Filatelia, General — 11 de agosto de 2015

Sólo un poco incorrecto

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Artículo publicado en la sección Políticamente incorrecto en la revista RF de mayo de 2014 con el título: 

 

Políticamente poco incorrecto

 

Bajo el título general “Políticamente incorrecto” los pasados meses he publicado seis artículos evaluando diversos aspectos del mercado filatélico español actual. Era consciente de las consecuencias. No ignoraba que quienes se sintieran directamente aludidos se revolverían en sus poltronas maldiciendo su publicación. Y así ha ocurrido.

Por otro lado debo agradecer a Ángel Láiz su explícita defensa a favor de la libre expresión de mis opiniones. Como director de RF, en los últimos 10 años de colaboración, (léase bien que digo 10 años) jamás ha censurado ni limitado el contenido de mis artículos. Tampoco he recibido reproche alguno sobre el enfoque y tratamiento de los temas. A fin de evitarle críticas por admitir mis escritos, había decidido dar carpetazo a la serie “Políticamente incorrecto” (aunque fuera temporalmente), aparcar las consideraciones “políticamente incorrectas” y orientar el punto de mira hacia otros muchos asuntos sobre los que se puede debatir sin generar tanta polémica. Así esperaba tranquilizar algo, cuando menos de momento, a quienes se han mostrado tan soliviantados.

No habiendo hecho pública esa decisión, ayer se me planteó el tema en una reunión de comerciantes. Algunos veían contraproducente la denuncia de situaciones o realidades negativas, especialmente si se pueden identificar a quienes las protagonizan y les parecía más adecuado guardar un silencio protector; como si mirando hacía otro lado o escondiendo la cabeza bajo el ala se fuesen a curar todos los males. Otros consideraban necesario ser muy “prudentes”, entendiendo por prudencia “no ir demasiado lejos” en describir la realidad, porque como me me espetó un colega y amigo: “¡Por Dios! Josemari: ¡tampoco hay que ser tan puro!”.

Lo que nadie hizo es rebatir ninguna de las exposiciones hechas en esos artículos, es más, se afirmó que todo lo escrito era absolutamente cierto. Y es lógico, porque el problema de ser “políticamente incorrecto” no es que se incurra en el error, sino todo lo contrario: decir verdades que incomodan. Al parecer el pecado es que “no es conveniente hablar de esos asuntos”.

Como comprenderá el lector semejantes razones son sinrazones. Ahora bien, para tranquilidad y sosiego de quienes se han alterado con los escritos de esta sección, intentaré a partir de ahora , al menos en las páginas de esta revista, ser “políticamente poco incorrecto”.


Influencia de elementos externos a la filatelia.

Los errores proliferan cuando adoptamos puntos de vista o posiciones extremas. No en vano Aristóteles afirmaba que “en el término medio está la virtud”. Cuando se analiza la filatelia se puede caer en la tentación de atribuir sus males o sus virtudes únicamente a unos aspectos, actitudes, sucesos, personas o entidades concretas. Eso es un gravísimo error porque el estado de salud de nuestra afición es fruto de la interrelación de una enorme cantidad de factores con un número no menor de actores que participamos en ella y cuyos actos, procedentes de ámbitos diversos, inciden en la filatelia y la condicionan.

Fig. 1.- Catálogo de sellos de Alemania. Ricardo de Lama. Barcelona 1941

Fig. 1.- Catálogo de sellos de Alemania. Ricardo de Lama. Barcelona 1941

Consideremos esto último. No es cierto que todos los aspectos, positivos o negativos, sean consecuencia exclusiva del proceder de los filatelistas (comerciantes, coleccionistas, sociedades de coleccionistas, editores de catálogos, etc.). Pero tampoco podemos eludir nuestra responsabilidad y achacar exclusivamente a factores externos la evolución del mercado del sello de colección.

Pretender que el coleccionismo no se vea afectado por una crisis económica como la que padece España desde hace unos años es absurdo. Cuando tenemos que soportar unos índices de paro inaguantables y una quinta parte de la población española vive por debajo del umbral de la pobreza, es de pura lógica una drástica reducción de los gastos en bienes accesorios y que los más afectados concentren sus esfuerzos en atender las necesidades más perentorias. Un hobby, por muy importante que resulte para los aficionados, no deja de ser completamente prescindible frente a otras exigencias de mayor consideración.

Ese caso podría ilustrar la acción sobre la filatelia de un factor externo a ella. Pero como ese hay muchos, y hoy nos referiremos a uno curioso y no por todos conocido. Hace unos días, Juan Gabaldá me mostró un curioso texto en el catálogo de sellos de Alemania que Ricardo de Lama publicó en 1941. Dice así un aviso que ocupa la última media página del catálogo:

Catálogo Lama de Alemania 1947 Nota del autor

“…y perdonen sus muchas faltas:

Así tengo que terminar también este catálogo lista de precios, ya que a pesar de mis esfuerzos tienen que tener muchos errores las cotizaciones de los sellos de un país con el que no tenemos contacto directo y cuyas ventas en el extranjero está influenciadas, por una parte con la disminución rápida de existencias de series cada día y por otra, las sorpresas que causan en los mercados filatélicos las liquidaciones de maletas de viajeros, que o huyeron, los “adquirieron” muy baratos o que cuando más los cambiaron por unos cuantos cigarrillos americanos.

Para corregirlos publicaré periódicamente suplementos a los tres catálogos editados, con las variaciones necesarias, para poner al corriente los precios practicados en el cada día más activo mercado filatélico español.

Ricardo de Lama”

El El 23 de agosto de 1939, la Unión Soviética y el Tercer Reich alemán firmaron en Moscú el Pacto Ribbentrop-Mólotov de no agresión. En él se incluían unas cláusulas o protocolo secreto por cual ambas potencias se repartían Europa oriental como si de una tarta se tratara. Se acordó la partición de Polonia entre Alemania y la Unión Soviética, al tiempo que se dejaba Finlandia, Lituania, Estonia, y Besaravia (la parte oriental del reino de Moldavia) bajo la órbita rusa.

Sólo una semana más tarde, el primero de septiembre de 1939, las tropas alemanas invadían Polonia en lo que se ha considerado el inicio de la II Guerra Mundial. Aquella ocupación era la primera anexión de territorios centroeuropeos con la finalidad de crear un gran imperio germánico. La operación fue llevada cabo con gran rapidez, bajo la técnica de guerra relámpago “Blitzkrieg”, basada en el avance a toda velocidad de las fuerzas blindadas apoyándose en la máxima intensidad de fuego para impedir la reacción del enemigo. Como resultado en menos de un mes las últimas unidades militares polacas se habían rendido. Se calcula que en esa ocupación murió un 20 por ciento de la población polaca.

De semejante infierno intentaron salir los que pudieron. Era evidente la imposibilidad de desplazarse con facilidad a países de Europa Occidental y menos cargados con los propios bienes y enseres. Muchos abandonaron su residencia con una mano delante y otra detrás, y los más afortunados lograron llevarse las pertenencias más valiosas y de escaso peso y volumen. La venta de sus colecciones de sellos permitió a más de uno rehacer su vida y la de sus familias en los países a los que arribaban. Estos casos se multiplicarían cuando se intensificó la persecución nazi en Alemania contra los judíos y su exterminio masivo planificado a partir del verano de 1941.

A la luz de esa triste realidad histórica se comprende la nota publicada por Ricardo de Lama. No fue una entelequia ni se trataba de una mera suposición. Las “sorpresas” producidas en el mercado filatélico por la llegada y venta de “maletas” de refugiados que huían de territorios en guerra con sus sellos más valiosos, estuvieron a la orden del día.

Si tenemos en cuenta que por aquella época España vivía la pobreza, cuando no miseria, subsiguiente a la Guerra Civil, comprenderemos que el mercado filatélico era de extrema debilidad y fácilmente susceptible a verse afectado por la aparición de nuevas existencias aunque no fueran en cantidades extraordinariamente grandes.

Agentes filatélicos

Vista una muestra de cómo un agente externo puede incidir en el mercado del coleccionismo, analicemos la acción de un agente interno.

Aunque sólo sea por su inmediatez, las acciones originadas en el seno de la filatelia suelen tener una clara repercusión en el mercado.

Louis Yvert

Fig. 2.- Louis Yvert cofundador de la empresa editorial Yvert et Tellier .

Yvert & Tellier ha publicado recientemente un voluminoso catálogo de sellos que recoge las emisiones del año 2013. Lo califico como voluminoso porque con sus 708 páginas supera en más de un centenar las del tomo que reporta la totalidad de emisiones semi-modernas de los 20 años que transcurren entre 1941 y 1960 (584 págs.), No hay que pensar que ello se deba a una razón excepcional: el Yvert con las novedades aparecidas en 2012 también tenía el mismo número de páginas.

Si Louis Yvert levantara la cabeza, no daría crédito a sus ojos. Sólo en el año 2013 la filatelia mundial se ha “enriquecido” con un número de ejemplares similar al aparecido en todo un siglo (1840-1940). Aunque sea de forma irónica, he utilizado el término “enriquecido” para evitar las críticas de quienes considerarían negativo calificar esa avalancha de nuevas emisiones como la ”prostitución de la filatelia”[1] que es como creo que debería calificarse.

Los sellos de 2013 - Catálogo Yvert web

Fig. 3.- Catálogo de los sellos emitidos el año 2013 en todo el mundo

Es una insensatez equiparar en un mismo catálogo, sin matiz distintivo alguno, las emisiones de unos países con otros (o quizá, para ser más precisos, las ediciones de empresas concesionarias de ciertos países con las emisiones de postales de las administraciones de correos de otras naciones). Como prueba de esta necedad, sólo unos datos de sellos y hojitas bloque emitidas por algunas naciones exclusivamente en el año 2013:

Fig. 4.- Alguno de los países con mayor cantidad de emisiones puestas en circulación en 2013

Fig. 4.- Alguno de los países con mayor cantidad de emisiones puestas en circulación en 2013

Es inaudito que un catálogo de filatelia dé cobertura a unas emisiones a todas luces abusivas. ¿Alguien puede considerar normal que estos ocho territorios hayan precisado para sus comunicaciones postales emitir en un solo año el mismo número de efectos (sellos más hojitas) que España en 163 años (1850 a 2013)?

¿Cuándo empezarán los catálogos a distinguir entre emisiones postales regulares y aquellas cuya finalidad principal no es el franqueo de la correspondencia? ¿Cuándo se sancionarán de alguna forma las emisiones abusivas?

Fig. 5.- Desde un punto de vista filatélico no todas las emisiones tienen la misma categoría

Fig. 5.- Desde un punto de vista filatélico no todas las emisiones tienen la misma categoría

Mientras los catálogos reseñen indistintamente todas las emisiones en un totum revolutum sin una clara información acerca de la naturaleza más o menos postal, filatélica o especulativa de los sellos, el coleccionista seguirá cada día más aturdido por una ingente cantidad de novedades, obligado a adquirirlas todas por falta de un criterio razonable que le permita seleccionar las que le interesan y rechazar las demás. ¿Acaso es lo mismo el sello – cromo inglés de Guernsey con un osito panda y valor facial de 3 £ que un sello de correos de la reina Victoria?

Sin duda se pudo franquear un envío de Correos con el osito panda emitido en 2013, pero es una rareza verlo correctamente utilizado en la correspondencia si no es con finalidades filatélicas. En cuanto a sellos de países exóticos y antiguas colonias francesas o inglesas el asunto es mucho más disparatado porque esos ejemplares muchas veces no han llegado a estar a la venta en sus propias oficinas de correos.

No hay que dudarlo: tanto las acciones como la falta de actuación de los estamentos filatélicos afectan al mercado.

Como habrá observado el lector, “la cabra tira al monte” y, aunque he hecho cuanto me ha sido posible, no he logrado ser tan políticamente perfecto como querrían quienes desearían únicamente oír cantos y alabanzas a las excelsas bondades de una filatelia idílica.

 

Nota:
[1] Prostituir la filatelia: “Deshonrar, vender los valores e intereses intrínsecos del coleccionismo, abusando de la filatelia por mero lucro económico”.