2005, Fue noticia — 6 de enero de 2005

La falsa inversión filatélica

por
«Hay tres clases de mentiras: las mentiras,
las malditas mentiras y las estadísticas.»Mark Twain

Hay mentiras pequeñas o pequeñas mentiras; son mentiras que, en origen, carecen de maldad. Son las que llamamos “mentiras piadosas” porque nacen fruto de una buena intención y no pretenden daño alguno para nadie.

Por otro lado existen las malditas mentiras; aquellas que tergiversan sin disimulo la verdad. Son las que afirman, sin recato alguno, lo falso como si fuera auténtico, sin ninguna clase de tapujos.

Y por último existen las mentiras más peligrosas, las más dañinas, las que se esconden tras una apariencia de verdad. Son las mentiras que tienen una buena parte de verdad, pequeñas verdades que esconden tras de sí el engaño. En muchas ocasiones se recurre a la estadística para construir esa falsa imagen de autenticidad, de verdad.

Decía el sociólogo americano David Riesman: «Estudia las frases que parecen ciertas y ponlas en duda». Está claro para todos lo necesario que resulta tener un acentuado sentido crítico para ayudarnos a descubrir la verdad; pero si eso es cierto para los hechos de la vida en general, ante la propaganda, ya sea comercial, política o ideológica, ese sentido crítico no sólo es bueno, sino que se hace absolutamente imprescindible, no ya para profundizar en el conocimiento de la verdad, sino para no caer de cuatro patas en el error.

La propaganda comercial de las empresas de inversión en bienes tangibles, concretamente de filatelia, afirman de una forma generalizada la revalorización permanente del sello en el transcurso de los años. Eso, que en buena medida es cierto, encierra innumerables falsedades cuando se pretende aplicar a todos los sellos, de todas las épocas y de todos los lugares.

Para estudiar la rentabilidad de una inversión hay que determinar con meticulosidad y precisión su coste (importe de lo invertido), el plazo que dure y el importe obtenido una vez efectuada la liquidación. En el caso del sello, el coste es el precio al que se adquiere y el importe de la liquidación el precio que en el mercado se obtiene en el momento de su venta. Ya, aquí, nos enfrentamos ante la primera falacia de una publicidad engañosa: considerar que el precio de compra y de venta de un sello es el mismo, el precio de catálogo.

El comercio tradicional filatélico suele trabajar con un margen bruto de beneficio aproximado del tercio del valor de venta. Pese a incurrir en todas las desviaciones propias de una generalización de este tipo, podemos afirmar que si un sello lo adquirimos en un comercio por 100€ el comercio nos lo compraría a nosotros por 65€. Repito que se trata de una generalización en la que los márgenes son más reducidos por las piezas de calidad y amplia demanda con escasa oferta y mayor para los sellos de bajo valor y con amplias existencias en el mercado con una demanda floja.

Así, pues no podemos olvidar el margen comercial del profesional filatélico si queremos cuantificar con precisión la rentabilidad de la inversión. Veamos la importante desviación que se produce cuando sólo consideramos el valor de catálogo.

En la tabla siguiente (cuadro 1) podemos contemplar la evolución de una inversión de 1.000 euros a lo largo de un período de 20 años (primera columna) bajo el supuesto de que se revaloriza constantemente en un 5% anual (columna 2), en el caso de que el precio de compra sea de dos tercios del de venta (columna 3) o si estamos en el caso de una empresa que los sellos que entrega a los inversores son comprados en el mercado filatélico a únicamente el diez por ciento del precio de catálogo para adjudicarlos según la cotización de catálogo.

CUADRO 1

Año
Precio de venta o catálogo
Compra
al 66%
Compra al 10%
1.000
666
66,66
1.050
699
69,93
1.103
734
73,43
1.158
771
77,10
1.216
810
80,95
1.276
850
85,00
1.340
893
89,25
1.407
937
93,71
1.477
984
98,40
1.551
1.033
103,32
10º
1.629
1.085
108,48

11º

1.710
1.139
113,91
12º
1.796
1.196
119,60
13º
1.886
1.256
125,58
14º
1.980
1.319
131,86
15º
2.079
1.385
138,46
16º
2.183
1.454
145,38
17º
2.292
1.526
152,65
18º
2.407
1.603
160,28
19º
2.527
1.683
168,30
20º
2.653
1.767
176,71

 

El cuadro 1 nos muestra que una inversión en sellos que se revalorizan en un 5% cada año, en el supuesto de que el precio de compra sea del 66,% sólo llega a recuperar el valor invertido (1.000 €) al noveno año y que frente a un beneficio del 165,3% al cabo de 20 años, la realidad es que únicamente genera un beneficio del 76,7%.

Por supuesto que lo más extremo es el caso de que se trate de sellos que en el mercado se adquieren al 10%, ya que en ese supuesto a los 20 años no sólo no habría beneficio alguno, sino que el valor de los 1.000 euros invertidos sólo llegaría a 176,71 euros, con ¡un 83,29% de pérdida!

GRÁFICO 1

Véase la diferencia entre precios de compra y venta. El precio de venta es al que el inversor adquiere los sellos y el de compra es al que los puede realizar porque es a como los compra un comerciante en el mercado filatélico en un caso genérico, los adquiere al dos tercios del de su venta. El inversor únicamente empieza a percibir beneficios a partir del noveno año

 

GRAFICO 2

En este gráfico se observa cómo, cuando la inversión se efectúa en sellos adquiridos en el mercado filatélico al 10% de su valor de adjudicación, el valor real que se puede recuperar arroja unas pérdidas enormes. De hecho sólo podría recuperarse el capital invertido transcurridos 58 años
a un porcentaje de revalorización constante del 5% anual.

Vistos esos números (1) la primera consecuencia que debemos extraer es que la llamada filatelia financiera no descansa en la revalorización objetiva del sello en el mercado filatélico, sino en la valoración teórica que a los sellos les otorgan esas empresas con el apoyo de catálogos propios o ajenos y de las listas que ellos mismos elaboran.

En la existencia de esos catálogos y listas encontramos la razón de ser para que esas empresas hablen de inversión en bienes tangibles como pintura, arte, numismática, pero que sus planes sólo se limiten al mundo de la filatelia. La razón es clara: los catálogos hablan de unas valoraciones teóricas (no reales) y la ausencia de catálogos de precios en otros bienes tangibles impiden esa manipulación de precios.

Tal como ha sido estructurada por las empresas de inversión en bienes tangibles, la bondad de la inversión filatélica, descansa en la salud de esas empresas, no en la rentabilidad del sello. La garantía de realización de las inversiones depende únicamente de la capacidad de compra de esas empresas. El mercado no responde en absoluto de los sellos a los precios que son adjudicados a los inversores.

Falsedades, errores o equívocos en torno a la Inversión Filatélica

El análisis de lo que viene a llamarse Filatelia Financiera requiere aclarar algunos conceptos no siempre bien especificados:

1.- Los catálogos no reflejan las cotizaciones del mercado, son meros instrumentos de comercialización. De hecho los catálogos originariamente eran las listas de precio de venta de los comerciantes que los editaban.

En la práctica los catálogos han sido utilizados como un medio de manipulación de los precios de mercado. Suelen reflejar las alzas de precios, pero sólo en rarísimas ocasiones reducen los precios ante una bajada del mercado. Tradicionalmente han fijado precios altos para los sellos que sus editores tienen en stock y cotizaciones más bajas para los que deseaban comprar.
2 .- Es falso que los sellos, se revaloricen siempre (lo mismo que, por otra parte, sucede con cualquier bien). La filatelia históricamente ha experimentado épocas de alza y períodos de baja. Eso es algo innegable que todo el mundo conoce, excepto, parece ser, los propagandistas de las sociedades de inversión en bienes tangibles.

En el periódico EL MUNDO, el pasado día 20 de diciembre de 2004, en un artículo a página entera, un tal Daniel García escribía (suponemos que al dictado de Afinsa, que colabora con ese mismo diario en una promoción filatélica) que los sellos “presentan unos rendimientos cercanos al 10% anual en períodos de entre cinco y 10 años”, para más adelante asegurar: “los crecimientos de cotización de los valores filatélicos [son] de entre el 5.000% y el 7.000% en los últimos 50 ó 70 años” (2)

Veamos un ejemplo en la emisión conmemorativa de la Exposición Filatélica Espamer’77. Se trata de un minipliego de 8 sellos de 15 pesetas que en el año 1978 se vendía al coleccionista a 1.000 pesetas, tras un alza especulativa generalizada de las emisiones españolas modernas. 1.000 pesetas equivalentes a 6,01 euros actuales.

En 2004, si fuera verdad que la filatelia se hubiese revalorizado a razón de un 5% anual aproximado, debiera cotizarse por 21,37 euros, y, sin embargo el catálogo Edifil 2004 lo valora sólo en 2€. Y, además, su precio real es inferior, ya que lo podemos adquirir en el comercio filatélico por 1,25 €, que únicamente es el 5,85 % de lo que teóricamente debiera valer.

Pero para quien quiera vender, el precio por el que puede hacerlo es mucho menor debido a que el comercio filatélico, en general, tiene amplias existencias de esta emisión. El comerciante no lo compra si no es por debajo de su valor facial (a pesar de haber transcurrido casi treinta años desde que fuera puesto en circulación) y quienes quieren vender acuden a Correos a canjearlos por otros que, con una nominación en euros, sean aptos para su uso en el franqueo de la correspondencia. Podemos, por consiguiente, estimar que su valor real (para franqueo) es el importe facial (0,7212 €) o sea el 3,375% respecto al valor teórico que tendría en un mundo filatélico en el que fuera cierta la revalorización de los sellos en un 5% anual. La diferencia entre teoría y realidad arroja una pérdida, ni más ni menos, que del 96,625% (véase el grafico 3).

Repito. No nos engañemos. En valores absolutos la emisión Espamer 1977 (el minipliego) hoy vale después de pasados 26 años 0,7212 euros, con un coste de 6,01 euros (1.000 pesetas) para quien lo adquiriera en 1978. Eso supone una depreciación absoluta del 88% y relativa del 96,6% respecto a lo que hubiera valido si realmente la filatelia se revalorizara en torno al 5% anual (no ya al absurdo 10% de que nos habla la propaganda de El Mundo). No todos los sellos suben. Y, mucho menos, suben siempre.

GRÁFICO 3

3.- No se puede extrapolar a la generalidad lo que son casos aislados. Por supuesto que encontramos períodos y momentos en los que los sellos suben extraordinariamente. Es indudable que podemos encontrar ejemplos de sellos que suben un poco, otros que se revalorizan enormemente, y de los que bajan su cotización poco o mucho,… todo depende de la muestra que escojamos y el período al que nos refiramos. Así, en el mismo caso que hemos mostrado como ejemplo de depreciación, el minipliego de Espamer 77, si contemplamos la evolución de su precio entre su puesta a la venta en 1977 y 1978, se convierte en un ejemplo de todo lo contrario. Vemos que pasó de las 120 pesetas nominales a, ni más ni menos, que 1.000, lo que supone multiplicar por 8,33 veces su valor en un solo año. Pero eso no nos permite asegurar que los sellos obtienen anualmente una plusvalía del 733%.

4.- El precio depende de la cantidad de sellos que se oferten. La elasticidad de la demanda no es absoluta. No es lo mismo el precio de un sello cuando hablamos de un ejemplar que para 10.000 es por ello que el catálogo Edifil en sus normas dice: “Es evidente que cien ejemplares de un mismo sello cuya cotización en catálogo es de veinte céntimos, no valen veinte euros. Su valor es mínimo.” (3)
5.- No es realizable en el mercado cualquier cantidad de un sello determinado. Fruto de lo limitado del mercado filatélico, no sólo el precio desciende a medida que sube la oferta, sino que determinadas cantidades no pueden ser absorbidas por la sencilla razón de que los coleccionistas forman un colectivo grande, pero limitado.

La facturación de las dos empresas más grandes de inversión filatélica multiplica varias veces el total del sector del comercio de filatelia para coleccionismo. Por consiguiente es fácil entender que mueven unas cantidades que no pueden basarse en un mercado muy inferior, ya que si se vieran obligadas a acudir a él no encontrarían salida a semejantes volúmenes y menos a precios elevados.

6.-En el tipo de sellos que las empresas de inversión seleccionan para sus clientes los volúmenes con los que operan superan a la demanda para coleccionismo.

No se trata ya de que el volumen general de facturación de las empresas de inversión en su conjunto sea excesivo para el mercado de filatelia tradicional; el problema es que del tipo concreto de sellos con los que trabajan, las cantidades que mueven son excesivas para el número de coleccionistas existentes. Eso es incuestionable, por ejemplo, en el caso de Forum Filatélico con los sellos del tema Europa CEPT.

El secreto del éxito de FORUM FILATÉLICO y AFINSA

Al analizar sin apasionamiento la realidad de la inversión en bienes tangibles, llegamos a unas conclusiones que pueden parecer alarmantes y ciertamente creo que puedes serlo a medio y a largo plazo. Pero debemos preguntarnos: Si eso es así ¿Por qué han cosechado ese éxito hasta ahora esas empresas? Varias son las razones que se apoyan las unas a las otras:

1º Pagan unas remuneraciones por el ahorro que captan superior al interés con el que las entidades financieras retribuyen a los ahorradores.

2º Una excelente red comercial les ha permitido crecer de forma que las posibles devoluciones a los inversores que desean rescindir o no renovar sus contratos, son superadas con creces por las aportaciones de nuevos clientes.

3º Agazapados tras la imagen de que sus operaciones son de compra venta (no financieras) han evitado los controles y medidas de protección al consumidor a las que deben ceñirse las empresas financieras.

4º Las enormes dimensiones adquiridas les proporcionan capacidad para controlar muchos mecanismos del mercado filatélico.

5º El comerciante tradicional, en muchos casos, ha caído en la connivencia con este tipo de empresas ante los beneficios económicos obtenidos por la venta de stocks inservibles para el coleccionismo o que en el mercado tradicional tienen un valor ínfimo respecto a cómo los adjudican a sus clientes esas empresas.

La convicción de los profesionales del sector es que las empresas de inversión filatélica no pueden subsistir a largo plazo, pero que “cuanto más tarde caigan, mejor”. Olvidan que, si eso es cierto, “cuanto más tarde caigan” es sinónimo de “más daños causarán y mayor será el número de los afectados”.

«Si uno dice la verdad, puede estar seguro de que tarde o temprano será descubierto.»
Oscar Wilde

La verdadera naturaleza de las empresas de Inversión Filatélica

Se dice que “antes se coge a un mentiroso que a un cojo” porque no se puede esconder la mentira y más tarde o más temprano aflora y es delatada. En un sentido mucho más positivo podemos afirmar que aunque se quiera ocultar la verdad, como afirma Oscar Wilde, más pronto o más tarde, ha de ser descubierta.

Aunque las operaciones de las empresas de inversión filatélica queden envueltas en el formalismo de una operación de compra venta, la realidad es que no se produce la entrega de un bien por el precio real de venta de dicho bien, como hemos dicho anteriormente. El valor del sello que se entrega puede alcanzar el 10 por ciento de la aportación del ahorrador. Puede que esto quede oculto por la interposición de empresas adquirentes del material en el mercado filatélico, ya que ni Forum Filatélico ni Afinsa compran directamente(4), por lo que los enormes beneficios que deberían aflorar quedan diluidos en transacciones intermedias, pero esa es la diferencia real del precio entre lo que valen los sellos como bienes de colección y como los cotizan como bienes de inversión. Es por ello que la verdadera naturaleza de de esos contratos es la captación pública de ahorro. Algo que, con todas sus fuerzas quieren esconder estas empresas para evitar controles de las autoridades financieras.

El Legislador debe impedir que el ahorrador se vea engañado

La publicidad de esas empresas deberían decir: “Invierta en Afinsa”, o, “Invierta en Forum Filatélico”; pero nunca “Invierta en sellos” porque lo que proporcionan a sus clientes no es una inversión en sellos real, sino meramente formal.

La dificultad del ahorrador para distinguir estos conceptos obliga a las autoridades a regular esta actividad estableciendo las medidas oportunas para tutelar sus intereses. No podemos ignorar esto: quien invierte en estas empresas desconoce la realidad. Cree que es verdad que obtiene beneficios porque los sellos que se le asignan aumentan de valor.

Si es cierto, como anuncia la publicidad, que, entre esas dos empresas, tienen más de 300.000 clientes que han depositado sus ahorros en ellas, es más que urgente vigilar, controlar y regular esta actividad que, curiosamente, sólo se desarrolla en España.

¿Por qué ni Afinsa ni Forum Filatélico, que desarrollan actividades mercantiles en otros países, no han podido implantar este peculiar negocio en ellos?

¿Por qué no existen empresas de este tipo en países en los que la filatelia está más arraigada que en España? Por ejemplo Gran Bretaña, Estados Unidos, Alemania, Francia, Italia,…

 

José M. Sempere
(Association Internationale
des Experts en Philatelie)

 

NOTAS

1.- No son arbitrarios los ejemplos de porcentajes de compra que se han aplicado:
– Dos tercios ó un 66,66% del valor de venta ya hemos dicho que es fruto de aplicar margen bruto de beneficio habitual en el comercio filatélico tradicional.
– El 10% del valor de catálogo es el precio al que están adquiriendo material dos comerciantes de filatelia españoles que actúan como proveedores de una de las empresas más destacadas en la inversión de bienes tangibles.

2.- ¿Le falla algún cálculo al autor del artículo?
Si el rendimiento es del 10 % anual en períodos entre 5 y 10 años los resultados serían todavía mayores: a 50 años del 116.391% y a 70 años del 788.747%.
No le ha fallado ningún cálculo al articulista, lo que ocurre es que ha escogido para estos ejemplos valores determinados en períodos concretos en los que han subido espectacularmente y si para períodos de 5 ó diez años ha encontrado algún ejemplo que ha subido un 10% anual, para 50 ó 70 años no ha logrado encontrar ni la excepción que mantuviera ese porcentaje de revalorización y nos da únicamente el porcentaje global

3.- “Catálogo Edifil Unificado Edifil de Sellos de España y Dependencias Postales 2005” (pag. XX). Esa nota fue incluida ya hace años y se repite en cada edición como alerta ante quienes habían sido engañados con inversiones en filatelia y cuando fueron a retiran los sellos que se les había adjudicado, recibían, por ejemplo 100.000 sellos de 10 céntimos de Franco que, según el catálogo valdrían 25.000€ a razón de 0,25€ la unidad, pero que en la realidad no valen nada ya que no son aptos, ni siquiera para el franqueo.

4.- Forum Filatélico utiliza como empresa que adquiere sellos en el mercado filatélico a Creative Investments S.L y Afinsa lo hace en España a través de dos empresas del ramo, Filatelia Casañas y FilaSyL (sociedad creada recientemente para este fin por Filatelia SOLER y LLACH) y en el extranjero por medio de varias empresas del grupo Auctentia (Greg Mannin, Khöler, etc.) todas ellas venden a Central de Compras (también del grupo Auctentia), que es la sociedad última que abastece a Afinsa en exclusiva.