2014, Fue noticia — 29 de mayo de 2014

Una pieza única de Filipinas

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La pasada subasta de Iberphil tuvo un protagonista que destacó con luz propia: el lote 2174 (fig 1) que, lógicamente, presidía la portada del catálogo.

El lote en cuestión es una carta de Filipinas fechada en 1864. Su precio de partida fue 3.750 €, pero pronto se revelaría como una valoración extremadamente baja ya que los compradores comenzaron a pujarla con firmeza hasta alcanzar la nada despreciable cantidad de 16.000 €  (19.200 € si sumamos los derechos de subasta o, lo que es lo mismo, 26.150 dólares).

Comencemos por describir, aunque sea de forma somera, esta formidable carta. Carece del texto interior, pero la anotación de archivo de su destinatario indica que fue escrita el día 20  de febrero. Estaba dirigida a San Gabriel y tiene estampado en el frente el fechador de llegada a Manila el 26 de febrero.

Fig 1 lote 2174 web

1864 Carta a San Gabriel (lote 2174 de la subasta Iberphil)

Identificar y ubicar cada uno de los parajes a los que hace referencia la carta precisa un análisis atento.

  1. Masinloc. Era “un  pueblo con cura y gobernadorcillo en la isla de Luzón, provincia de Zambales (…) en la costa occidental de la isla, defendido de los vientos del N.F. por la cordillera de los montes Zambales”[1] . Por aquella época recibía la correspondencia de la cabecera de la provincia  una vez a la semana.
  2. Zambales. Era en la época y sigue siendo en la actualidad la provincia más occidental de la Isla de Luzón, situada en la zona central. Tenía por cabecera la oblación de Iba.
  3. San Gabriel. La carta está dirigida a San Gabriel; pero ¿a qué San Gabriel se refierBuzeta cita un San Gabriel barrio del pueblo de Narvacán en la provincia de Ilocos Sur. Y también otro barrio, este de Macaveve en la provincia de Pampanga. Ambas hipótesis debemos descartarlas ya que si uno de ellos hubiese sido el destino de la carta se hubiera tenido que indicar el nombre de la población (Narvacán o Macaveve).
    Así mismo el propio Buzeta, en su diccionario geográfico, cita como lugares señalados de Manila la iglesia de San Gabriel y el baluarte de San Gabriel. Dos opciones que también debemos destacar por cuanto en ambos casos se trata de construcciones que, no era lógico constituyeran un destino por sí mismas para la entrega de una carta si no se acompañaba la indicación de la población a la que pertenecieran.
    Es fácil incurrir en el error si sólo consideramos la toponimia actual, porque existe un municipio de cuarta categoría y más de 16.500 habitantes con el nombre de San Gabriel en la provincia de la Unión. Esta posibilidad también la debemos rechazar porque su fundación data de 1906. No existía cuando la carta circuló en 1864.
    Quien parece responder a la realidad es el barrio de San Gabriel de Manila. Se trata del “pairan”[2] que Luis Pérez de Dasmariñas mandó construir el año 1595 con ese nombre extramuros de la ciudad[3]. Se integró en el pueblo de Binondo en el corregimiento de Tondo. Actualmente es uno de los dieciséis distritos que conforman la ciudad de Manila. No se trataba de un barrio formado exclusivamente por chinos ya que también vivían allí españoles y filipinos.
  4. Santa Cruz. El propio matasellos de la carta nos dice que pertenecía a  la provincia de Zambales. Era un pequeño pueblo situado unos 40 kilómetros al norte de Masinloc.
Fig. 2 Nota manuscrita de archivo

Fig. 2 Nota manuscrita de archivo

Una vez conocidos y ubicados en el mapa cada uno de esos lugares nos asalta una duda. Si hacemos caso a la anotación de archivo la misiva fue escrita en Masinloc ¿Cómo puede ser que salga de ese lugar, se traslade a Santa Cruz a 40 kilómetros al norte donde la matasellaron y luego retroceder por el mismo camino para dirigirse al sur hacia Manila?

La explicación es sencilla a la luz de la correspondencia del archivo de José Rodríguez de la Vega. De las 10 cartas conocidas con matasellos “ZAMBALES/Tribunal de/ …” 8 tienen matasellos de Masinloc y únicamente dos de Santa Cruz. Es fácil presumir que el remitente viviera en Masinloc por cuanto era más importante que Santa Cruz y que el destinatario, que lo sabía la registrara con esa procedencia.

Hablemos ahora del matasellos. Es una marca que con un formato similar se conoce perteneciente como hemos dicho a Masinloc y Santa Cruz, pero existe un tercer modelo (aunque sólo registrado sobre sello suelto) correspondiente a Bolinao otro pueblo situado unos 70 kilómetros al norte de Santa Cruz y que por entonces pertenecía a la provincia de Zambales, si bien en 1903 fue agregado a Pangasinán.

Al profano puede parecerle que se trata de correspondencia judicial por el término “Tribunal” que leemos en los matasellos. Nada de eso. “Sabemos que en Filipinas desígnase con el nombre de Tribunal lo que apellidamos en la Península  Casa de Ayuntamiento ó Casa consistorial”[4].  “En Filipinas llámase Tribunal á la casa de la Villa ó de Ayuntamiento, como decimos en la Península”[5]

La rareza de las cartas de Filipinas

La verdad es que el coleccionista español no es consciente todavía de la rareza de las cartas circuladas con sellos de aquella época. Como texto ilustrativo reproduciremos la noticia trasladada por el Dr. Thebussem en sus célebres “Fruslerías Postales”:

“CORREO DE MINDORO. (Año de 1895.) Mucha semejanza con el de Fez, que se acaba de reseñar, guarda el Correo de la isla de Mindoro (Filipinas), en la cual existen veintinueve pueblos, algunos de 18.000 almas, además de las tribus salvajes del interior.

El servicio oficial, procedente, de la administración de Manila, consta de una expedición cada catorce días. Antes era mensual, siendo de advertir que Mindoro está separada de Luzón por un estrecho canal, y que solamente dista de Manila diez horas de vapor. La distribución de la correspondencia, remitida por la central, se efectúa milagrosamente, puesto que sin perderse un solo pliego ni un impreso, llega á su destino unas veces por mar en las canoas del indio, y otras por peatones. Suele tardar uno ó dos meses en arribar á los pueblos más distantes.

El cargo de Administrador de Correos es gratuito y anexo al de Gobernador de la provincia, sin percibir suma alguna por gastos de material, á pesar de exigirse el franqueo según las tarifas vigentes.

La correspondencia, tanto del exterior como de la cabecera ó capital de provincia, es conducida por cordillera de tribunales, ó sea de municipio en municipio, en los períodos que mejor les conviene.

Una hoja de plátano es la valija de aquellos peatones, á quienes no se abona ración ni salario, por considerarse el servicio como carga concejil, gratuita y obligatoria. El trabajo es penosísimo, pues tienen que atravesar ríos, selvas y montañas en las cuales no existen ni vestigios de sendero. Por consecuencia, no es extraño que las autoridades locales tarden en ocasiones hasta medio año en cumplir las órdenes del Gobierno. Se ha reclamado con insistencia de la Central de Comunicaciones de Manila, la dotación de un escribiente con veinte pesetas mensuales, para que ayude á despachar el servicio, y nada se ha conseguido.
(….)
La persona que tiene interés en enviar un pliego urgente, abona el flete de la canoa ó el salario del peatón, y resulta un gasto mayor que el ocasionado en España en el siglo XVI cuando se despachaba un correo á las diez ó á las veinte.

Tales son las noticias que ha tenido la bondad de comunicarme una persona muy respetable, y por cuya bizarría le quedo sumamente agradecido.”

El sello de 10 cuartos emitido en 1863

Fig. 3 Detalle del sello y su cancelación

Fig. 3 Detalle del sello y su cancelación

Poco diremos del sello ahora por no hacer demasiado extenso el comentario. Baste señalar que se trata del que el catálogo reseña con el nº 12 y el nº 15 según el catálogo Scott.

Es única la pieza que se conserva franqueada con ese valor y por lo tanto no es de extrañar que se produjera la adjudicación en 19.200 € aunque, de forma incomprensible, Edifil le atribuye una valoración de 260 €.

Felicidades a Iberphil por la venta. Con su buen hacer está reconduciendo la organización de subastas de filatelia en Madrid a un nivel que se había perdido tras el cese de las que en su día organizaban Néstor Jacob, José A. Vicenti o Ángel Láiz. Y, por supuesto, nuestra enhorabuena al comprador que ha conseguido una joya única y de gran belleza.

 


[1]  Diccionario geográfico histórico descriptivo de las Islas Filipinas” por Manuel Buzeta. Manila, 1851
[2]  Así se denominaban durante la época colonial española a las zonas en las que las autoridades españolas obligaban a vivir a los chinos de algunas las ciudades y donde se establecían las alcaiderías (mercado de sedas)  y otras mercancías con las que comerciaban los chinos.
[3]  Filipinas durante el gobierno de Manrique de Lara (1653-1663)”, Ana Mª Prieto Lucena. Publicaciones de la Escuela de Estudios Hispanoamericanos).
[4] Relato histórico de actos y hechos realizados en los últimos días de nuestra dominación por Enrique Altamira y Salcedo último gobernador en la provincia de Cagayan de Luzón”. Madrid 1902
[5]  Escenas Filipinas. Narraciones originales de costumbre de dichas Islas”. Por Francisco Vila. Madrid, 1832. Pag 46.