Pedro L. Arróniz Cascales
«que aunque la vida perdió
dejónos harto consuelo
su memoria»
Jorge Manrique (1440-1479)
Coplas a la muerte de su padre
La tarde del día 22 de julio Pedro Arróniz partió. Se fue como vivió: discretamente, sin ruido. Ajeno a todo tipo de alharacas y protagonismos, fue un ejemplo de moderación, sencillez y prudencia. Trabajador constante, incansable y en muchas ocasiones anónimo, ha sido el alma de la redacción de la revista RF y de todas las publicaciones editoriales de Edifil.
De nuevo llegamos tarde. ¿Cuándo seremos capaces de agradecer debidamente y en el momento oportuno a quienes tanto debemos? Lloramos a los que perdemos y olvidamos a los que tenemos al lado. Pedro mereció mayores muestras de gratitud. De nuevo toca entonar alabanzas póstumas. Una vez más tendremos que implorar que la justicia del Señor repare nuestras omisiones.
Se fue un hombre bueno, sencillo y afable. Siempre presto a ayudar a todos sin esperar nada a cambio. Un ejemplo en esta feria de vanidades y egoísmos en medio de la cual aparecía con el resplandor de los humildes: esos hombres que, con certeza, son los más grandes de corazón.
Hagamos un alto en nuestro quehacer diario y elevemos una oración para pedir que descanse en la paz de Dios.