Buceando..., Fruslerías — 22 de diciembre de 2014

Los catálogos de sellos españoles

por

Buceando en la Historia de la Filatelia 053

Publicado en Revista de Filatelia (mayo 2005)

 

 

El catálogo, un instrumento comercial

Un catálogo es un elenco o lista de objetos clasificados que, por lo general están disponibles a la venta.

Con esa finalidad nacieron los primeros catálogos de sellos en el mundo. Con idéntico objetivo José María Vergés de Cardona publicaba el primero en España en 1864. Se trataba de una obra sencilla en la que se relacionaban todos los sellos del mundo con una única numeración correlativa para todos los países. Ahora, como todos los lectores conocen, en un catálogo mundial cada país comienza la clasificación de sus sellos con el nº 1.

El catálogo se subtitulaba “Descripción razonada de más de dos mil especies ó variedades de sellos de correo sobres y timbres de periódicos emitidos por casi todos los estados del globo desde el año 1840 hasta nuestros días, con los precios á que se venden en el CENTRO NUMISMÁTICO BARCELONÉS por D.J.M.V. de C.”

El número toda de ejemplares el mundo reportado por Vergés de Cardona era únicamente  de 2.017 (en esta cifra se incluyen también sobres, ensayos, sellos fiscales, etc. además de los sellos de correos). El país que aportaba un mayor número era España con 72 piezas únicamente de uso postal (la cifra de los Estados Unidos de América era mucho mayor (317 ejemplares) porque incluía los sellos particulares de uso local, sobres etc. sin embargo los sellos de uso postal de emisiones nacionales de Estados Unidos eran tan sólo 27 (dos veces y media menos que España).

La rareza del sello español ya se podía apreciar en este primigenio catálogo. No aportaba la cotización de ningún sello nuevo de las nueve primeras emisiones; y de los 45 primeros ejemplares sólo aparecen con precio 11 sellos matasellados (todos ellos valores de 4 ó 6 cuartos excepto el 2 reales de 1856 sin filigrana). Eso significaba que, pese a encontrarse a sólo 14 años de la aparición del sello adhesivo de correos en España, el famoso Centro Numismático Barcelonés no disponía a la venta de la mayor parte de los ejemplares emitidos.

Aunque sea materia de otro estudio, es muy interesante analizar la evolución de los catálogos de filatelia publicados en España del siglo XIX, que recogemos en el cuadro siguiente (también se incluyen los catálogos monográficos de sellos españoles editados en el extranjero):

Microsoft Word - BUCEANDO 54.  LOS CATÁLOGOS DE SELLOS ESPAÑOL

Todos los catálogos editados en España en el siglo XIX lo fueron por comerciantes que buscaban un objetivo comercial: dar a conocer los precios a los que vendían los sellos. De ahí el nombre utilizado por algunos que expresa con meridiana claridad esa finalidad: “CATÁLOGO PRECIO CORRIENTE” o simplemente “PRECIO CORRIENTE”, es decir el precio habitual de venta.

 

El catálogo de sellos como instrumento de manipulación del mercado

Ya a finales del siglo XIX y principios del XX se producen agrias disputas sobre la objetividad de los precios que relacionan los catálogos. Los catálogos marcan un precio y en el mercado los sellos se venden a otro.

Lógicamente si los autores de los catálogos eran comerciantes que en un principio se limitaban a relacionar, sin más, sus precios, poco después observaron que esas publicaciones podían ser un instrumento a utilizar con otros fines comerciales distintos al simple hecho de dar a conocer las tarifas de venta propias.

En la medida que los catálogos, en cuanto a precios reales de venta, reflejaban la realidad del mercado, un incremento del precio de los sellos que un comerciante tenía en mayor cantidad, resultaba beneficioso. Al  mismo tiempo, reducir la valoración de aquellos de los que carecía o escaseaban en su stock, suponía una favorable ventaja para su compra cuando alguien los pudiera ofrecer.

Todo ello forma parte de la picaresca comercial y se trata de estrategias que no pueden juzgarse con excesivo rigor excepto cuando adquieren proporciones injustificables, de la que pondremos dos ejemplos.

1.- No es ningún secreto que el valor real de los sellos y cualquier objeto en general, está sometido a las leyes del mercado; leyes que a través de la oferta y la demanda generan subidas y bajadas de sus precios según las circunstancias del momento. ¿Por qué en los catálogos sólo se reflejan las alzas y no las bajas? Sucede que cuando el mercado experimenta bajas reiteradas llega a producirse un desequilibrio entre los precios de los catálogos y los que realmente se utilizan en la compra y venta que, en ocasiones, llegan a ser enormes.

Argumentan los que pretenden seguir una política artificial de precios en lugar de ir ajustando el catálogo a la realidad del mercado que ello perjudica a la inversión que ha efectuado el coleccionista. Eso es falso. En primer lugar el coleccionista que quiera vender lo tendrá que hacer al valor de mercado con independencia de lo que puedan decir los catálogos. Por el contrario con ese proceder el coleccionista se desmotiva, porque se siente engañado con unas valoraciones falsas. Creyendo en los precios de catálogo, cuando acude a vender le dicen que esos precios no eran reales. A los únicos que perjudica que el catálogo sea un reflejo fiel del mercado, es a quienes quieren especular, a quienes pretenden dirigir el mercado a través de los precios de los catálogos mintiendo al coleccionista al decirle que siempre suben y nunca bajan.

2.- Que puedan encontrarse diferencias en las apreciaciones de valor que unos catálogos estiman para los diversos sellos es razonable. Y no sólo razonable, también es lógico. No puede ser de otra forma porque no estamos ante datos exactamente cuantificables. Pero otra cosa diferente es cuando las diferencias son tan enormes carentes de la más mínima justificación lógica.

Frente a otros catálogos que nos ofrece la filatelia mundial, en España tenemos la suerte de disponer de un catálogo (el que publica la misma editora de esta revista). Es, sin duda alguna, el utilizado por la inmensa mayoría del coleccionismo nacional y, con todos sus defectos, sigue en su conjunto una línea moderada. Todos somos conscientes de sus defectos; pero lo cierto es que su evolución ha ido de menos a más, aunque le quede mucho camino por recorrer.

Pero fíjense en un ejemplo (podríamos extendernos con muchos más). Del sello 8+5 pesetas conmemorativo de la Exposición Universal de Sevilla (Edifil nº 2990) existen tres variedades catalogadas. Obsérvense las diferentes cotizaciones entre los catálogos Edifil y Filabo (curiosamente y a pesar de la gran cantidad de sellos de catalogación discutible a lo largo de siglo y medio de Filatelia en España su número en el catálogo Filabo también es el 2990).

Veamos la cotización de las variedades. Sello sin algún color: el catálogo Edifil Especializado último (2002) lo valora en 35€, así mismo valora también en 35€ los que tienen algún color desplazado. Por su parte Filabo 2004 nos da precios entre los 315€ y los 2.505€ (casi 9 veces más en el caso más igualado  y 71 veces más en el extremo más exagerado). La verdad es que semejantes diferencias no puede entenderse si no es pensando en que se quiere manipular o engañar. Cuando uno ve a qué precios se han estado vendiendo en subastas públicas, rápidamente puede sacar conclusiones ciertas sobre quien manipula y en qué medida lo hace.

 

ASCAT entre “el quiero y no puedo”

Los editores de catálogos están asociados en ASCAT; una asociación creada para la defensa de sus intereses y para elaborar políticas comunes. La disparidad de criterios entre sus miembros no siempre ha permitido obtener los frutos esperados.

En la actualidad las finalidades que se persiguen a la hora de editar catálogos no son las mismas que las que se vivían en los momentos iniciales de la Filatelia. Creo que podemos resumir en cuatro los objetivos de los editores de catálogos y no todos persiguen los cuatro en la misma medida:

1.- Llevar a cabo una actividad lucrativa con su edición y venta.

2.- Reflejar los precios reales de venta de los sellos al detalle.

3.- Fijar los precios de venta del propio editor comerciante.

4.- Actuar sobre el mercado fijando niveles de precios aún con independencia de las cotizaciones reales.

Es evidente que las tensiones entre las diversas tendencias en el seno de ASCAT son fruto de los intereses dispares de cada uno de los editores.

Parece que el nombramiento de Carlos de Figueiredo como presidente de ASCAT suponga dar prioridad al cuarto objetivo, que es el que persigue su empresa (es lógico pensar que una empresa que garantiza beneficios sobre la inversión de sellos sea cual sea la marcha del mercado, busque el apoyo al alza de los catálogos).

No obstante, en mi opinión, que también la comparten muchos coleccionistas, el objetivo prioritario debería ser el segundo: reflejar la realidad del mercado.

El tiempo nos desvelará lo que nos depara el futuro y quién tiene razón.

 

 

Nota:

El catálogo que Afinsa utilizó como instrumento para manipular los precios de determinados sellos.

El catálogo que Afinsa utilizó como instrumento para manipular los precios de determinados sellos.

La publicación de este artículo fue polémica, pero el tiempo, tal como afirmaba su último párrafo ha terminado por darnos la razón. Tras la caída de Afinsa afloraron todos los instrumentos utilizados delictivamente. Baste a nuestros efectos citar el siguiente párrafo del auto de procesamiento dictado el 17 de julio de 2013 por el juez Santiago Pedraz de la Audiencia Nacional y confirmado el 20 de noviembre pasado por la Sección Tercera de la Sala de lo Penal en la que se ratificaba el procesamiento del propio Carlos Figueiredo junto a otros diez altos cargos del grupo empresarial Afinsa así como a tres comerciantes de filatelia españoles que formaban parte de la trama.

«Variedades de España del último cuarto del siglo XX. Las mismas alcanzaron en el catálogo Brokman a efectos de su adjudicación a contratos de inversión unos valores desproporcionados y cuya adquisición como media se realizó al 6,13% del valor de adjudicación inicial. Los valores reales oscilarían de media entre el 0,13%, el 0,36% y el 1,19% en función de si se refieren a valor de liquidación, mayorista y minorista respectivamente. CdC (*) obtuvo con esta operación un margen de 7,7 milones de euros, es decir, el 69,58% sobre el precio de coste para CdC que fue de 1,1 milones de euros. Esto se consiguió, fundamentalmente, con el proceso de manipulación de los valores de esta filatelia en el catálogo Brokman al pasarse de un valor dado a dicha filatelia en el momento de la compra a los proveedores de 17,4 millones de euros a un valor de 261,3 millones de euros en el catálogo Brokman.»

Desde la publicación del artículo original en RF hace 9 años y medio, fue necesario intervenir la empresa para que se conociera públicamente lo que ya sabíamos todos los iniciados en el mundo de la filatelia y ahora ratifican los tribunales de justicia: que «Afinsa manipulaba el precio de los sellos controlando los catálogos» tal como publicaba el mismo día de hoy pero de hace 6 años un artículo de El Economista.
_____________________
(*) CdC = Central de Compras. Primero fue un departamento de compras y luego se constituyó como una empresa del entramado Afinsa.