Una variedad inexistente de la serie del Quijote

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La huella del falsificador 37

Publicado en El Eco Filatélico y Numismático (mayo 2013)

  

Fig. 1.- Pareja vertical sin dentar en medio.

Fig. 1.- Pareja vertical sin dentar en medio.

Una variedad inédita del Quijote

Ya hemos comentado en alguna ocasión la especial atracción del falsificador por as piezas más raras y, entre ellas, las variedades inéditas, no referenciadas hasta esa fecha. Una forma de proporcionar un soporte de credibilidad a una variedad desconocida, indudablemente, es acudir a una serie en la que ya exista esa misma variedad, pero en otro valor diferente. De ese modo no ha de extrañar que lo producido en uno o varios valores de la emisión lo encontremos ahora en otro nuevo.

Así sucede con el ejemplar que reproduce la figura 1. Se trata de una pareja vertical del 40 céntimos sin dentar por en medio. El catálogo Edifil, como ya lo hiciera Gálvez, describe esa variedad en los sellos de 5 y 10 céntimos, pero no el 40 céntimos que tenemos a la vista.

Cuando se lleva muchos años dedicado a la filatelia, en ocasiones arrugamos la nariz al caer en nuestras manos una determinada pieza. Eso nos sucedió con esta variedad aunque al dorso llevara la firma de un reconocido experto. Así pues requería ser examinada.

Recurriremos al método más tradicional de expertización filatélica: la comparación con ejemplares auténticos. A este fin veamos el bloque de cuatro de la figura 2.

Fig. 2.- Bloque de cuatro del sello original.

Fig. 2.- Bloque de cuatro del sello original.

De entrada podemos notar que el color tiene una tonalidad algo más oscura, menos rosa y más carmín. Pero eso no es, ni mucho menos, un argumento definitivo. Las arbitrariedades con las que se imprimía en la época y las vicisitudes que haya sufrido el sello en un siglo de existencia, podrían haber alterado su color original.

Fig. 3.- Ejemplar del bloque reporte tipo I

Fig. 3.- Ejemplar del bloque reporte tipo I

Pasemos a estudiar su dibujo. Para limitarlo a la reducida extensión de este artículo pongamos la atención únicamente en el motivo central, la batalla de don Quijote, lanza en ristre, contra un rebaño de ovejas. Aunque lo dicho para el centro sirve para el resto del diseño del sello. El lector puede comprobar en la figura 3 la semejanza de los trazos impresos. Si por el dibujo hubiéramos de guiarnos, la conclusión sería que el 1 (el centro de la variedad) es original

 

Fig. 4.- El dentado del lado superior de la variedad se corresponde con el dentado inferior del bloque de cuatro. Ambos son dentado 14.

Fig. 4.- El dentado del lado superior de la variedad se corresponde con el dentado inferior del bloque de cuatro. Ambos son dentado 14.

Comprobemos otro aspecto: El dentado.

En la figura 4 hemos colocado la variedad debajo del bloque de cuatro y comprobamos que las perforaciones se corresponden. Ambas piezas tienen un dentado 14 idéntico.

Fig. 5.- El dentado vertical de las piezas

Fig. 5.- El dentado vertical de las piezas no es exactamente de la misma medida.

Un buen peritaje no puede obviar ningún aspecto y, aunque hemos comprobado la correspondencia en parte del dentado de las dos piezas, comprobemos qué ocurre al comprobar sus perforaciones verticales. Vean en la figura 5 cómo se producen unas pequeñas diferencias. Colocados a la misma altura los primeros dientes de la parte superior del bloque de cuatro auténtico y de la supuesta variedad, a medida que descendemos se genera una pequeña desviación.

Al medir con el odontómetro los resultados nos dan la explicación: El sello original tiene una perforación 14 por todos sus lados (recordemos que la unidad de medida es el número de agujeros o de dientes que entran en una distancia de 2 centímetros, es decir, en los sellos auténtico caben 14 dientes en cada tramo de dos centímetros). Por el contrario la variedad tiene correcto su dentado superior (14) pero en los otros tres es algo más pequeño: 13 y ¾.

Es importante disponer de un odontómetro de cierta precisión, al menos que permita medir fracciones de ¼. Esas pequeñas diferencias no son apreciables a simple vista; pero en casos como este denuncian la falsedad de una pieza.

Fig. 6.- Diferencia entre el dentado 14 y el 13 ¾ en una imagen aumentada un 300%

Fig. 6.- Diferencia entre el dentado 14 y el 13 ¾ en una imagen aumentada un 300%

En la figura 6 el lector puede comprobar la pequeña diferencia existente entre esos dos dentados. Una encima de otra, se ha colocado una sección de dos centímetros de ambos dentados, aumentados un 300 por ciento.

Fig. 7.-  Comparación de las numeraciones

Fig. 7.- Comparación de las numeraciones

Por último comprobemos las numeraciones impresas al dorso. Está clarísimo en la figura 7 que la numeración “A,000,000” es falsa. La letra A es diferente y mucho más alta en el falso. Las “comas” y los ceros también son muy distintos y la anchura total de la numeración en el falso es algo mayor.

La lección de hoy es que no basta simplemente con un vistazo para comprobar la autenticidad de un sello. Ni siquiera analizar uno o varios aspectos. Hay que ir analizándolo en toda su complejidad para tener la certeza de su autenticidad.

 

 

 


Nota:
Francisco Graus diseñó para Filatelia Digital un odontómetro que el lector puede descargarse aquí.