2007, Fue noticia — 30 de septiembre de 2007

Museo Postal de Barcelona. El Ayuntamiento incumple sus compromisos.

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MUSEO  POSTAL DE BARCELONA

EL AYUNTAMIENTO DE BARCELONA VULNERA GRAVEMENTE SUS COMPROMISOS

Palacio de la Virreina en las Ramblas barcelonesas donde originariamente estuvo ubicado el Museo Postal

Corría el año 1952 cuando D. Ramón de Marull Huguet [i] ofreció en instancia al Excmo. Ayuntamiento de Barcelona ceder de forma gratuita su colección de sellos, una colección que reunía la casi totalidad de los sellos tipo emitidos en el mundo desde que apareciera el penique negro en 1840 hasta 1940: un siglo de filatelia.

Como suele suceder, una iniciativa de carácter cultural, sin mayor trascendencia en los ámbitos de lo político y de lo económico, no motivó especialmente el interés de los rectores del consistorio barcelonés.

Marull quería para su ciudad este museo, como de forma análoga tenían otras ciudades importantes europeas tras el primero constituido en Berlín. Insistió en sus gestiones; pero, alertado por la desidia de la corporación barcelonesa, dos años más tarde, el 20 de febrero de 1954, dirigía una nueva instancia al Alcalde, reiterando su oferta de donación gratuita, que no había sido aceptada hasta ese momento, aunque ahora modificando sus condiciones.

Las nuevas exigencias que ahora exponía Marull se referían exclusivamente a los aspectos de seguridad y conservación de la colección. A tal efecto pedía

  • Un local para su custodia y exhibición, exento de humedad.
  •  “Esta colección donada gratuitamente no podrá mezclarse ni ampliarse, en dichos armarios, con ninguna otra colección, entendiéndose que la donación propuesta tendrá el carácter de perpetuidad, sin que en ningún caso pueda modificarse ni enajenarse”.

Armario especialmente construido por indicación de Marull con vitrinas en las que se exponían las colecciones por ambas caras

  • – Unos armarios de seguridad a imitación de los que habían adoptado la Unión Postal Universal en Berna, así como otros museos de diversas naciones, de los que adjuntaba diseño. A tal efecto pedía en concreto que se encargaran a la única empresa que entendía estaba preparada para su fabricación de la que facilitaba su nombre. Detallaba, así mismo, las características de dichos armarios, que en la parte superior y bien visible de cada uno se haría constar “DONATIVO RAMÓN MARULL.”

 

 

Llaves de seguridad para el cierre de las vitrinas.

  • – Que la Junta de Museos del propio Ayuntamiento de Barcelona fuera la encargada de la custodia, vigilancia y conservación de la colección verificando que la exhibición de los sellos se efectuara bajo la supervisión de quienes estuviesen encargados de su custodia.
  • – Los gastos de conservación y rigurosa vigilancia correrán a cargo de la Dirección General de Museos de Barcelona dependiente de esta Corporación Municipal.
  • – Finalmente añadía “Es deseo del donante que se inaugure el Museo Postal precisamente el próximo “Día del Sello” (12 de octubre de 1954) y que anualmente en ese día se conmemore la fundación del Museo y la referida donación”.

Inútil decir que llegó ese 12 de octubre de 1954 y no sólo no se celebró la ansiada inauguración sino que el propio Ayuntamiento todavía no había aceptado la donación.

 

 LA IMPERTÉRRITA VOLUNTAD DE MARULL

Pese a que las esperanzas dadas a Marull se vieron frustradas, él no desistió. Su decidida voluntad era que Barcelona tuviera un Museo Postal a partir de la donación de su colección y siguió con sus gestiones.

Marull entendió que si tan difícil era la mera aceptación de su obsequio a la ciudad, su mantenimiento iba a ser, por lo menos, igualmente difícil. Por ello buscó otra institución que fuera la garante del futuro si un día finalmente se lograba crear el museo.

El 4 de julio de 1955 se dirigía por carta a D. Manuel Gálvez de Madrid en los siguientes términos:

“Apreciado amigo:

Enterado de que se proyecta la creación de una “Academia Filatélica”, la redacción de cuyos Estatutos ha sido encomendad a Vd., le agradecería tuviese a bien manifestarme cual es la finalidad de la misma, y en el caso de estar ya redactados, si pudiera facilitarme una copia mediante el pago de su importe.

Como Vd. no ignora tengo el propósito de ceder mi colección de sellos a la ciudad de Barcelona y desearía que una entidad competente que bien pudiera ser la referida “Academia Filatélica” vigilase su conservación y el cumplimiento de las cláusulas convenidas con el Ayuntamiento.

Rogándole perdone la molestia que le ocasiono y con gracias anticipadas quedo como siempre afmo. s. s.y amigo”

Por fin los esfuerzos y anhelos de Marull obtendrían su fruto en 1956, según recoge el Acta de Donación que firman, por una parte el Alcalde accidental del Ayuntamiento de Barcelona Don Antonio Segón Gay y por la otra el propio Don Ramón Marull el día 3 de febrero de 1956. Dicha Acta fue protocolizada en escritura pública en la notaría de D. José María Faura Ubach con el nº 189 una semana después, el día 10 de febrero de 1956.

En la referida Acta de Donación se recogen diversas cláusulas de la que la novena merece que la destaquemos aquí:

“El Excmo. Ayuntamiento entregará al “Círculo Filatélico y Numismático de Barcelona” y luego cuando se haya creado la proyectada “Academia Filatélica” en[ii] Barcelona bajo este nombre u otro o Delegación aquí si radicase en Madrid, una certificación de la presente Acta a fin de que, enterados de sus disposiciones y por sus estudios y competencia, procuren el exacto cumplimiento de las mismas”

Es cierto que se había dado el paso más importante, pero no piensen que fuera definitivo. Todavía tuvieron que transcurrir tres años y medio hasta que el Museo Postal de Barcelona abriera sus puertas al público en el Palacio de la Virreina, siendo inaugurado el día 28 de septiembre de 1959 por el Excmo. Sr. Alcalde de Barcelona D. José María de Porciones Colomer.

Más adelante, hacia finales de los 70 y principios de los 80 la Dirección General de Correos, a través de su secretario general Manuel Tomás Espinosa fuerza el cambio de nombre del Museo por entender que la denominación “Museo Postal” sólo es patrimonio de Correos. Pese a la más que discutible argumentación pasó a denominarse “Gabinete Postal”.

El Plan de Museos de 1984 definió una nueva política museística y trasladó el patrimonio del Gabinete Postal al Palacio de Pedralbes para, de esta forma, permitir que el palacio  de la Virreina, se convirtiera en sede de la Concejalía de Cultura dos años más tarde.

Durante los últimos veinte años, y así continúa todos los fondos del originario Museo Postal han sido hurtados al uso público, almacenados no se sabe dónde y violando la voluntad de los donantes particulares, el primero de ellos Marull, que cedieron sus propiedades con la finalidad de su exposición permanente al público.


[i] Ramón de Marull Huguet nació en Barcelona el año 1877 comenzó a coleccionar sellos a los 8 años recuperándolos de la correspondencia comercial en la empresa de su padre. Tras la disolución de la Sociedad Catalana de Filatelia de la que era miembro, participó como socio fundador y benefactor de la Sociedad de Filatelistas. Una disensión en esta sociedad que condujo a la fundación del Círculo Filatélico y Numismático de Barcelona, le llevó a apartarse de la vida activa de las sociedades filatélicas. Años más tarde sería nombrado socio de honor del Círculo Filatélico de Barcelona. Fallecería pocos años después de inaugurarse el Museo Postal de Barcelona.

[ii] El Círculo Filatélico de Barcelona, hoy “Cercle Filatelic” tiene sus actividades sumidas en un profundo sopor pese al entusiasmo de un muy reducido número de sus miembros. No consta que el Ayuntamiento haya entregado la citada certificación a la sociedad en ningún momento a lo largo de estos más de 50 años transcurridos.

La “Academia Filatélica” fue creada en Barcelona, tras reiteradas el rechazo oficial a las solicitudes formuladas por la poca proximidad ideológica al régimen franquista de alguno de sus impulsores. Recibió finalmente la aprobación el 27 de mayo de 1977 con el nombre de ACADEMIA HISPÁNICA DE FILATELIA DE BARCELONA. A finales de siglo una reforma estatutaria eliminaría  del nombre la mención “DE BARCEDLONA” y recientemente se añadiría el título de REAL tras la aprobación del mismo por parte del rey Juan Carlos I.

Por supuesto tampoco en los registros de la Academia jamás ha entrado ninguna comunicación del Ayuntamiento de Barcelona sobre el Museo Postal.

Debemos entender que a la municipalidad barcelonesa nunca le ha interesado que hubiese ningún árbitro o juez que valorara sus actuaciones al respecto.