Buceando..., Fruslerías — 2 de julio de 2014

Una muestra de vileza

por

Buceando en la Historia de la Filatelia 046

Publicado en Revista de Filatelia (mayo 2004)

La historia postal nos depara multitud de ejemplos de habilidades, virtudes y actos ejemplares, cuando no heroicos, de personajes cuyo ejemplo nos estimula a imitarlos. Pero también todo lo contrario.

Es otra cara de la historia postal, en la que se pone de manifiesto el lado más negativo del hombre que produce rechazo e invita a la repulsa por parte de cualquier persona de bien.

Cartas delictivas.

De todos es conocida la posibilidad de delinquir por medio del correo. La carta, ese instrumento de comunicación y unión entre las personas, puede también ser vehículo por el que causar atentados, efectuar amenazas, difamar, conspirar, etc.

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De cualquier manera, no es habitual que una carta acabe en un juzgado como objeto de acusación por la comisión  de un delito. Por ello, el documento que hoy es objeto de nuestros comentarios resulta una pieza verdaderamente rara, a la par que curiosísima e interesante.

Se trata de un expediente judicial del Juzgado de Primera Instancia de la ciudad de Alicante. Tal como reza su primera página el proceso fue abierto “De oficio para averiguar quién ha facilitado al escritor o escritores de los anónimos que obran por cabecera en estas diligencias los membretes impresos del Gobierno Militar de esta Plaza con que se hallan escritos.

El anonimato refugio de los cobardes.

Decía Goethe que “el cobarde sólo amenaza cuando está a salvo”. En realidad, no sólo amenaza o ataca, sino que, en general, sólo actúa cuando se siente completamente seguro. Al cobarde le falta, por definición, el valor que se precisa para actuar corriendo riesgos. Ante la inseguridad, el cobarde se muestra agazapado, inmóvil, y es cuando peca por omisión, que es su pecado habitual. Pero aquí estamos ante el hecho de que el cobarde se ha decidido a actuar y es cuando busca la estrategia de evitar correr riesgo alguno, por ello elige y se refugia en el anonimato; no dando la cara, se siente seguro. Actuará por medio del correo como nos muetsra el expediente del proceso judicial reproducido en la figura 1.

El expediente fue instruido en Alicante el 27 de junio de 1855 y contiene en su principio dos sobres manuales y un sobrescrito con distintos textos anónimos. Las tres piezas fueron franqueadas en Alicante con un sello de 4 cuartos papel azulado con filigrana “lazos”, fueron inutilizados con un débil matasello parrilla en tinta negra y al lado se estampó el fechador rojo de Alicante, con tan mala destreza como se hacía regularmente por los empleados de Correos de nuestro país.

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Figura 2.- Cubierta de uno de los mensajes anónimos dirigido a y matasellado en Alicante.

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Figura 3.- Texto de uno de los mensajes anónimos. El papel tiene el membrete del gobierno Militar de Alicante.

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Figura 4. El autor del mensaje pretende hacerse pasar por el Gobernador dando instrucciones al Comisario de Policía.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En dos papeles leemos: “ALICANTINOS/ A LAS ARMAS!/ MUERAN LOS TRAIDORES ESPARTERO/ Y O’DONELL/ VIVA LA REYNA/ El Gobernador” (y rúbrica). La cuartilla lleva impreso el membrete del Gobierno Militar de la Provincia de Alicante. El texto de otro papel, más largo, reza así:

“ALICANTINOS, un partido invecil, sin principios fijos ni dotes para el mando nos está tiranizando hace cerca de un año. Los traidores Espartero y O’Donell, al levantar el pendón de la insurrección, proclamaron la moralidad como base de su gobierno; y en efecto han cumplido su palabra desmoralizando todos los ramos de la Administración, prostituyendo los destinos colocando hombres sin antecedentes ni servicios y burlándose hasta de las Cortes.

Tiempo es ya de poner remedio a tantos males: hoy nuestros hermanos de Madrid se han levantado como un hombre para derrocar al mal llamado partido progresista y vencerán, no lo duden, porque en las filas del Ejército y Milicia nacional hay muchos hombres nuestros, valientes y amantes de su Reyna. Y nosotros ¿permaneceremos en la inacción? No. Alicantinos. ¡A LAS ARMAS!

La mayor parte de la Milicia de la Provincia está ya en marcha para auxiliarnos: no os amedrente ese peñón que pronto será nuestro. El triunfo es seguro.

MUERAN ESPARTERO Y O’DONELL

VIVA LA REYNA

VIVA D MARIA CRISTINA DE BORBON

El Gobernador 

25 Junio”

Espartero y el bienio progresista

En esas fechas España se encontraba en lo que ha venido a conocerse como bienio progresista (1854-1856) que tuvo su origen en la sublevación de O’Donell de 1854 que movió a la reina Isabel II a llamar a Espartero. El antiguo Jefe del Ejército del Norte que había acumulado un prestigio sin límites tras sus victorias militares principalmente contra los Carlistas, intentó solucionar el conflicto por medios pacíficos y formó un gobierno presidido por él mismo y en el que formaba parte, como ministro de la guerra O’Donell. Este último con sus intrigas desplazó a Espartero para ocupar su puesto. Al despedirse de la Reina, Espartero le dijo:«Cuando la revolución vuelva a llamar a las puertas de este palacio, no vuelva Vuestra Majestad a acordarse de mi persona». Espartero era una mera figura del pasado, un símbolo que sólo presidió, durante el bienio progresista, un gobierno que, en realidad, dirigía Narváez. Tras el desengaño político que le supuso este período y la falta de gratitud que sintió por parte de la Reina, Espartero se retiró definitivamente a Logroño.

Espartero, que había defendido los derechos de Isabel II desde su niñez, vería desde su retiro cómo la revolución llegaría en 1868 alcanzando esta vez a la Reina que tuvo que exilarse de España. Las Cortes se reunieron y trataron de nombrar un nuevo monarca que no perteneciera a la casa de Borbón. De nuevo una gran parte de los españoles pensó en Espartero, y, en efecto, el general Prim llegaría a ofrecerle la Corona de España por carta. Espartero rehusó alegando que por su avanzada edad no gozaba de la salud que ese nombramiento exigía.

Era tal el prestigio de Espartero que más tarde, al aceptar la Corona de España,  Amadeo de Saboya quiso viajar a Logroño para visitar a tan singular personaje, al que le concedió el título de Príncipe de Vergara. Igualmente fue reconocido por los cuatro presidentes que tuvo la Primera República, tras el efímero reinado de Amadeo I. Y, así mismo, al restaurarse la monarquía borbónica, Alfonso XII quiso visitarle en Logroño.

Resultaba, como vemos, una tarea ardua y de grave riesgo el enfrentarse a un personaje tan afamado a cara descubierta. Y ante ese riesgo, el recurso vil de los cobardes: utilizar la intriga a través del anonimato.

Diligencias Infructuosas

La lectura del expediente completo nos lleva a un desenlace que no ofrece resultados positivos. El auto de sobreseimiento estima que pudieron ser uno o varios los autores de los anónimos. Que los papeles timbrados pudieron ser extraídos del propio Gobierno Militar (sin culpa ni colaboración de ningún funcionario) o impresos en cualquier tipografía pública o privada. Y entiende que procede el sobreseimiento al considerar que los se han llevado a efecto los hechos anunciados en los anónimos.

La infamia del cobarde o cobardes que utilizaron la intriga a través del anonimato, quedó, en esta ocasión, impune. Aunque también su acción resultó infructuosa. Pero no siempre es así.

Hay muchos cobardes, tantos como para que un proverbio irlandés afirme: “Vale más ser cobarde un minuto que muerto el resto de la vida”. Es la antítesis del valor. No pensaba así Hernán Cortés cuando afirmó: “Más vale morir con honra que vivir deshonrado”. La alternativa entre esas dos sentencias es la distancia que existe entre la “sabiduría” del cobarde (a la que suele calificar como prudencia) y la “locura” del héroe.