2006, Fue noticia — 15 de febrero de 2006

Polémicas declaraciones del presidente de ASCAT

por

Carlos de Figueiredo es el presidente de A.S.C.A.T. (asociación integrada por los editores de catálogos y revistas de filatelia de todo el mundo). El pasado mes de noviembre publicamos en esta misma sección el artículo: BUCEANDO EN LA HISTORIA (60) – DE TAL PALO TAL ASTILLA (ver artículo) en el que se criticaba la política de utilizar los catálogos como instrumento de manipulación del mercado valiéndose de ellos para alterar el precio de los sellos. Alguien pudo pensar que el artículo era excesivamente crítico. Sin embargo en el último número de la revista Crónica Filatélica correspondiente al mes de enero de este año, leemos una entrevista en la que sorprenden, por su claridad, las manifestaciones en lass que se reafirma en las mismas tesis y que comentaremos brevemente.

Leídos estos textos en otra publicación podríamos suponer que el periodista que hizo la entrevista no interpretó correctamente las respuestas de Carlos de Figueiredo ; pero, siendo Crónica Filatélica la revista de filatelia que pertenece al grupo Afinsa y perteneciendo, además, Carlos de Figueiredo a su consejo de redacción, no cabe la más mínima duda que lo publicado responde al más estricto criterio que rige la política del presidente de ASCAT.

Carlos de Figueiredo : “Es ilógico que en un mercado donde la oferta disminuye, los precios bajen.”

Este es el primer título con el que da comienzo el artículo. Se trata de una frase textual de Carlos de Figueiredo que posteriormente se transcribe en la entrevista. No se trata de una interpretación del articulista.

La verdad es que si los precios fueran determinados sólo por la oferta resultaría evidente que cuanto menor fuera esa oferta, mayor sería el precio. Pero el mercado no se rige sólo por la oferta. Es fundamental que no olvidemos la demanda. Si la demanda baja en proporción superior a lo que pueda reducirse la oferta, necesariamente se producirán excedentes que harán bajar el nivel de precios. Olvidarse de que la demanda es un componente de la determinación de los precios es simplemente un error infantil.

Es elemental que por muy raro que sea un producto, el precio al que se cotizará en el mercado será muy bajo si no hay compradores que lo demanden. Se puede argüir que Carlos de Figueiredo no sabe nada de economía porque su formación universitaria es la de licenciado en Física; pero si es así mejor que busque otra actividad

Carlos de Figueiredo : “Un catálogo serio debe cuidar del mercado, del comprador y del comerciante y no puede decidir irresponsablemente si unos sellos bajan o suben.”

Todo el discurso del Sr. Figueiredo gira en torno al concepto de que los catálogos son los que determinan los precios de mercado.

Es cierta la responsabilidad que asumen los editores cuando redactan los precios de los catálogos, ya que son un elemento importante que juega sobre la oferta y la demanda. Es verdad, y no se puede discutir ni minusvalorar, que el mercado es sensible a los niveles de precios que aparecen publicados en los catálogos. Pero no es cierto que el catálogo, por sí mismo, determine qué sellos son los que suben y cuales bajan. Una cosa es que influyan en el mercado y otra que el mercado asuma los precios que el catálogo haya podido fijar.

Los catálogos informan sobre la cotización de los sellos en el mercado. No son un instrumento para velar por los intereses del comprador y del comerciante determinando los precios que de verdad va a servir en el mercado..

Los catálogos no fijan los precios de los sellos; lo que deben hacer es informar de los precios que tienen los sellos.

Carlos de Figueiredo : “El catálogo ideal es el que tiene una revalorización anual mínima y sostenida del IPC.”

¡ Sorprendente! Y, al mismo tiempo falso: El mejor catálogo es el que reproduce con mayor fidelidad la realidad del mercado y refleja con la máxima transparencia las cotizaciones de los sellos.

¿Nos quiere decir el Sr. Figueiredo que los precios tienen que establecerse en el catálogo con absoluta independencia de la realidad? ¿Que no importa si los sellos suben en mayor o menor proporción en el mercado real? ¿Que es irrelevante que la cotización de los sellos baje? ¿Qué aunque en la realidad los precios desciendan el catálogo ideal debe subir los precios en una cuantía mínima equivalente al índice de los precios al consumo?

Si no fuera por el cargo que ocupa, podría tomarse a risa afirmar que la revalorización anual sostenida de la cotización de los sellos por un importe mínimo del IPC constituye la cualidad máxima de un catálogo.

“¿Un catálogo serio de sellos puede bajar sus cotizaciones?”

Carlos de Figueiredo : “NO”

Por si estaban poco claras sus declaraciones no afirma, con toda rotundidad, que un catálogo no puede bajar sus cotizaciones si queremos calificarlo de catálogo serio.

Definitivamente el Sr. Figueiredo está mezclando conceptos e intereses y no parece que sea la persona más idónea para dirigir una asociación de editores de catálogos de filatelia. Debe existir otra razón (que a nosotros se nos oculta) que no son ni sus méritos ni la precisión de sus ideas respecto a la materia, para que haya accedido a ese nombramiento.

Siendo dirigente de una empresa de inversión filatélica se comprende que Carlos, como antes defendía su padre Albertino de Figueiredo , aspire a que los sellos permanentemente suban de precio por encima del nivel del IPC con lo que podrían justificarse los altos intereses con los que retribuyen a sus clientes. Desde ese puesto es lógico que no quiera ni oír hablar de bajadas de cotizaciones.

Pero eso es un problema contra el que deberán luchar por otros medios diferentes. No se puede engañar al coleccionista con unos precios en el catálogo que supuestamente es lo que valen los sellos y a los que el comprador debe ajustarse cuando los adquiere, porque cuando ese mismo coleccionista decida desprenderse de su colección cualquier comerciante tradicional le va a decir que los precios del catálogo están muy por encima de la realidad y es entonces cuando la falsedad queda al descubierto. Para constatar este desfase de precios de algunos catálogos con la realidad no hay correr demasiado; basta con acudir a cualquier subasta pública de filatelia en cualquier país del mundo.

El catálogo debe reflejar, de la forma más precisa posible, las cotizaciones reales. Establecer otro nivel de precios distinto supone una manipulación del mercado,

Quien conoce nuestro mundo sabe lo difícil que resulta, por no decir imposible, dar un precio real exacto, ya que los precios que encontramos en el mercado fluctúan. En ese sentido parecen muy acertadas las palabras que leemos en las normas del catálogo español de máxima difusión, Edifil, por supuesto contrarias a los postulados defendidos por Carlos de Figueiredo :

COTIZACIONES: Las cotizaciones del presente catálogo son orientativas y como tales debe emplearlas el filatelista en el momento de comprar o de vender. Aunque EDIFIL para establecer estas cotizaciones ha tenido en cuenta las listas de precios del mercado, las ofertas, los resultados de las últimas subastas y, sobre todo, la experiencia y los conocimientos de los componentes de las comisiones nombradas al efecto, no es posible una exacta coincidencia entre la realidad del momento y lo establecido en el catálogo que es válido para todo un año.

El coleccionista deberá utilizar este catálogo como guía y orientación, pero ha de tener en cuenta los distintos factores que motivan el alza o baja de los sellos, como son…”

Así pues, como por otra parte es lógico, el catálogo Edifil afirma que los sellos pueden bajar y subir. Y los precios se establecen a partir de una estudio de la realidad (comisiones de comerciantes especializados, resultados de las subastas, listas de compra y de ventas publicadas, etc. Edifil, con todos sus defectos, es el mejor catálogo español, por ello es seguido por la totalidad del comercio nacional y, como podemos observar sigue los criterios opuestos a las tesis de Figueiredo.

Si los directivos de empresas de inversión filatélica necesitan vender la falsa idea de la continua revalorización de los sellos para que no se les desmonte el tenderete, es un problema que no pueden resolver por medio de la utilización de los catálogos. Que no intenten justificar sus maniobras diciendo que lo hacen en defensa de los intereses de los coleccionistas y de los comerciantes. Dejémonos de eufemismos: esa política no tiene el fin de defender de forma altruista los intereses de coleccionistas y comerciantes, su objetivo verdadero es evitar la mala imagen ante sus inversionistas que ofrece una caida del mercado cuando bajan los precios. Además, el medio escogido (falsear los precios en el catálogo) si pudiera dar algún fruto, sería un fruto ilegal porque supondría la manipulación de los precios impidiendo su determinación por medio de la libre competencia.

¿Se imaginan Vds. que con esos mismos fines alguna entidad financiera actuara sobre la cotización de las acciones adquiridas por los fondos en los que invierten sus clientes? Una aberración semejante sería tajante e inmediatamente abortada por el Banco de España y la Comisión Nacional del Mercado de Valores. ¿No es acaso parecido, salvando las distancias, pretender manipular los precios de los sellos falseando las cotizaciones de los catálogos?

Carlos de Figueiredo : “La filatelia española está en un buen momento”

Por último recogemos una frase positiva e ilusionante: “La filatelia española está en un buen momento”

¿Seguro?

Queremos creer que sí.

Si preguntamos al coleccionista tradicional de filatelia que ve volcada su afición sobre las emisiones antiguas nos responderá afirmativamente.

Si asistimos a las subastas el ambiente también nos lo podrá confirmar. La afluencia de compradores, las elevadas cotizaciones en el sello raro de calidad, en las cartas, etc. van en la misma dirección (el éxito de la última subasta pública de Filatelia C. Enseñat ha puesto de manifiesto las altas cotizaciones del sello clásico español nuevo y de buena calidad.

Hay, desde luego, sectores de la filatelia que gozan de una excelente salud; pero, ¿Podemos decir lo mismo cuando se trata de las nuevas emisiones españolas? ¿Lo podemos asegurar del sello moderno en general? ¿Del sello temático?

No se puede generalizar cuando se habla del mercado. El mercado filatélico español está bien en ciertos aspectos, pero se ha reducido considerablemente en las últimas décadas tanto en número de coleccionistas, como en número de comerciantes, como en volumen de facturación. Desde luego hablando de coleccionismo, porque lo que llaman filatelia de inversión es otro cantar.