hasta donde acaban las “púas” y agujeree de nuevo el papel para cerrar el cuarto lado de los primeros sellos dejándolos completamente dentados, y así sucesivamente.
Veamos como sería el proceso que seguiría un peine como el descrito para dentar una supuesta hoja de 20 sellos (5 filas de 4 sellos):
En la fig. 5 vemos la hoja tal como se presenta sin dentar. En un primer paso (fig. 6) el peine efectúa una primera perforación que deja tres lados de la primera columna de sellos dentada y el lado derecho de esa columna así como los demás sellos de la hoja sin dentar.
Seguimos con el proceso e la fig. 7. Aquí, tras la segunda perforación del peine, los sellos de la primera columna quedan dentados por los cuatro lados, los de la segunda sólo por tres lados y sin dentar el resto de la hoja.
Las fig. 8, 9 y 10 continúan el proceso que finaliza con la hoja completamente dentada que nos muestra la fig. 10.
Destaquemos que siempre es necesario efectuar una perforación más con el punzón que el número de columnas de sellos tenga la hoja.
La fig. 10 seguramente permitirá a algún lector comprender por qué algunos márgenes en las hojas de los sellos aparecen con esos “dientes de más” que observamos en el margen derecho de la imagen tras la última perforación que es necesario hacer para dejar dentado el lado derecho de los sellos de la última columna.
La traslación del peine, que en el ejemplo descrito, hemos visto se va desplazando de izquierda a derecha, también puede efectuarse (invirtiéndolo 180 grados, de derecha a izquierda. Tanto una como la otra forma de desplazamiento han sido utilizadas en el proceso de dentado de los sellos españoles del siglo XIX.
También puede comenzarse a perforar la hoja por la parte superior e ir bajando o inversamente comenzar por debajo e ir subiendo. Pero este no es el caso de los sellos clásicos españoles.
El sello español de esa época siempre se realizó con un peine que se desplazaba horizontalmente en uno u otro sentido, empezando por la derecha y acabando por la izquierda o al revés. Por esa razón un sello clásico español dentado siempre debe tener idéntica altura si bien el ancho pueda variar en función del “salto del peine” puesto que por un deficiente funcionamiento de la máquina podía variar algo el desplazamiento dejando el sello más corto si era menor a lo adecuado o más ancho si el desplazamiento era mayor de lo normal.
Las irregularidades del peine hacen que el dentado vertical de un sello sea igual por el lado derecho que por el izquierdo. Así vemos como el cuarto agujero del dentado vertical del primer sello de la hoja (empezando a contar desde arriba) está algo desviado hacia la izquierda y esa desviación se repite en el lado derecho y en cada sello de la primera fila.
En la figura 11 se han señalado las tres incisiones que el peine ha efectuado a la hora de dentar el sello. Una primera en color rojo, la segunda en color naranja y la tercera (muy parcial porque el sello fue mal cortado con tijeras) en color verde. Si el proceso se hubiera realizado correctamente sólo eran precisas las perforaciones roja y verde. Un golpe de más del peine produjo esa “doble perforación” que en la figura se destaca en color naranja.
Vemos como en el caso de este sello el peine se desplazaba de derecha a izquierda, al revés del ejemplo que hemos detallado al principio.
En los sellos dentados de peine, en puridad, nunca se puede hablar de doble dentado horizontal o vertical porque no se efectúa un dentado sino un peine que se desplaza horizontal o verticalmente. Lo que se desplaza no es el dentado sino el peine que tiene una parte vertical y otras horizontales, aunque unas u otras pueden coincidir con la perforación anterior y dar lugar a una interpretación equivocada.
Tampoco se puede hablar de desplazamiento del dentado horizontal en un sello con dentado de peine. En esa equivocación incurre el catálogo en el 10 céntimos de 1875 (Edifil 164dh). La descripción correcta debiera ser algo parecido a “variedad de dentado por desplazamiento vertical del peine”.