La huella del falsificador 005
Publicado en El Eco Filatélico y Numismático
Fig. 1 – Carta del correo interior de Madrid fechada el 18 de diciembre de 1897
Siguiendo con nuestra búsqueda de los indicios que deja el falsificador en sus obras y que nos permiten desenmascararlo antes de caer en el engaño, hoy analizaremos algunos aspectos de este espectacular sobre con sellos de Alfonso XIII de la emisión del “Pelón”.
Lo primero que salta a la vista es que el franqueo resulta demasiado alto para una carta circulada dentro de Madrid. Esa observación y la estética con la que han sido colocados los sellos nos induce a pensar que se trata de un sobre preparado filatélicamente. Vamos a ver que no es así. Se trata de una falsificación en toda regla,
Un aspecto que siempre nos debe poner en guardia es el hecho de que los sellos de una carta sean defectuosos. El falsificador suele ser demasiado avaricioso y pretende obtener el máximo beneficio con su obra «invirtiendo» lo menos posible. De esa forma suele aprovechar sellos de segunda calidad para sus obras para reducir el coste de su «producción».
Veamos algunos defectos que se aprecian en los sellos de la carta en cuestión:
Fig. 2 – Defectos en los sellos (aparte los cuatro valores más bajos)
Sin necesidad de estudiar la posibilidad de que el autor de esta pieza haya utilizado ejemplares adelgazados, detallemos algunos defectos que aparecen a simple vista:
El bloque de cuatro del 10 céntimos bermellón presenta una rotura en la esquina superior izquierda del segundo sello y un fuerte doblez en la parte inferior derecha del cuarto.
El bloque de cuatro del valor de 1 peseta tiene manchas, de manera más destacadas en las zonas que se resaltan en la figura marcadas con el nº 2.
El dentado vertical del sello de 25 céntimos es defectuoso tanto en su parte izquierda, como en la derecha.
El 30 céntimos nos muestra una importante rotura en el ángulo superior izquierdo, así como romas
las esquinas superior e inferior del lado derecho.
El 50 céntimos también presenta defectuoso el dentado del lado derecho así como roma la esquina
superior de ese mismo lado.
Para no ser menos el 75 céntimos, además de mal centrado tiene defectuoso el dentado vertical en
varias partes tanto de su lado derecho como del izquierdo
Al 4 pesetas, además de mal centrado, le faltan varios dientes en su parte inferior derecha.
El otro valor clave de la emisión, que es de una gran rareza en carta, es un ejemplar usado, en el que todavía
pueden observarse restos de matasellos en las zonas señaladas.
Por último, el bloque de cuatro del 20 céntimos, muy descentrado lateralmente carece de la mayor parte de los dientes del cuarto sello.
Al lector le será fácil entender que la observación de tantos defectos en los sellos dispare todas las alarmas.
Pero la cosa va más allá. La carta no puede haber circulado en la fecha porque por aquel entonces (18 de mayo de 1897) no habían sido emitidos algunos de los valores que contiene el sobre. Recordemos que la emisión fue puesta en circulación el 1 de octubre de 1889 a excepción de los valores de 2 céntimos negro, 5 céntimos verde y 10 céntimos bermellón que circularían a partir de mediados de agosto de 1899 para sustituir a los sellos de 2 céntimos verde, 5 céntimos azul y 10 céntimos castaño-amarillo en cumplimiento de la normativa de la U.P.U.
A pesar de todo ello la carta tiene tan excelente presencia que induce a pensar que se trate de un «producto» elaborado con fines filatélicos. No circulado pero en cuya confección se han utilizado matasellos originales en la época o algún tiempo después. Sería lo que se conoce en términos filatélicos como un «matasellos de favor o de complacencia». Pero no es así al estudiar el fechador coronado de la Estafeta del Congreso comprobamos que es falso.
Como casi dos años antes de su emisión es imposible que circularan en carta, se nos puede argumentar que se trataba de un error en el uso del fechador del matasellos por parte del funcionario postal. Pero no. Tampoco eso es posible ya que los fechadores que aparecen al dorso tienen idéntica fecha. No existe la casualidad de equivocarse en la fecha de todos los matasellos colocando el mismo día de dos años antes.
Finalmente el que quiera intentar defender la autenticidad de la pieza, aunque sea como no circulada, dirá que se trata de una elaboración filatélica en la que se han aplicado unas marcas postales originales con carácter de lo que venimos en llamar “matasellos de favor”. Pero tampoco ese argumento es válido.
Imagen de la marca original estampada sobre un sello de correo oficial
(ese sello sí que es lógico lo utilizara alguien en la correspondencia
salida a través de la Estafeta del Congreso).
Para quien todavía pudiera albergar alguna duda, colocando la reproducción del matasellos de la carta (en color rojo) sobre la pieza auténtica, se comprueban inequívocamente todas las diferencias que prueban la falsedad de la marca.