Representaciones de correos en las pinturas murales del monasterio de San Isidoro del Campo, Santiponce (Sevilla).
Dos testimonios del siglo XV
Artículo publicado en el nº 135 de la revista Atalaya Filatélica de la Sociedad Filatélica Sevillana (enero 2012)
Sobre el correo medieval en los reinos españoles, especialmente en la Corona de Castilla aún tenemos un deficiente conocimiento. Si las fuentes documentales son escasas y de difícil localización, las representaciones gráficas son absolutamente excepcionales. Conocemos la representación que de los correos se hace en las Cantigas de Santa María, de Alfonso X el Sabio a fines del siglo XIII(1). Al examinar las pinturas murales del Monasterio de San Isidoro del Campo, hemos descubierto dos escenas representando correos del siglo XV, una de la década de 1430 y otra probablemente de la década de 1490.
El Monasterio de San Isidoro del Campo se sitúa en la villa de Santiponce, en las inmediaciones de la antigua ciudad romana de Itálica, a siete kilómetros de Sevilla. Fue fundado en 1301 por Alonso Pérez de Guzmán el Bueno y su mujer María Alonso Coronel, gracias a un privilegio concedido por el rey Fernando IV. La primera orden que rigió el cenobio fue el Cister, con los monjes procedente de San Pedro de Gumiel de Hizán (Burgos) (2). En 1429 Enrique de Guzmán, segundo conde de Niebla solicitó al Sumo Pontífice la facultad para desposeer a la comunidad cisterciense del monasterio. En 1431 los Jerónimos Ermitaños encabezados por Fray Lope de Olmedo (también denominados Isidros) sustituyeron a la comunidad cisterciense.
El monasterio medieval fue ampliándose a lo largo de la Edad Moderna, constituyendo un amplio conjunto que llegó a tener cinco claustros. En el año 2002 tras una larga restauración de toda la parte medieval fue reabierto al público para su visita y estudio.
El conjunto caracterizado como un monasterio fortificado tiene claras influencias del gótico del Languedoc y una amplia base estilística mudéjar. La parte restaurada cuenta con iglesia de dos naves, que en realidad son dos iglesias, ya que el hijo de Guzmán el Bueno construyó otra nave paralela a la primitiva. Tiene dos claustros de estilo mudéjar, el denominado de los Muertos y el de los Evangelistas, una sala capitular, refectorio y sacristía. (3)
El Monasterio de San Isidoro del Campo contiene un extenso conjunto de pinturas murales que abarcan desde el siglo XV al siglo XVIII, siendo más valiosas las más antiguas. Estas se sitúan en los dos claustros medievales antes citados, el refectorio y en la sala capitular. Para nuestro trabajo nos interesa primero el Claustro de los Evangelistas, un espacio intermedio entre la iglesia, los huertos, la portería y el ámbito reservado a los monjes. En su ala meridional se conserva un amplio zócalo con pinturas murales con paneles figurativos y composiciones de lazos, bajo los que corre una cenefa, en un intento de imitación de ricas telas.
Presidiendo el conjunto se halla un fresco de San Jerónimo dictando a los monjes. En el centro de la composición está San Jerónimo rodeado de los restantes personajes, representados a menos tamaño. El santo aparece sentado en un escritorio con un dosel del que cuelgan diferentes documentos. Dos monjes en la parte inferior escriben al dictado, mientras que otros dos tallan cucharas, aludiendo como dice Respaldiza a la obligación del trabajo físico e intelectual. El elemento singular para nosotros está en que a la izquierda de la composición aparece la figura de un correo en actitud de entregar al santo una carta. Al fondo de la composición figura un rico tejido con motivos florales en rojo, verde y negro.
La escena, aunque en otra variante, se encuentra en otro fresco de la sala capitular. Se trata de un pasaje de la vida de San Jerónimo de gran significación para el Monasterio de San Isidoro del Campo y la Orden Jerónima, ya que vincula a San Jerónimo con la ciudad romana de Itálica. Las propias epístolas 28 y 29 del santo establecen que mantenía relación epistolar con Lucinio Bético, al que se le supone su nacimiento y estancia en Itálica, con su mujer Teodora y con el presbítero Abigao. Lucinio habría enviado a Belén, donde se encontraba el santo, a seis copistas para que transcribieran sus obras. Lucinio quiso ir en persona a Palestina, pero la muerte se lo impidió, por lo que San Jerónimo siguió manteniendo correspondencia con Teodora y Abigao. La escena como apunta Respaldiza, representa el trabajo de los escribanos mandados a Palestina por Lucinio, y las relaciones epistolares mantenidas con el santo.
Un dato especial es el hábito de los monjes y San Jerónimo, que resulta ser el de los Jerónimos Ermitaños en unos casos, junto el de la Orden Jerónima, en otros. Ello junto con las representaciones heráldicas que figuran a ambos lados de la escena en el conjunto mural, hizo que las pinturas fuesen fechadas por José Gestoso entre 1431 (fecha de la toma de posesión del monasterio por los Jerónimos Ermitaños de Fray Lope de Olmedo) y 1436 (fecha de la muerte del II conde de Niebla, Enrique de Guzmán). (4) Así pues, aunque la escena históricamente se desarrolla en vida de San Jerónimo (340-420), sus personajes están ataviados a la manera de la época en que fueron pintados los frescos. Siguiendo este criterio, el correo que aparece a la izquierda de la escena también lo está. Por ello estamos ante una representación de un correo a la usanza de la tercera década del siglo XV, con su bolsa y una lanza. Esta teoría respecto a la vestimenta de los monjes la avala Respaldiza de forma contundente. (5)
El otro espacio del monasterio que nos interesa es la sala capitular, cuya distribución comparte con la sacristía en el flanco oriental del otro claustro de época medieval, el denominado de los Muertos, por ser originariamente lugar de entierro de los monjes. En ella se realizó una profunda transformación del espacio gótico original del siglo XV en el siglo XVII, hacia 1634, incluyendo un amplio programa pictórico mural que ocultó el primitivo. En el proceso de restauración, al retirarse la sillería y desprenderse parte de la decoración del siglo XVII se descubrieron gran parte de las antiguas pinturas murales que Respaldiza sitúa cronológicamente hacia 1492. En el muro occidental de esta sala capitular se encuentra una de las escenas que representa el mismo motivo de la vida del santo que hemos visto en el Claustro de los Evangelistas, como es la de San Jerónimo dictando a los monjes. Esta composición de la sala capitular de fines del siglo XV se inspira claramente en la del Claustro de los Evangelistas de la década de 1430. La gran diferencia estriba en que en esta escena, al fondo se abren dos puertas, por la izquierda accede el correo que saluda descubriéndose la cabeza y entrega al hermano portero una misiva, mientras por la derecha sale otro correo cubierto con sombrero, una calabaza al cinto y un cayado en la mano. Ambos portan la correspondiente bolsa para las cartas. (6)
Estamos ante valiosas representaciones gráficas del funcionamiento del correo bajomedieval en la Corona de Castilla en el siglo XV por su excepcionalidad. Estos correos quizás estuviesen vestidos a la usanza de los troteros de Sevilla. En los tres casos se observan elementos que dejan claro que portaban su correspondiente bolsa para llevar las cartas. (7)
Notas
1. Véase ALONSO GARCÍA, Fernando. León en la historia postal. Madrid, 2003, págs. 17-19.
2. Sobre este período de la historia del monasterio, véase: RESPALDIZA LAMA, Pedro José. “El Monasterio Cisterciense de San Isidoro del Campo”, Laboratorio de Arte, 9, 1996, págs. 23-47.
3. Sobre el monasterio en general, véase: RAVÉ PRIETO, Juan Luis y RESPALDIZA LAMA, Pedro José. Monasterio San Isidoro del Campo. Guía. Sevilla, 2002.
4. GESTOSO Y PÉREZ, José, Sevilla Monumental y Artística, 1892, pág. 594.
5. RESPALDIZA LAMA, Pedro José. “Pinturas murales del siglo XV en el Monasterio de San Isisdro del Campo”, Laboratorio de Arte, 11, 1998, págs. 69-99.. Véase también RESPALDIZA LAMA, Pedro José. “La pintura mural”, En: VV:AA. San Isidoro del Campo (1301-2002). Fortaleza de la espiritualidad y santuario del poder. Sevilla, 2002, págs. 71-115.
6. Idem.
7. Sobre los Troteros Mayores de Sevilla, véase: LÓPEZ BERNAL, José Manuel, “El Trotero Mayor de Sevilla”, Atalaya Filatélica, 122, octubre, 2008, págs. 73-79.