Por el mismo coste una variedad

por

La huella del falsificador 028

Publicado en El Eco Filatélico y Numismático (marzo 2012)

Los sellos sobrecargados fueron durante años muy mal considerados por los coleccionistas. Una de las razones era la facilidad con la que podían imitarse las habilitaciones.

Falsificar un sello es complejo. Requiere utilizar el papel de la emisión auténtica o el más semejante posible, tintas en ocasiones difíciles de imitar y diseños en los que es necesario cuidar multitud de detalles. Por el contrario, las sobrecargas están habitualmente impresas en tinta negra, con diseños planos; en muchas ocasiones, sólo se trata de una composición de elementos tipográficos de uso más o menos general.

En la actualidad disponemos de avanzados medios técnicos que nos permiten una fácil y precisa comparación con ejemplares originales. En el pasado el estudio de las sobrecargas era más impreciso hasta el punto de existir un sector nada despreciable de filatélicos que rechazaban los sellos sobrecargados excluyéndolos de sus colecciones. Hoy en día, la seguridad de su peritaje ha eliminado esa tipología de coleccionistas.

El falsificador, una vez ha obtenido la imagen facsimil de la sobrecarga de un sello sólo tiene que buscar un ejemplar original no habilitado e imprimirla. Como su objetivo es conseguir una plusvalía, busca sellos abundantes, de coste reducido, que con sobrecarga tengan un precio más elevado, y cuanto mayor se la diferencia  mejor. Una vez puestos a falsificar, por el mismo coste, puede imprimir la sobrecarga en formas, posiciones o colores diferentes a la original para obtener variedades. Hoy examinamos el caso de una sobrecarga falsa estampada en posición invertida.

En la figura 1 se reproduce el sello de 25 céntimos de la serie de Montserrat del año 1931, habilitado en 1938 para correo aéreo con un nuevo valor de 50 céntimos. Esta pieza es la variedad “sobrecarga invertida” catalogada por Edifil con el nº 782hi al cual atribuye un valor muy inferior a su verdadera rareza.

 

Fig. 1 – Sobrecarga invertida

Fig. 1 – Sobrecarga invertida

Para su peritación nos será suficiente compararlo con un ejemplar auténtico. Recurrimos a uno con la sobrecarga correctamente estampada, no invertida. Lo vemos reproducido en la figura nº 2.

Fig. 2 – El sello original

Fig. 2 – El sello original

La informática se ha convertido en un instrumento de enorme utilidad para el experto. También cualquier coleccionista, sin necesitar especiales conocimientos técnicos de filatelia, puede usar recursos como el programa “photoshop” de tratamiento de imágenes, con excelentes resultados.

Fig. 3 -  Sobrecarga invertida a la derecha de la sello normal .

Fig. 3 – Sobrecarga invertida a la derecha de la sello normal .

En primer lugar aislaremos las sobrecargas de ambos sellos, tal como aparecen en la figura 3.  Ya a simple vista se observa la escasa calidad de impresión de la sobrecarga correspondiente al sello objeto de nuestro estudio.

Precisaremos esa diferente calidad al ampliar el adorno de la parte superior izquierda de ambas habilitaciones tal como se puede contemplar en la figura 4. La enmarcada en color azul corresponde a la sobrecarga auténtica mientras la recuadrada en color rojo pertenece a la del sello con habilitación invertida.

Fig. 4 – Adorno superior izquierdo de la habilitación normal y, a su derecha, el de la invertida

Fig. 4 – Adorno superior izquierdo de la habilitación normal y, a su derecha, el de la invertida

Para facilitar la comparación transformamos la sobrecarga “invertida” en color rojo y la hacemos rotar 180 grados. De esta forma podemos superponer una imagen sobre otra; si ambas fueran iguales la colocada encima debería ocultar completamente la situada debajo. No obstante, podemos constatar en la figura 5 cómo la superposición de una sobre la otra revela diferencias notables. Entre otras cosas, el tamaño de habilitación del sello normal es superior, tanto en altura como en anchura, a la de la variedad.

Fig. 5 – La sobrecarga invertida sobre la normal.

Fig. 5 – La sobrecarga invertida sobre la normal.

Finalmente en la figura 6 se puede precisar la diferente altura de las dos sobrecargas. Su medida también nos la proporciona con facilidad y exactitud el mismo programa “photoshop”. Mientras la normal mide 321 milímetros de alto, la invertida tiene 312 milímetros.

 

Fig. 6 – La sobrecarga invertida (en color rojo) es más pequeña.

Fig. 6 – La sobrecarga invertida (en color rojo) es más pequeña.

Hoy no hemos requerido conocimientos técnicos filatélicos especiales. Ha sido suficiente utilizar un programa informático al alcance de cualquiera. Sirva este ejemplo para animar al coleccionista interesado en conocer mejor su colección, a estudiar sus sellos y matasellos utilizando medios y métodos similares.