Primera parte de un estudio sobre la falsificación del 19 cuartos de la emisión de España de 1860 realizada por Jean Sperati.

Cuando el vendedor tiene que dar rebuscadas explicaciones para explicar una pieza que no reúne las características normales, el precio es muy ventajoso, nos urge rapidez para venderla, la operación ha de hacerse en efectivo y sin factura todas las alarmas deben alertarnos que se trata de un posible engaño. Esto le ocurrió a un coleccionista que tuvo la prudencia de consultar antes de comprar la «ganga».

Sellos de correo aéreo de la Emisión Defensa de Madrid con la sobrecarga falsa y también con una marquilla de la AFO al dorso falsa.

Cuando se falsifica una sobrecarga, no hay que hacer ningún esfuerzo en «inventarse» una variedad. Es suficiente que el falsificador la estampe en posición invertida como en el caso que se analiza en este artículo.í

Un sello en carta puede tener un valor muy superior que suelto. Por eso matasellos comunes como la parrilla han sido utilizados en numerosos casos por los falsificadores.

La emisión sobrecargada conmemorativa del II aniversario de la Defensa de Madrid consta de dos habilitaciones una sobre un bloque de cuatro y otra sobre un sello suelto. Aunque ambas fueron impresas en las mismas hojas hallarlas unidas es algo excepcionalmente raro. Su alto valor en mercado es un estímulo para que el falsificador actúe.

Ciertamente hay que estar prevenidos contra las falsificaciones. Sin embargo, a veces, una pieza es tan evidentemente falsa que sólo nosotros mismos nos podemos engañar por la avaricia de adquirir una ganga o un ejemplar excepcional

Cuando la ejecución de una falsificación es excesivamente grosera, es habitual utilizar la expresión: «es más falso que un duro sevillano». He aquí la razón de esa frase y un ejemplo con otro «duro»; pero éste un billete moderno, de 1951.

El falso postal del sello de 1 peseta de Cuenca es una de las muchas lagunas que la Filatelia Española tiene pendiente de rellenar. El ejemplar objeto de este artículo es una aportación a una falsificación postal que fue descubierta por la policía en su momento y que no se conoce llegara a circular.

Una prueba de cómo el falsificador apura todas sus posibilidades y no duda en falsificar hasta los sellos de valor más reducido cuando ello le resulta rentable.