La voz del experto — 26 de mayo de 2017

No basta con el nombre

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Se suele dar por cierto que la reputación de un comerciante de filatelia es suficiente garantía para comprar los sellos sin dudar de su autenticidad. Lamentablemente no siempre es así.

Comprar en una casa de subastas de primera línea y con más de medio siglo de vida da la impresión de ser del todo seguro. Sin embargo, algunas veces, aun cuando no haya mala fe o intención de engaño, esa presunción no se corresponde con la realidad. Quizá porque quienes dirigen hoy la empresa son personas que poco tienen en común con la conducta de quienes se ganaron en el pasado un merecido prestigio; quizás por algo tan simple como son los errores involuntarios, a los que todos estamos expuestos, o por cualquier otra razón.

La auténtica garantía que debe ofrecer el vendedor de una pieza rara, es un certificado de autenticidad extendido por un experto reconocido en la materia y, en el supuesto de no disponer de él en ese momento, comprometerse a obtenerlo para dar validez a la venta.

En los portales de compra-venta de Internet, especialmente ofertados por vendedores anónimos o desconocidos entre los profesionales del ramo, vemos muchas ofertas de sellos falsos, restaurados, con manipulaciones diversas, con habilitaciones o sobrecargas falsas, etc. y ocasionalmente hasta con certificaciones de autenticidad más que dudosas por ser de individuos no reconocidos como expertos en esa especialidad. Sin embargo, es triste decirlo, también hallamos ejemplares falsos en subastas públicas.

La mayoría de los coleccionistas hemos comprado alguna en una subasta algo que no responde exactamente a su descripción, ya sea por defectos ignorados, por estar mal catalogado, por haber sido manipulado o incluso por ser falso. Ante ello, las casas de subastas serias con los que trabajamos habitualmente no ponen obstáculo alguno para someter las piezas dudosas al peritaje de un experto y a anular las adjudicaciones de lo que no fuera correcto.

Aunque el subastador nos conceda esas facilidades, las devoluciones son siempre desagradables. Por eso, es preferible adelantarse y comunicar cualquier duda al vendedor y, en el supuesto de confirmarse el error, que se pueda retirar el lote de la venta para el enojoso proceso haber de anular la adjudicación.

Ocasionalmente podemos hallar un vendedor que atiende nuestra demanda como debiera o nos responda de manera poco adecuada. Veamos un caso actual:

Subasta H R HarmerEl próximo día 2 de junio se celebrará en Estados Unidos la venta en pública subasta  de la magnífica colección de Filipinas de Richard D. Miggins. Dentro de ella se ofrecen 23 lotes con sellos de las Islas Marianas (lotes 3001 a 3023).

Algunos coleccionistas españoles encontramos sospechosas algunas piezas. Cuando menos uno se dirigió a la casa de subastas para exponer sus dudas en los términos siguientes:

«I have received a report that the overprints and marks of the stamps in lots 3007 and 3015 are false. (As well as other stamps).»

«He recibido un informe de que las sobrecargas y marcas de los sellos en los lotes 3007 y 3015 son falsas. (Así como otros sellos).»

Aunque resulte sorprendente, ésta fue la contestación:

«Mr Miggins exhibited these stamps and I’m sure that if they were forgeries, the judges would have told him that they were fake.»

“El señor Miggins exhibió estos sellos y estoy seguro de que, si fueran falsificaciones, los jueces le habrían dicho que eran falsos.»

Una respuesta inaudita. ¿Desde cuándo el haber participado en certámenes filatélicos presupone una garantía de autenticidad de las piezas? ¿acaso porque no fueron descalificadas o denunciadas por unos jueces habilitados exclusivamente para puntuar las colecciones? Estamos hablando de unos señores capacitados para puntuar colecciones, no para el peritaje de los miles de sellos y cartas presentes en un certamen de filatelia que, además, no pueden examinar con los medios precisos, sino contemplarlos a simple vista sino a través de la plancha de PVC del cuadro y el plástico protector de la hoja de la colección.

Los sellos cuestionados

Los dos primeros lotes (3001 y 3002), son sellos de Filipinas cancelados con matasellos de Marianas. La cancelación en el 3002 es, en nuestra opinión, falsa aunque se haya valorado a un precio muy bajo (150$ =134€, es decir 67€ cada ejemplar). Se debe revisar:

Fig 1

De los 19 lotes siguientes (3003 a 3021) sólo nos referiremos y reproducimos los que con seguridad consideramos tienen falsa la sobrecarga o el matasellos y al lado exponemos un ejemplar auténtico para su comparación. En cuanto al lote de conjunto (3023) no lo valoramos porque la calidad de la imagen impide un examen medianamente aceptable de todos los ejemplares que lo componen, pero de la falsedad de algunos no cabe ninguna duda.
FIG 2

Sin necesidad de entrar en otras consideraciones como la alineación de las letras, la forma del recuadro o la tinta utilizada, se identifica con suma facilidad la falsedad de la sobrecarga del 2 centavos (lote 3003 de la subasta) con la simple comparación de las «S» finales de las palabras «MARIANAS» y «ESPAÑOLAS».
Fig 4Fig 3

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En el lote 3019 son falsas las sobrecargas de los tres valores incluidos en el fragmento y también el matasellos utilizado como  comprobamos en las imágenes que siguen más abajo.

Como detalles véase  la mayor proximidad al óvalo interior de las letras «GOB» de la palabra «GOBIERNO» o la inclinación de la segunda «0» de ese mismo término mucho más pronunciada en la marca falsa que en la original.

Fig 5Examinemos ahora los ejemplares del valor clave de la serie. La rareza del 6 centavos es extraordinaria por cuanto oficialmente sólo se sobrecargaron 50 sellos. Se ofrecen dos en nuevo (lotes 3012 y 3013) y otros dos con matasellos (lotes 3014 y 3015). La habilitación es falsa en todos ellos.

Fig 6

Fig 7

Por otro lado resulta extraño que las pujas iniciales para estos sellos sean tan bajas (2.000, 1.200, 400 y 400  dólares respectivamente equivalentes a 1.780, 1070, 356 y 356 euros) . En la pasada subasta por correo realizada por Filatelia Llach (nº 123 del 6 de abril de 2017) una serie completa en nuevo con una puja inicial de 5.000€ (5.600$) se adjudicó en 8.400€ (9.425$).

Fig 8

El lote 3019 es un bloque de cuatro sobre pequeño fragmento en el que, de nuevo, encontramos falsa la habilitación y falso también el matasellos.

Fig 9Finalmente veamos los tres sellos ofertados del valor alto de la emisión, el 15 centavos. Los correspondientes a los lotes 3020 y 3021 son ejemplares en nuevo con la sobrecarga falsa.

El sello del lote 3022 está usado, pero la sobrecarga también es falsa.

Resumiendo: de los 19 lotes con sellos de Filipinas habilitados con la sobrecarga «ISLAS MARIANAS», no tenemos ninguna duda de que 11 son falsos, lo que supone cerca del 60% del total. Para ser rigurosamente exactos el 57,89%.

Como ya hemos apuntado con anterioridad, el lote 3023 es una acumulación de sellos en la que se pueden identificar algunos ejemplares falsos. Sin embargo sólo disponemos de una imagen de escasa calidad que no permite examinarlos para calcular, ni siquiera de forma aproximada, la proporción de sobrecargas auténticas que pueda contener.

FIG 10

A pesar del elevado porcentaje de falsos hallados en este apartado de la subasta, el problema más grave, por encima de que no se hayan detectado al confeccionar el catálogo, es que, ante la advertencia de un filatelista, el subastador haya esquivado su responsabilidad con el peregrino argumento de que si no fueran auténticos, los habrían descubierto y denunciado cuando fueron expuestos en algún certamen filatélico.

¿Que debemos pensar? Hubiese sido muy fácil a responder remitiéndose a las propias condiciones de venta en las cuales se admite la devolución del material falso, con defectos o características no descritas, con sólo presentar el certificado de un experto que lo atestigüe. Pero en lugar de ello, con esa forma equívoca de contestar, el potencial comprador puede verse inducido a tomar una decisión errónea si todo lo fía al prestigio de una empresa de renombre internacional .

Esta temporada, la casa de subastas en cuestión, H.R. HARMER, cumple 77 años de existencia. Su longevidad parece un convincente argumento en favor de su fiabilidad, lo cual se ve acrecentado por su pertenencia al grupo The Global Philatelic Network en el que están integradas algunas de las firmas de subasta de filatelia más afamadas del mundo: Heinrich Köhler, en Alemania (fundada en 1913), Corinphila, en Suiza (creada por Luder en 1921) y las más recientes, pero también con cuatro decadas de vida, Corinphila Veilingen, en Holanda (1974) y John Bull, en Hong Kong (1975).(*)

Conclusión

A la hora de adquirir alguna pieza susceptible de plantear alguna duda, son necesarios los peritos reconocidos para garantizar su autenticidad y calidad. No basta la imagen o el habitual buen hacer del comerciante.

El comerciante, por muy importante, docto y experimentado que sea o que pueda sentirse, siempre debe orientar al coleccionista a refrendar sus compras con el peritaje de un experto cualificado. En nuestra opinión debemos censurar sin contemplación alguna el comportamiento de la casa de subastas. (**)

 

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Nota:
(*) Se da la circunstancia de que Heinrich Köhler y Corinphila son socios colaboradores de la Asociación Internacional que integra a los expertos de filatelia más reconocidos de todo el mundo.
(**) Simultáneamente a la publicación de este artículo lo comunicamos por e-mail a H.R. HARMER para su conocimiento previo a la celebración del remate.

 


OBSERVACIONES

Este texto, a partir del estudio previo que hice al ser informado de la venta de la colección de Mr. Miggins,
ha sido redactado conjuntamente con José María Sempere como
experto en Filatelia e Historia Postal de España y sus Dependencia Postales y
miembro de la AIEP (International Association of Philatelic Experts).