Perder la dentadura

por

 

La huella del falsificador 018

Publicado en El Eco Filatélico y Numismático

 

Que un sello conserve todos sus dientes y los tenga equilibrados, es decir que el sello esté centrado es algo importante que redunda en su valor. Cuanto mejor centrado esté y mayor perfección ofrezcan sus dientes, mejor cotización, al menos en los ejemplares antiguos cuyas perforaciones se realizaban con máquinas rudimentarias de escasa precisión.

Pero esas mismas piezas, cuya emisión ha sido prevista con perforaciones entre los ejemplares de la hoja para permitir su fácil recorte manual, cuando aparecen sin dientes, pueden tener un valor muy superior. La razón es obvia: son una excepción a la regla general, por consiguiente escasos y en ocasiones muy raros.

La pérdida de la dentadura es un grave problema en los mamíferos, pero a diferencia de ellos no ocurre lo mismo en los sellos. Si se consigue dejar un sello sin dientes y pareciendo no haberlos tenido jamás, se revalorizará. Eso lo sabe muy bien el falsificador que utilizará uno de estos caminos:

1.- Reparar con pasta de papel la pieza añadiendo amplios márgenes al sello o incluso uniendo dos sellos sueltos para formar una pareja sin dentar, o

2.- Coger unas tijeras o una guillotina, sin más ni más, y cortar los dientes a un sello total o parcialmente dentado.

Veamos un ejemplo de este último proceder.

 

Sellos “pudieran” ser sin dentar, pero que “imposible” poderlo demostrar.

Puede parecer ridículo recortar los dientes a un sello y pretender que alguien crea que originalmente era sin dentar. Pues en ciertos casos, no. En la figura 1 se reproducen los valores más altos (4 y 10 pesetas) de la serie de Ferrocarriles, aparentemente sin dentar, y que no hace mucho llegaron a ser certificados como tales:

 

fig.1

En los sellos clásicos españoles el dentado es del tipo denominado “peine” por la forma que tienen los punzones que efectúan las perforaciones. En la figura 2 podemos ver como seria la primera perforación del peine y en la figura 3, la segunda que completa el dentado de la primera columna de sellos de la hoja.

 

Figura 5Fig.2.- Sellos auténticos

En la medida que el peine se desplace más o menos a la derecha en esa segunda perforación, los sellos de la primera columna resultarán más o menos anchos. Quiere ello decir que la altura del sello siempre será fija y estará determinada por las dimensiones del peine. Sin embargo la anchura podrá ser variable en función de la falta de precisión con la que funcione la máquina perforadora en el desplazamiento lateral del peine.

Si queremos demostrar que un sello clásico dentado es realmente sin dentar, es preciso comprobar su altura. Aunque tenga grandes márgenes horizontalmente, eso no nos demuestra nada, ya que pueden deberse a un desplazamiento anómalo del peine, lo que llamamos los filatélicos un “salto de peine”. Por el contrario, si la altura de los sellos supera la distancia entre los dentados superior e inferior, no cabe duda que el sello es sin dentar.

fig.2 y 3No ocurre lo mismo cuando el dentado es de línea; es decir, cuando las perforaciones se hacen línea a línea. Primero las horizontales y luego la verticales, o a la inversa.  En este caso el tamaño del sello puede variar tanto horizontal como verticalmente. Las figuras 4 y 5 reproducen sellos de tamaño muy distinto de los valores altos de la serie de Ferrocarriles. De hecho, si se les recortaran los dientes a  los sellos de la figura 5 podrían parecer ejemplares sin dentar y con márgenes superiores a los falsamente sin dentar de la figura 1.

La figura 6 nos muestra un magnífico bloque de cuatro del 10 pesetas recientemente ofertado en una subasta de Filatelia de Barcelona:

 

Figura 6 y 7

Ese bloque podría haber resultado dentado de otra forma dada la imprecisión con las que se desplazaban las líneas de punzones de las máquinas perforadoras que tenía la Fábrica Nacional del Sello por aquella época. Un ejemplo de cómo podía haber salido perforado nos lo muestra la figura. Ahora recortemos el primer sello del bloque y veamos el resultado en la figura 7.

Finalmente, si recortamos el primer sello de ese bloque imaginario, obtendríamos un sello aparentemente con todas las garantías de ser sin dentar dados los amplísimo márgenes que tiene. Pero sería un error creerlo.

Figura 8Fig. 8 -Sello recortado del bloque de cuatro.

De nuevo vemos que las apariencias nos pueden llevar a error. Y en este caso la verdad es que tiene poco perdón, porque de la serie de Ferrocarriles no se conocen más que ejemplares sueltos “sin dentar” porque se les han recortado los dientes. Por eso la primera vez que Gálvez catalogó algunos valores de esta serie decía que sólo se conocían ejemplares sueltos. Nunca se ha podido ver un bloque sin dentar de ningún sello de la emisión. Por ello, aunque las existencia de sellos sin dentar de la emisión de Ferrocarriles, como de cualquier otra, es posible, resulta imposible probar que ninguno de los que conocemos lo sea.

En su monumental obra sobre las emisiones del siglo XX, Álvaro Martínez-Pinna ya reproducía diversos valores vendidos como ejemplares sin dentar en algunas subastas. Pero concluía que en todos los casos se trataba de ejemplares dentados y manipulados.

Si no prestamos atención, estamos alerta y recordamos las lecciones de nuestros maestros, todavía podemos caer de patitas en el error.