Fruslerías, Otras zarandajas — 9 de octubre de 2004

Cuando el uso del catalán fue un delito.

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Al ocupar las tropas franquistas Catalunya en febrero del año 1939, entre las leyes que impusieron figuraba la expresa prohibición del uso del idioma catalán. Todas las inscripciones públicas debieron traducirse al “español” que era considerado sinónimo de “castellano”
Algunas firmas comerciales aprovechaban los sobres de las cartas para realizar propaganda de sus productos, estos son los llamados “sobres publicitarios”, de muy amplia difusión en los EEUU a principios del siglo XX, y en menor medida en España.
Cabe destacar, que el coleccionismo de estos sobres está muy extendido en algunos países del centro y el norte de Europa, así como en el propio Estados Unidos.

Volvamos al objeto de este artículo cuyo protagonista es un comerciante de Vilafranca del Penedés, de telas para ser más concreto, que debía tener un stock grande de sobres publicitarios impresos en catalán. El catalán fue un idioma utilizado libremente tanto en el ámbito público como privado en Catalunya durante la II República, a diferencia de otras épocas anteriores en las que, como en el caso del franquismo, su uso quedó relegado a los círculos privados por la acción política del gobierno central impulsor del uso exclusivo del castellano.


Figura 1

Resulta evidente que ya no podía utilizar tales sobres so pena de multa, o incluso de cárcel. Para evitar tener que reducirlos a cenizas, ideó una vía que le hiciera posible su uso: habilitar transitoriamente el sobre aplicando una marca en color rojo (figura 1), que indicaba la utilización provisional, y modificando a pluma las palabras en catalán para pasarlas al castellano. Así:
“punt” pasa a “punto”
“telèfon” a “telèfono” (se olvidó cambiar el acento abierto del catalán por el cerrado del castellano)
“dels” se suprime.


Figura 2

La carta, franqueada con un sello del general Franco de 40 céntimos está matasellada con el fechador de “Villafranca del Penedes” (toponímico también castellanizado de Vilafranca del Penedés) del 18 de septiembre de 1941.

Esta pieza refleja una realidad social vivida en Cataluña durante los años cuarenta del siglo pasado.