1850-1900, Filatelia — 16 de marzo de 2015

A vueltas con el 3 cuartos carlista

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Artículo publicado en la sección Políticamente incorrecto en la revista RF de octubre de 2013
con el título Silencio cómplice en torno al 3 cuartos carlista

Hace medio año, publiqué un estudio en la revista El Eco Filatélico (diciembre 2012 y enero 2013) bajo el título “UN SELLO FANTASMA: el tres cuartos del Ejército Real de Cataluña.” Como su publicación dentro de la serie “La Huella del Falsificador”, dedicada al estudio de sellos falsos y piezas trucadas resultaba suficientemente elocuente, preferí calificarlo como sello “fantasma” en lugar de otro usar otro epíteto más peyorativo.

Pocas semanas más tarde fui invitado por la Sociedad Filatélica Valenciana a una charla-coloquio a la que siguió una de esas cenas que hacen las delicias de quienes vivimos la filatelia con entusiasmo: un continuo intercambiar opiniones, exponer dudas e interrogantes, ofrecer posibles respuestas en un distendido ambiente donde todos compartíamos un único objetivo: adentrarnos en el conocimiento y la vivencia de nuestra afición. Sinceramente no recuerdo quién introdujo el tema, pero sí cómo lo hizo:

– Hemos leído tu artículo sobre el sello carlista de 3 cuartos. A mí me parecen resueltas todas las dudas que había sobre ese sello. Supongo que habrás recibido unas cuantas llamadas. ¿Qué te han dicho? ¿En concreto que te han opinado quienes defendían su autenticidad? –

La pregunta era normal y no debía sorprender ni producir reacción alguna de extrañeza. Mi respuesta, sin embargo, si les pareció asombrosa:

– Nada. Nadie me ha dicho nada.-

– ¿De veras no te ha escrito ni llamado nadie? ?¿Y los que tanto han hablado y luchado a favor de ese sello? ¿tampoco han comentado nada?

No creían posible semejante silencio y, sorprendidos, inquirieron:

– ¿Lo dices de verdad? –

Tras reafirmar mi respuesta, decidí escribir otro artículo. Esta vez no sería un estudio técnico, sino acerca de ese mutismo.

Fig. 1.- Un tres cuartos supuestamente original y tres dados por falsos. Pero ¿acaso existió alguno que de verdad tuviera validez para el franqueo de la correspondencia?

Fig. 1.- Un tres cuartos supuestamente original y tres dados por falsos. Pero                                                                   ¿Acaso existió alguno auténtico, que de verdad tuviera validez para el franqueo de la correspondencia? 

Razones a favor del tres cuartos

La única argumentación a favor del sello carlista de 3 cuartos esgrimido por sus valedores en la actualidad, se basa en un texto de Juan Vicente Senabre publicado en 1957 por la revista “El Eco Filatélico”. Pero cuando uno acude a él y lo lee con atención, puede comprobar con sorpresa, que en ningún modo versa sobre su autenticidad. Senabre parte de la premisa de que se trata de un sello original atribuido erróneamente a los carlista del Ejército del Centro.

Con su artículo únicamente pretende situar en Cataluña su origen habida cuenta dispone de algunos ejemplares con una marca del Ejército Real de Cataluña. Estamos ante un sello carente de toda prueba objetiva de autenticidad.

Estos ejemplares se sustentan exclusivamente en la palabra de quienes los defienden originales.

Razones para no creer en el tres cuartos

Los argumentos que enumerábamos contra la autenticidad del sello eran los siguientes:

1.- No existe documentación alguna sobre su hipotética emisión oficial.

2.- Su valor facial es inadecuado para el uso en el franqueo de la correspondencia según las tarifas postales de la época.

3.- Hubiera sido absurdo imprimir de cuatro en cuatro una tirada considerablemente amplia, como hubiera sido necesario si su objeto era ser el único sello con el cual debía franquearse todo tipo de correspondencia en la zona carlista catalana.

4.- Ya desde el primer momento, existen falsos de este 3 cuartos. De unos tipos ha habido general consenso en su naturaleza fraudulenta. Pero durante algún tiempo se pensó que dos de ellos podían ser originales, uno de Cantavieja y otro de Villahermosa del Río. Lo que resulta absurdo, cuando menos aparentemente, es dar como auténtico el tipo que apareció en el mercado filatélico después de que lo hubiera hecho el hoy considerado falso. ¿Cómo pudo falsificarse lo que todavía existía?

5.- Está impreso litográficamente. yo existía en aquellas fechas ningún taller en las zonas ocupadas por los carlista catalanes y del Norte donde se pudiera efectuar esa tirada por medios litográficos. Así lo declaró el litógrafo Sr. Vilás (el autor del sello carlista de Valencia) a instancias de Carreras Cadi, quien siempre lo consideró apócrifo. De hecho el carlista de Cataluña (de 16 maravedíes es el único carlista impreso por tipografía) y los del Ejército del Norte de 1873 y 1874 fue necesario fabricarlos en Francia (Bayona y París) por la inexistencia de talleres capacitados en la España ocupada por las fuerzas carlistas. Sólo la tercera emisión pudo imprimirse en España, en la imprenta de Juan José Laborde de Tolosa.

Los coleccionistas “comme il faut

A los coleccionistas “como Dios manda”, es decir, a los filatelistas normales, no viciados por objetivos distintos a lo esencial del coleccionismo del sello y de las cartas, les sucede lo mismo que a quienes me formularon la dichosa pregunta: les produce perplejidad ver la callada por respuesta a un estudio que, cuando menos en apariencia, echa por tierra la autenticidad de un sello vendido entre 3.000,- y 9.000,- euros según la calidad y estado de cada uno de ellos.

Es completamente lógico que un coleccionista quiera saber la opinión de quienes han defendido la autenticidad de unos sellos vendidos entre medio millón y un millón de las antiguas pesetas.

De igual forma es comprensible que se pregunten cómo ha alcanzado ese valor en subastas públicas y en transacciones privadas, cuando hace sólo unos años se encontraba aparcado entre ejemplares considerados falsos por unos y muy dudosos por otros.

Resolver esas cuestiones debiera ser de mayor interés todavía para los estudiosos de la historia postal carlista y para quienes han pagado semejantes cantidades.

Los defensores del 3 cuartos carlista

El pasado mes de diciembre, apareció la revista que contenía la primera parte del estudio sobre el sello carlista de Cataluña (el de 16 maravedíes). Un días después un grupo de comerciantes nos hallábamos reunidos en el Gremio de Madrid y comentamos su publicación y de una segunda parte, que debía aparecer el siguiente mes de enero, acerca de la autenticidad del tres cuartos, algo para mí más que discutible.

Un colega y miembro del comité de expertos de la capital me reprochó:

– Y con ello ¿qué ganas? –

Entonces callé. Ahora contestaré públicamente:

– ”Ese no es un reproche nuevo. Muchas veces oímos la advertencia de que es poco político adoptar ciertas actitudes o efectuar determinadas declaraciones porque no reportan un beneficio tangible, material y, por el contrario, pueden resultar incómodas para más de uno.

Quien así actúa puede contemplar como se le cierran las puertas de quienes se han sentido ofendidos o molestos, e incluso tener que sufrir represalias de los más irascibles. Por eso son multitud los que prefieren dejarse llevar por la corriente en lugar de remar en contra.

Sin embargo ese comportamiento “imprudente” también tiene una consecuencia positiva y de gran valor. Produce una satisfacción enorme, difícil de describir, pues uno se siente libre y con la posibilidad de expresar los propios pensamientos sin verse obligado a doblar la rodilla ante los demonios a los que algunos están atados. Ahora bien. Es cierto que actuar así no produce grandes réditos económicos.”

Me excuso por esta digresión personal y sigo. No parece de recibo que quienes durante años dieron por segura la bondad de unos sellos, ahora, cuando se ponen en tela de juicio, callen como muertos. Los defensores de la autenticidad del 3 cuartos carlista, por honestidad, debieran dar su versión.

¿Y los “estudiosos” discípulos de quienes resucitaron los 3 cuartos carlistas del empolvado cajón de los sellos falsos y dudosos? Por favor, digan algo. En un tema como este, no se puede dejar al coleccionista en un mar de dudas.

La filatelia merece más respeto. Y los filatelistas también.

Fig. 2.- Folleto publicitario distribuido por Francisco Graus valorando el tres cuartos carlista en 12.000 €.

Fig. 2.- Folleto publicitario distribuido por Francisco Graus valorando el tres cuartos carlista en 12.000 €.

Los expertos:

Algo han decir, así mismo, los expertos. Es imprescindible para saber que sepan a qué atenerse tanto coleccionistas como comerciantes.

COMEX. ¿Qué criterio seguirá en adelante?. Como todos los demás expertos españoles de la época, hasta hace unos años certificaba como auténtico un tipo del 3 cuartos que hoy considera falso.

¿Seguirá certificando como auténtico uno de los tipos conocidos del tres cuartos? ¿Cuál? ¿El que apareció primero?, ¿O, como hace en la actualidad, dará por falso el descubierto cuando todavía no se conocía el auténtico?

CEM. Entre sus miembros hay división de opiniones. En la web de uno de ellos se ofrecen dos ejemplares, ambos usados, en la bonita cifra de 5.000€ cada uno. Es curioso que ninguno esté certificado por CEM. Sólo estén avalados por Graus.

Sinceramente ignoro su criterio actual de este comité. Sin embargo, desde los años 80, como todos los expertos españoles, consideró y ha certificado como auténticos el mismo tipo (ver el artículo de Graus “Perseverancia infinita”.

Francisco GRAUS. Durante años ha sido el mayor propagandista de este espécimen. Para muestra el díptico de propaganda que distribuyó a principios de 2002, reproducido en la figura 2.

Su confianza en este sello le llevó a creer en posibles “intereses no aclarados” y “espurios” como causa de que no fueran incluido en el catálogo Edifil, incluso llego a escribir que esperaba no existiera “alguna oculta animadversión”.

Quizá su silencio tras la publicación de “El Eco” signifique un cambio de opinión; pero debería comunicarlo.

Eduardo ESCALADA es otro de los estudiosos de la filatelia carlista que siempre creyó en la autenticidad del sello y la defendió con toda vehemencia. Hace unos treinta años afirmaba haber encontrado un documento probatorio indubitable firmado por el general Savalls.

En un artículo en la revista “Tiempo”, matizaría pocos meses más tarde, que el documento “confirma la existencia de un tipo auténtico del matasellos Ejército Real de Cataluña”. Con esas palabras parecía querer decir que no era relativo al sello, sino a un matasellos.

Pero habiéndo mostrado ese documento, a lo mejor no es tampoco es un matasellos a lo que se refiere. Han pasado 30 años y el supuesto documento sigue celosamente oculto a cuantos se lo hemos pedido. Eso induce a unos a pensar que no existe y a otros a su intrascendencia por no guardar relación con el sello y quizás ni siquiera con el correo.

Suponiéndole conocedor del misterioso papel, le preguntaban a Graus hace un año y medio en un conocido foro filatélico de Internet. Su respuesta fue tajante e inequívoca:

– “En cuanto a lo de Eduardo Escalada que Julio opina soy conocedor debo decir que nanay del paraguay pese a mis insistentes llamadas… lo cual y después de docena y media de años transcurridos me lleva a sospechar que tal información no existe…

Conclusión.

Por favor, señores, seamos serios. El tema debe ser aclarado. ¿Cómo ignorar el debate entre lo que unos consideraban, hasta ahora, el sello más raro de España y otros una mera fantasía?

¿Nos equivocamos quienes argumentamos que el 3 cuartos carlista es una simple entelequia, un sello apócrifo, una falsificación, una fantasía o como se le quiera llamar, en vez de un auténtico sello de correos? Pues si es así, arguméntese con datos objetivos y contrastables. De no hacerlo, todos seremos libres de pensar cualquier cosa (y ninguna demasiado buena) sobre quienes guardan silencio, el silencio cómplice de un engaño o, cuando menos, de un error que no se quiere enmendar.